El Diario

de Tulio


El Can Paredes

Laura Gómez González















© El diario de Tulio

El Can paredes

Primera edición: agosto2018

ISBN

© del texto:

Laura Gómez González

© de esta edición: 2018

Tegolam Literatura S.L.

Calle Colegiata, 6 - bajo

C. P. 28012 - Madrid

www.tregolam.com

gestion@tregolam.com



Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los

apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta

obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico,

el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de

la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright.

Diríjase a gestion@tregolam.com si necesita fotocopiar o escanear algún

fragmento de esta obra.

1. HAGAMOS UN DIARIO

Querido diario:

Hoy mi madre ha llegado con un cuadernito y me ha dicho con una inusual voz aguda: «Mira, Tulio, para que escribas todas tus aventuras». Francamente no entiendo de eso. Y mi madre tampoco parece entender que no tengo pulgares. Pero ella tiene buenas intenciones.

He entendido su mensaje entre líneas. Mi vida es muy interesante como para no reportarla. Entre el desayuno y la siesta puede pasar de TODOOO: desde un torneo de dientes hasta un serio con mis hermanos.

Y lo más importante de mi día: la vigilancia. Soy el Can Paredes, el macho alfa de familia, y tengo la responsabilidad de velar por la integridad de la casa. Así que a los ruidos de la puerta roja siempre estoy alerta para ahuyentar posibles invasores con mi estruendoso ladrido.

Pero este es un trabajo duro, pues es difícil concentrarse con el «Tuliosilencio» de mi madre. Pero yo continúo con mi valerosa gestión. Porque como ya dije, soy el Can Paredes, guardián de la casa, y esa es una labor que me toma mis seis horas intermitentes de conciencia.



2. INFORME DE RAZAS

Querido diario:

Mis padres me han mostrado un informe sobre las razas caninas más inteligentes del mundo. Según el pseudomagazín, el border collie, el caniche y el pastor alemán son los más de los más.

Lo que no investiga el científico de la edición es que existimos un sinnúmero de canes que no hemos sido descubiertos, entonces su muestra es muy pequeña para tal afirmación. Puede ser posible que en la isla de Java habite un can amarillito, orejilargo, que sea capaz de multiplicar la tabla del siete, históricamente la más difícil, no para mí, evidentemente, pues si me sé la del diez, pues significa que ya pasé hace rato por la del siete.

También puede haber un crespito marmolado sueco con conocimientos en reencarnación canina, pero a quien nadie le ha dado crédito. Y por supuesto que hay un blanquito en Cali, Colombia, que ha descubierto la toxina inmovilizadora de humanos, capaz de dispersar multitudes, con especial aplicación en el sector de la defensa.

Pero no. A nosotros no nos quieren en su muestra, porque el monopolio lo tienen los pelilisos, trompa’etriángulo esos que tienen hipnotizados a los expertos con sus saltos de bailarina y sus reflejos de lince. Todo lo tienen calculado para seguir siendo los que nombran en las revistas y los que filman en las películas.

Pero este poderío pronto ha de llegar a su fin, cuando nos rebelemos contra el régimen y salgamos a marchar, la marcha más concurrida de la historia, de solo 37 metros de distancia —para evitar golpes de calor con la distancia—, la más sonora y gutural. Nuestro resoplido habrá de oírse a millas de distancia, y nuestra voz resonará para un mejor camino de las futuras generaciones.

3. POPÓ OBLIGATORIO

Querido diario:

He llegado muy bravo, furioso, poseído de nuestra salida matutina, que no es posible el trato tan indignante que he recibido en la calle, con halones, amenazas y regaños durante todo el camino.

He salido como todas las mañanas, con la rutina ya aprendida, a la misma vía, los mismos pastos y con los mismos amigos. He caminado, cuidando no pisar los desniveles que ya conozco, y he orinado la piedra, la roca narizdeldiablo y la gruta de la pared de piedras. Lo de siempre. Y he olido todos los pastos, para encontrar el punto perfecto y digno de recibir mi popis. Pero la búsqueda ha sido infructuosa y no lo he encontrado. Lo he intentado, pero no. Nada. No ha habido reacción en mi zona trasera, así que he seguido mi camino sin hacer nada de nada.

«Tuliohazpopó...». «Madre, lo siento, pero no voy a hacer, no tengo un lugar donde hacerlo».

«Tuliohazya...». «No, madre, de veras que he olido, pero no hay pasto bueno».

«Tuliométeteahí...». Y me ha halado. Así. Tal cual. Del cuello. Halado para llevarme hasta el punto que ella ha escogido. ¿Ah? «Madre nooo... Que no entro, que no quiero, que no y no».

«Tuliosinohacestequedasasítodoeldía...». «Pues me quedo así, que a mí nadie me obliga a hacer popó cuando no quiero. Que mi cuerpo no funciona así, no es que tenga un interruptor de prendido y apagado…».

«Tulioentra...». Y me ha vuelto a empujar, esta vez con la palma de sus manos puesta en mis nalgas, como si estuviera poniendo sus huellas. Pero he anclado mis patas delanteras fuertes al piso, y ella no ha podido moverme hacia adelante.

