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Akal / Historia del mundo / 51

Sagrario Fermosel Díaz

Carlos V

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Historia del mundo

Serie Historia de España

Director: Miguel Morán Turina

Cubierta: El emperador Carlos V en la batalla de Mühlberg, cuadro pintado por Tiziano en 1548.

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© Sagrario Fermosel Díaz, 1994

© Ediciones Akal, S. A., 1994

Sector Foresta, 1

28760 Tres Cantos

Madrid - España

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www.akal.com

ISBN: 978-84-460-4142-9

 

 

1. La época de Carlos V: entre el Medievo y el Renacimiento

La figura de Carlos V, cronológicamente situada en la primera mitad del siglo xvi, aparece en una Europa donde se están dando cambios que nos permiten observar el paso del mundo medieval al del Renacimiento. Pero este proceso de cambio no se da de forma uniforme en todo el territorio europeo, pudiendo diferenciarse entre Europa Occidental y Europa Central.

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Carlos V representado como Carlomagno, imágen del imperio universal. El grabado procede de la Biblioteca Universitaria de Viena.

Las transformaciones de Europa Occidental conducen a la formación de las monarquías nacionales, donde el príncipe acumula todo el poder en sus manos. Estos estados modernos, que podían disponer libremente de los recursos del reino, contaron con unos funcionarios preparados y eficaces y un ejército permanente.

Tampoco podemos olvidar los cambios de mentalidad. Frente a un mundo medieval donde lo importante era pertenecer a un grupo social, ahora se valora el individualismo; el hombre aparece como centro y medida de todas las cosas y ya no se organiza el mundo en torno a la figura de Dios. Para los hombres del Renacimiento cobran gran importancia los factores culturales, en estrecha conexión con los políticos. Todo este nuevo pensamiento se recoge bajo el nombre de Humanismo.

Europa Central, por el contrario, se mantiene dentro de las estructuras medievales, y los nobles siguen manteniendo en sus manos gran parte del poder político, que todavía no estaba asociado de modo predominante con el dinero; el poder era allí más personal y debía manifestarse con un séquito numeroso de fieles y ornamentos preciosos. Los nobles tienen sus propios ejércitos y sus propios vasallos, ejercen justicia en sus territorios, cobran impuestos y tienen derecho a recibir prestaciones personales; como dueños de gran parte de la tierra tienen a su vez gran poder económico. Además, desde el punto de vista de las mentalidades se siguen manteniendo con todo su vigor las ideas medievales que giran en torno a Dios y a la influencia de la Iglesia.