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Akal / Arte Contemporáneo / 25

Directora

Anna Maria Guasch

Javier Maderuelo

La idea de espacio

En la arquitectura y el arte contemporáneos, 1960-1989

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Diseño cubierta: Sergio Ramírez

Reservados todos los derechos. De acuerdo a lo dispuesto en el art. 270 del Código Penal, podrán ser castigados con penas de multa y privación de libertad quienes sin la preceptiva autorización reproduzcan, plagien, distribuyan o comuniquen públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, fijada en cualquier tipo de soporte.

Título original: La idea de espacio en la arquitectura y el arte contemporáneos, 1960-1989

© Javier Maderuelo, 2008

© Ediciones Akal, S. A., 2008

Sector Foresta, 1

28760 Tres Cantos

Madrid - España

Tel.: 918 061 996

Fax: 918 044 028

www.akal.com

ISBN: 978-84-460-3668-5

Para Loli Quevedo y

Simón Marchán, nuevamente.

Introducción

En el año 1990 publiqué un libro titulado El espacio raptado. Interferencias entre arquitectura y escultura, en el que abordaba un tema que entonces era poco tratado en el panorama académico y editorial en español. Afortunadamente, el libro tuvo buena acogida y se agotó en poco tiempo, sobre todo si se tiene en cuenta cómo agonizan los libros de ensayo en España. Desde entonces muchas veces me han pedido que lo reedite, pero la enorme cantidad de bibliografía que ha ido apareciendo sobre los temas allí tratados desde principios de los años noventa y, sobre todo, los cambios acaecidos en mi propia manera de afrontar el estudio de los asuntos que trataba en aquel libro me han conducido a plantear el volver a escribir de nuevo sobre escultura y arquitectura desde el punto de vista del espacio, deshaciendo todo el discurso primitivo para volverlo a armar, eliminando algunas partes, que ahora me parecen anecdóticas, y desarrollando otras que habían quedado larvadas, como es el propio concepto de espacio que desarrollo ahora en este ensayo con cierta extensión. Surge así un libro totalmente nuevo que es el que tiene ahora en sus manos.

El ejercicio no ha sido fácil, he tratado de luchar contra la inercia del tiempo, de recusar ideas consolidadas o, por el contrario, aceptar que sobre algunos aspectos no hay sustancialmente nada nuevo que decir. Creo que, junto al desarrollo de nuevos temas, la investigación debe afrontar también la revisión y puesta a punto de lo ya enunciado anteriormente, que, por lo general, no se suele agotar en su primera exploración, por acertada que ésta pueda parecer. Éste es el caso del presente ensayo.

Porque dice el refrán que «nunca segundas partes fueron buenas», quiero advertir que este libro no es una segunda parte de otro, sino la maduración de unas ideas sobre las que no he dejado de trabajar durante todos estos años, haciendo constantes aportaciones puntuales, corrigiendo desviaciones y ofreciendo nuevas visiones que he ido desarrollando y publicando a través de ensayos, artículos y conferencias.

Aunque este libro pretende recrear el espacio como tema en la arquitectura y el arte contemporáneos, la idea de espacio va a cobrar un especial protagonismo en el periodo que abarca desde los primeros años sesenta hasta finales de los ochenta, es decir, el núcleo central abarca unos treinta años. Pero, como es lógico, de vez en cuando he de volver atrás en el discurso con el fin de exponer fenómenos y antecedentes, lo que me ha llevado a introducirme en temas que corresponden a décadas e incluso a siglos anteriores sin los cuales se haría ininteligible la comprensión de lo que pretendo explicar.

También, aunque en el título del libro me refiero a «la arquitectura y el arte contemporáneos», el esfuerzo por analizar el papel del espacio en las artes se ha centrado en la escultura y sus desbordamientos, de manera que se establece aquí una especie de dialéctica entre el espacio arquitectónico y el escultórico, rastreando los ricos márgenes que se han generado en los límites de ambas disciplinas y que han dado origen a otros nuevos géneros en los que lo espacial aparece como una de sus características más definitorias.

Sin pretender llegar a hacer una «historia de la cultura» de una época o momento determinado, en este ensayo he intentado superar las metodologías al uso en historiografía del arte así como los conceptos preestablecidos sobre las «distintas» artes para, sirviéndome de ideas y acontecimientos filosóficos, artísticos, musicales, literarios y arquitectónicos, trazar un perfil del ambiente cultural que se respiró en Occidente tras la Segunda Guerra Mundial. Para ello me sirvo de un hilo conductor, de «la idea de espacio».

Aunque este libro surge porque existen unas obras que han sido realizadas en unos años concretos y poseen unas características muy determinadas que ponen en evidencia de qué manera se comprende, aprecia y asume el espacio y sus cualidades durante ese periodo de tiempo, pretendo superar la mera enumeración y descripción de dichas obras, tal como se conforman con hacer muchos historiadores del arte contemporáneo, para ofrecer, más bien, un marco de relaciones que permita comprender las intenciones y voluntades de los artistas desde las inquietudes y el ambiente intelectual que surgieron en los años sesenta.

En ningún momento he pretendido agotar temas, por el contrario, la idea que ha animado la elaboración de este libro ha sido la de ofrecer pistas para quienes quieran seguir recorriendo estos caminos e ir más allá, de aquí la profusión de notas a pie de página y la extensa bibliografía que se ofrece al final del texto.