Nos hemos devuelto y en el trayecto no hemos intercambiado palabras, hemos evitado hasta vernos a los ojos. Ella dizque brava. Yo muy bravo.

Al entrar, ha gritado a pulmón herido por toda la casa, como si quisiera abochornarme... «Tulionohahechopopó».

Ya estoy trabajando en mi plan de desquite, para que nadie ose tratarme así nunca jamás. Ahora cada cinco minutos me le planto a mi madre al frente y le pongo cara de popis, y la hago salir y la vuelvo a engañar, y lo repetiré hasta la noche. O hasta que mi rabo lo permita.

4. PIYA-CAMISA

Querido diario:

Soy un fanático del buen vestir. Tengo un cajón lleno de ropa, con sombreros, sacos y hasta zapatos siliconados.

Y, para esta temporada de invierno, estoy impulsando una nueva moda, piya-camisa. Una mezcla entre pijama y camisa que puede ser usada tanto para dormir como para salir a dar un paseo con los amigos canes. Una prenda de vanguardia, contemporánea y versátil: después de dormir, sin necesidad de baño ni nada, ya estás listo para continuar con el día.

He recibido buenas críticas de bloggers de moda, quienes me han rogado por una foto con esta superprenda para tener la primicia en sus revistas de moda.

Pero como me debo a mis fans, la primicia la tienen ellos. Así que aquí va mi foto: inédita, exclusiva y única. Es bueno que mis fans la guarden porque sobre ella es que firmaré autógrafos.

5. MI LLEGADA A MI FAMILIA

Querido diario:

¿Ya sabes cómo llegué a mi familia? Mis padres me escogieron cuando era muy pequeño y fue como un caso de lástima pues estaba flaco y ojeroso, con unos incómodos huéspedes en mis tripas, lo que descubrieron después.

Cuando los vi llegar por mí, salí como un volador a jugar al patio haciendo volteretas, montándome en las piernas de mi futura madre, mordiendo los dedos de mi futuro padre para que me viera vigoroso y sano. Y el teatro fue exitoso pues me llevaron con ellos. Me metieron en una cajita plástica sobre el piso del carro; un carro que, Dios mío: no tenía aire acondicionado. Me iba derritiendo, pero no les dije nada porque me dio pena. Qué tal pues. Encima que van y me escogen y les critico el medio de transporte. O sea, desagradecido no.

El resto de la historia es aún mejor, llegué a una casa llena de juguetes y por primera vez tuve muñecos bautizados: Murci, Monstro y Rino (que, la verdad, era un elefante). Y me dieron un líquido amarillo asesino de lombrices que me dejó manchadas mis blancas barbas por una semana.

Y ya. Así llegué, descubierto por mis padres, reencontrado con los que estaban destinados a ser mis padres, agradecido por la búsqueda que hicieron.

6. PASEADOR DE PERROS

Querido diario:

Hemos salido a la calle, como todos los días, y justo cuando he estado a punto de hacer lo mío, me he despistado, es que me ha sido imposible mantenerme concentrado con el espectáculo que he contemplado: un desfile de canes de todos los colores, formas y tamaños, de buen genio y mal genio, atléticos y perezosos, flacos, gordos y fits. Y todos andando al mismo paso de un ser de mil correas.

Al principio no he entendido bien de qué se trataba, y he intentado ir a preguntar, pero mi madre me ha halado con la cuerda. «Tequedasaquí», me ha dicho. Entonces me ha tocado gritar, desde mi lado de la acera.

«¿A dónde van?», le he preguntado a cualquiera… «A la casa», me ha respondido cualquiera.

«Whaaaatttt? Qué casa tan grande», he respondido realmente asombrado.

Y de pronto una algarabía de canes, todos respondiendo a la vez: que yo no vivo con ella, que ella vive conmigo, que yo vivo al lado, que él es vecino, que son mamá e hijo, que van muy rápido, que van muy lento, que lo están halando, que está que se orina, que el blanquito debería estar en la manada... mejor dicho, se han regado estos canes.

«MiraTulioloquehiciste», me ha dicho mi madre con un airado reclamo, mientras el señor de las correas luchaba por mantener el orden de los canes. Se le han volado dos pequeños y él, con los pies, ha pisado las correas para evitar pérdidas. Y otros dos han parado el ritmo para intentar saludar a mi Eva, pero han sido cercados por los demás, y el hombre este con las manos rojas de tanto halar las correas.

«Loshasalborotadoatodos...». Y pues sí. Así ha pasado. Asumo mi responsabilidad. No he tenido la intención, pero se me ha salido de las patas, mi belleza, mi look, mis palabras, todo ha cautivado a esa manada y toda ella ha querido algo conmigo. Me ha tocado halar a mi manada para irnos de esa locura canina y permitirle al pobre señor volver a su ritmo de marcha.

7. OBREROS SOSPECHOSOS

Querido diario:

Hoy hice mi contribución a la seguridad de la ciudad. En medio de una caminata he visto un grupo de humanos reunidos alrededor de piedras y camiones grandes. Se han vestido con un uniforme oscuro y sombrero y con el rostro oculto con pedazos de tela, como quien quiere ocultar su identidad. Me ha parecido una escena rara. ¿Por qué no se muestran como son? Se visten todos igual para despistar, como hacen las cebras con sus rayas. Muy raro.