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Errores, reniegos e irreverencia. Los delitos de palabra y su significado en el tribunal inquisitorial de Cartagena de Indias, 1610-1660

 

Resumen

A lo largo de sus más de dos siglos de presencia en suelo americano, el tribunal del Santo Oficio se ocupó del proceso de una considerable variedad de crímenes cometidos en contra de la fe católica de la época, abarcando sus intereses desde el pensamiento heterodoxo profundamente disidente, hasta las infracciones menores cometidas por los mismos católicos que no actuaban sistemáticamente en contra de la religión. Esta obra, enmarcada en los primeros cincuenta años de la actividad inquisitorial cartagenera, explora una de las manifestaciones más frecuentes de estas faltas menores a lo largo de la época estudiada: los delitos de palabra (blasfemia, reniegos y proposiciones erróneas); infracciones cometidas en ocasiones puntuales y concretas que no implicaban un rechazo permanente al catolicismo, pero que a pesar de no revestir mayor gravedad, llegaron a constituirse como una de las más relevantes ocupaciones de la institución durante el periodo estudiado. A través del estudio interpretativo de las actuaciones de las partes involucradas en el proceso de estos delitos (el tribunal, los procesados y sus acusadores) se establece qué significación tenían estos crímenes dentro de la sociedad de su tiempo, a la vez que se realiza una aproximación al funcionamiento efectivo del tribunal en el proceso de estas causas, revelando que a pesar de la leyenda que inevitablemente la rodea, la Inquisición Española presentó ciertos matices que resulta importante conocer.

Palabras clave: América siglo XV, fe católica, Santo Oficio, tribunal, religión, blasfemia, Cartagena de Indias, Inquisición, España, adoctrinamiento.

 

Errors, Apostasy and Irreverence. Speech Crimes and their Significance at the Inquisitorial Tribunal in Cartagena de Indias, 1610-1660

 

Abstract

Over the course of its more than two centuries on the American continent, the Tribunal of the Holy Office of the Inquisition tried the perpetrators of a considerable variety of crimes committed against the Catholic faith of the time, ranging from heterodox and profoundly dissident thought to minor infractions committed by followers of the Catholic religion who had by no means acted systematically against it. This work, which focuses on the first 50 years of the Inquisition in Cartagena, explores one of the most common manifestations of these minor offenses over the period studied: speech crimes ranging from blasphemy to apostasy and “erroneous” propositions. These infractions were committed at specific moments and did not indicate any long-standing rejection of Catholicism. Although they were not grave offenses, however, they came to constitute one of the principal focuses of the institution at this time. Through an interpretive study of actions by the parties involved in processes relating to these crimes (the Tribunal, the accused, and their accusers) this text establishes the meaning of these crimes within society and outlines the methods of the Tribunal in trying these cases, revealing that despite the many legends associated with the Spanish Inquisition, certain more subtle aspects of its operations are also important to understand.

Keywords: 15th century South America, the Catholic faith, the Holy Office, Tribunal, religion, blasphemy, Cartagena de Indias, Spanish Inquisition, indoctrination.

 

Citación sugerida

Vargas Valdés, Andrés. Errores, reniegos e irreverencia. Los delitos de palabra y su significado en el tribunal inquisitorial de Cartagena de Indias (1610-1660) (2017). Bogotá: Editorial Universidad del Rosario.

DOI: doi.org/10.12804/op9789587388473

 

ERRORES, RENIEGOS E IRREVERENCIA

Los delitos de palabra y su significado en el tribunal inquisitorial de Cartagena de Indias, 1610-1660

 

ANDRÉS VARGAS VALDÉS

Vargas Valdés, Andrés

Errores, reniegos e irreverencia: los delitos de palabra y su significado en el tribunal inquisitorial
de Cartagena de Indias, 1610-1660 / Andrés Vargas Valdés. – Bogotá: Editorial Universidad del Rosario, 2017.

138 páginas - (Colección Opera Prima)

Incluye referencias bibliográficas.

 

Inquisición - Cartagena (Colombia) - Siglo XVII / Religión y derecho - Colombia - Siglo XVII / Cartagena (Colombia) - Historia eclesiástica - Siglo XVII / I. Universidad del Rosario. Escuela de Ciencias Humanas / II. Título / III. Serie.