Tal vez, la mejor alabanza que recibió El espacio raptado fue la de que con él había logrado transmitir el ambiente de una época, frente a los fríos estudios que se basan en los datos bibliográficos o en la reflexión filosófica, por lo general, ajenos a la experiencia directa del autor. Creo que ese elogio se debe a que, en buena medida, los años y las experiencias sobre los que escribo coinciden vivencialmente con la etapa en que me formé como artista, como arquitecto y como crítico de arte. Si bien he alterado sustancialmente los contenidos de aquel primer libro, he intentado mantener esa idea de reflejo del «ambiente» de una época, así muchas de las situaciones y reflexiones aquí descritas se entrelazan con mis propias experiencias personales y reflejan la manera como las fui asimilando según fueron llegando a España o según las conocí de manera directa. Con estas experiencias he ido formado mi criterio y mi personalidad, escribiendo este ensayo los he reafirmado.

A pesar de intentar reflejar una cierta «historia cultural», por la extensión lógica que debe tener un ensayo que trata sobre un tema tan concreto y abstracto como el espacio en las artes, no me voy a poder referir a los acontecimientos sociales, económicos o políticos que condujeron y marcaron la intención de las ideas estéticas y artísticas, y de las que éstas son reflejo fiel. Por eso, en esta introducción quiero afinar más y señalar una fecha, 1968, alrededor de la cual giran los principales acontecimientos sobre los que voy a tratar. En ese año llegan a su apogeo el pop art, el arte conceptual, el minimal art, la International Situationniste y, también en ese año, se producen las primeras manifestaciones de los earthworks, el land art y el arte povera[1]. En el campo del pensamiento, dos textos críticos pueden servirnos de referencia: Les mots et les choses (1966), de Michel Foucault, y La Société du spectacle (1967), de Guy Debord[2]. Del segundo de los dos autores comentaré algunos aspectos en el capítulo séptimo de este libro, pero deseo recordar ahora que Foucault, representante de un cierto escepticismo ante la deriva de la humanidad, advierte al final de su libro que «El hombre es una invención cuya fecha reciente muestra con toda facilidad la arqueología de nuestro pensamiento. Y quizá también su próximo fin»[3]. Ambos libros resultarían premonitorios de los acontecimientos que se desarrollaron en los meses inmediatos, sobre todo de la idea de que las edades del hombre tocaban a su fin, como se puso de manifiesto en 1968, fecha que será recordada en la historia de la humanidad como el año en el que los estudiantes se rebelaron contra el gobierno francés, dando origen en París a una revuelta saldada con la certificación del fin de la utopía.

Aquellos acontecimientos, como los del arte, no fueron aislados. Alrededor de 1968 se produjeron algunos hechos que sólo citaré aquí a título de inventario, tales como el apogeo de la guerra del Vietnam, que soliviantó a los estudiantes de más de treinta países, conduciendo a la formación de movimientos revolucionarios y a las brutales represiones por parte de la Guardia Nacional en la universidad de Berkeley (febrero a octubre, 1968); a la Guerra de los Seis Días con la anexión del Sinaí (junio, 1967), al asesinato del Che Guevara en Bolivia (octubre, 1967); a la toma de Praga por las tropas del Pacto de Varsovia (agosto, 1968); a la muerte a tiros de cuatrocientos estudiantes en la Plaza de las Tres Culturas de la ciudad de México (octubre, 1968); periodo que tiene su contrapunto en el paseo iniciático y televisivo de un hombre pisando la Luna (junio, 1969). Aunque no me referiré a los mencionados acontecimientos en el presente libro, necesito recordar ahora, antes de comenzar, que estuvieron presentes en el inconsciente colectivo de la época y, por ello, deberán estarlo también en el del lector.

***

Este libro es el producto de más de veinte años de sedimentación de conocimientos y experiencias que han sido provocados e incentivados por muchas personas que, a lo largo de todos estos años, me han estimulado con sugerencias y me han obligado a estudiar y trabajar por medio de invitaciones a participar como ponente en cursos y seminarios, así como de encargos para escribir textos. Han sido tantos los compañeros y amigos que me han ayudado que no los puedo nombrar a todos ahora cuando quiero expresar mi agradecimiento por el apoyo y la ayuda recibidos, pero tengo deudas muy particulares con Simón Marchán Fiz, que me animó a hacer una tesis doctoral sobre los temas que trato aquí y que, desde entonces, ha estado siempre muy próximo, estimulando y animando mi trabajo, de la misma manera que lo han hecho también Antonio Gallego, Francisco Calvo Serraller, María Luisa Martín de Argila, Carlos Esco, Teresa Luesma, José Capa, Fernando Gómez Aguilera, Manuel García Guatas y Marga Paz. Muy particularmente he de agradecer el apoyo y la ayuda inestimable de Maysi Veuthey, que tuvo la paciencia de leer, revisar y corregir el manuscrito del primer libro, que lo ha hecho, después, con los siguientes y que lo ha vuelto a hacer también con éste.

Entre las instituciones que me han ayudado en este periplo quiero mencionar a la Fundación Juan March, al Círculo de Bellas Artes de Madrid, a la Diputación de Huesca, a la Fundación César Manrique, a la Asociación de Amigos del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y al CDAN-Fundación Beulas.

[1] La importancia simbólica del año 1968 se ha puesto particularmente de manifiesto en la exposición titulada Circa 1968, comisariada por Vicente Todoli, con la que se inauguró el Museo de Arte Contemporáneo de la Fundación Serralves de Oporto, en junio de 1999.

[2] Michel Foucault, Les mots et les choses. Une archéologie des sciences humaines, París, Gallimard, 1966 [ed. cast.: Las palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas, Barcelona, Planeta-De Agostini, 1985]; Guy Debord, La Société du spectacle, París, Buchet-Chastel, 1967 [ed. cast.: La sociedad del espectáculo, Valencia, Pre-textos, 1999].

[3] Michel Foucault, Las palabras y las cosas, cit., p. 375.