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FERNANDO ZERTUCHE MUÑOZ

nació en la Ciudad de México en 1936. Licenciado en derecho por la UNAM, con estudios de posgrado en metodología histórica en El Colegio de México, ha desempeñado diversos cargos en la administración pública, como oficial mayor y subsecretario de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social; presidente de la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje, secretario general del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), y director general del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA). Fungió como consejero ciudadano y secretario ejecutivo en el Instituto Federal Electoral (IFE).

Es autor de más de diez obras de análisis histórico, social y político con énfasis en la Revolución mexicana y sus protagonistas, entre las que destacan Fuentes de la historia contemporánea. Periódicos y revistas (1965), La primera presidencia de Benito Juárez (1971), Francisco J. Múgica (1987), Los principales protagonistas de la Revolución mexicana (1987), Ricardo Flores Magón. El sueño alternativo (1995), Luis Cabrera. Inteligencia opositora (1998) y El proceso liberal y las Leyes de Reforma (2011).

Vinculado con su actividad de investigación y docencia, ha sido catedrático de la UNAM, la Universidad Femenina de México e investigador en El Colegio de México. Representó a nuestro país ante la Organización Internacional del Trabajo.

VIDA Y PENSAMIENTO DE MÉXICO


JAIME TORRES BODET

FERNANDO ZERTUCHE MUÑOZ

Jaime Torres Bodet

REALIDAD Y DESTINO

Fondo de Cultura Económica

Primera edición (FCE), 2017
Primera edición electrónica, 2017

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contraportada

ÍNDICE

Con la plenitud de mi amor a Marta, mi esposa,
compañera de vida; y a mis nietas Ximena,
Arantza, Isabel, Victoria, Emilia y Lucía.
También a mis nietos Juan Patricio y Fernando.

Veré con sus ojos.

NOTA PRELIMINAR

El olvido ha cubierto a Jaime Torres Bodet. Su nombre, figura, afanes y obras están desvanecidos en el recuerdo de los mexicanos. Hace tiempo, instituciones académicas —El Colegio Nacional, El Colegio de México y la Universidad Nacional Autónoma de México— emprendieron la realización de foros, ciclos, conferencias o aportes escritos relativos al destacado personaje. Después, únicamente autores de tesis profesionales y libros que examinan algún aspecto de Torres Bodet han dirigido la mirada hacia él.

Su transformación en una delgadísima sombra cumple la sentencia de Antonio Caso, admirado y admirable maestro de inicios del siglo XX mexicano: “el tiempo, invencible e indiferente, a todos da razón y a todos desengaña”.1 Los motivos son múltiples, y empiezan con el desdeño oficial sobre el pasado inmediato y la discreción de Torres Bodet para hacer público su carácter de protagonista de realizaciones memorables. Su pertenencia al grupo de los Contemporáneos, integrado por tan relevantes escritores, ocultó sus obras y dispersó el aprecio público. Por otro lado la variedad de sus textos, los múltiples géneros literarios que cultivó, han impedido que se reconozca su preeminencia como poeta, ensayista o narrador.

Situaciones semejantes han sido compartidas en nuestro país por intelectuales, ideólogos, revolucionarios y funcionarios que pretendieron, mediante instituciones o movimientos, transformar la cultura nacional. Jaime Torres Bodet no es solitario ejemplo del desconocimiento generalizado, pero realizó, emprendió o propuso valiosas obras de tan diversa índole que justifican la pretensión de recordarlo.

El género biográfico es discutible, como Torres Bodet lo expresó en su juventud, porque contiene “una voluntad pedagógica intolerable”;2 también Jorge Luis Borges, a su manera, combatió los propósitos de los biógrafos: “que un individuo quiera despertar en otro individuo recuerdos que no pertenecieron más que a un tercero es una paradoja evidente”.3

Advertido de esos riesgos tan claramente señalados, emprendí la investigación acerca de los acontecimientos y sucesos de la vida de Jaime Torres Bodet. Cada tema estudiado se convertía en un extenso territorio, y cada decisión incluía las circunstancias del momento, del entorno en el cual se producía. Consecuentemente, abandoné la pretensión de redactar una obra exhaustiva, a cambio de un relato veraz, que excluyera —hasta donde es posible— mis opiniones, simpatías o diferencias. Considero que una fórmula valiosa para cualquier biógrafo es impedir su presencia en la narración pretendida.

Desde luego la disposición, intensidad y relevancia de los asuntos tratados en el texto biográfico implican una jerarquización personal, conducida por las Memorias del propio Torres Bodet, que ofrecieron sitio a los eslabones de su destino. Las labores de investigación realizadas se extendieron en forma plena, por lo cual cada afirmación del relato está fundamentada en documentaciones fehacientes y valederas. Conforme a mis tendencias profesionales y mis prácticas, no incorporé sucesos ni actitudes imaginarios que desdijeran la solidez del recuento.

A pesar de esa actitud respetuosa, este libro nace de mis convicciones respecto de Jaime Torres Bodet: su inteligencia y cultura superiores; la educación cartesiana que recibió, para disfrutar de cualquier derecho sólo después del cumplimiento de las obligaciones; la creación de perdurables instituciones educativas, culturales e internacionales; el alejamiento de una vocación poética esencial ante su carrera de servidor público, así como los destellos de su vida privada.

Resuenan en mí las afirmaciones de Torres Bodet y de Borges. Pretendí evitar por ello el impulso pedagógico y la evocación de sentimientos ajenos, para entregar a los lectores un reencuentro con la vida de un mexicano que aspiró, desde los momentos iniciales de su existencia, a cumplir con su deber y lo convirtió en su realidad y destino.