 

272.2  SCDD 20

 

Catalogación en la fuente – Universidad del Rosario. Biblioteca

 

JDA  Febrero 24 de 2017

 

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Colección Opera Prima

 

©  Editorial Universidad del Rosario

©  Universidad del Rosario,
Escuela de Ciencias Humanas

©  Andrés Vargas Valdés

 

 

Editorial Universidad del Rosario

Carrera 7 Nº 12B-41, oficina 501

Teléfono 297 02 00, ext. 3113

editorial.urosario.edu.co

Primera edición: Bogotá D.C., abril de 2017

 

ISBN: 978-958-738-845-9 (impreso)

ISBN: 978-958-738-846-6 (epub)

ISBN: 978-958-738-847-3 (pdf)

DOI: doi.org/10.12804/op9789587388473

 

Coordinación editorial:

Editorial Universidad del Rosario

Corrección de estilo: Liliana Ortiz Fonseca

Montaje de cubierta y diagramación:
Precolombi EU-David Reyes

Desarrollo ePub: Lápiz Blanco S.A.S.

 

Hecho en Colombia
Made in Colombia

 

Los conceptos y opiniones de esta obra son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no comprometen a la universidad ni sus políticas institucionales.

 

El contenido de este libro fue sometido al proceso de evaluación de pares, para garantizar los altos estándares académicos. Para conocer las políticas completas visitar: editorial.urosario.edu.co

 

Todos los derechos reservados. Esta obra no puede ser reproducida sin el permiso previo por escrito de la Editorial Universidad del Rosario.

Autor

 

Andrés Vargas Valdés

Historiador de la Universidad del Rosario. Se desempeñó como asistente de investigación en el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) entre el 2014 y el 2015. Se ha desempeñado asimismo como corrector de estilo y miembro del comité editorial de la revista estudiantil Artífícíos, publicación realizada bajo el auspicio del mismo instituto.

Agradecimientos

A mis padres, por todo el apoyo que me han brindado desde el primer momento y hasta el día de hoy, y sin el cual este texto no sería posible. Al profesor Javier Cajigas, por animarme hace varios años a dedicarme a este oficio. A la profesora Adriana Alzate, por introducirme en el mundo de la historia y haberme acompañado en el corto viaje que hasta ahora he realizado por él. Al profesor Jorge Gamboa, por dirigir este proyecto, por ser mi guía en el mundo colonial, y de quien no pasa un día sin que aprenda algo nuevo. A Juan Sebastián Ariza, Lina Garzón, Jimena Guerrero, Camilo Suárez, Angie Pacheco y Marcela Randazzo, quienes a través de sus críticas y comentarios hicieron de este texto un trabajo mucho mejor de lo que hubiera podido aspirar a ser de otra manera. A David Vargas, Milton Valencia, Sergio Fernández y Andrés Mauricio Cabrera, por haber estado presentes en los distintos puntos del camino hasta ahora, haciendo que valga la pena recorrerlo.

Introducción

El estudio de las instituciones de gobierno es en términos generales una de las perspectivas de análisis de mayor relevancia a la hora de indagar por el pasado, por cuanto permite aproximarse a las sociedades de otros tiempos a partir de aspectos tan variados como su organización, sus relaciones con el poder o su forma de entender el mundo. En ese sentido, una de las instituciones que se presta a una de las mayores diversidades en cuanto a perspectivas de análisis es el Tribunal del Santo Oficio, siendo este una fuente de valor inmenso a la hora de estudiar temas como los ­mencionados antes, ya que, al situar su interés en el ejercicio de la religión dentro de la sociedad a su cargo, tiene la ventaja de ofrecer un punto de entrada privilegiado al estudio tanto de aspectos culturales relevantes como del funcionamiento de los organismos gubernamentales con los que la sociedad tenía contacto.

Normalmente los trabajos académicos en torno a esta institución suelen centrar su atención de manera exclusiva en los procesados, los delitos o el Tribunal en sí mismo, interesándose en el primer caso por sus defensas y sus “visiones desviadas de la oficialidad”, y, en ocasiones, retratándolos indebidamente como víctimas de un sistema represor de vigilancia externa; enfocándose en el segundo caso en el estudio de las trasgresiones como tales, y finalmente situando el protagonismo en sus funcionarios, sus procedimientos o su impacto social en el tercero. Sin duda todas estas perspectivas son interesantes y pertinentes en el desarrollo de los estudios históricos, pero presentan el inconveniente de excluir a un grupo de actores fundamentales en el funcionamiento del sistema inquisitorial: los denunciantes que daban origen a los procesos.

Esta exclusión se debe probablemente a un lugar común pocas veces cuestionado, según el cual la Inquisición era un mecanismo activo de vigilancia sobre una sociedad que le padecía con temor y muy a pesar suyo, con lo que se pasa por alto que su funcionamiento dependía fundamentalmente de las denuncias que presentara la misma población bajo jurisdicción de la institución, y como consecuencia se dejan de lado las voces de quienes hacían posible la actuación del Tribunal mismo, desperdiciando así una perspectiva de análisis de considerable relevancia para problemas de estudio tales como el funcionamiento de las instituciones o la apropiación de la religión por parte de los diversos sectores de la población involucrada en las actividades del Santo Oficio.

A través del análisis del contenido y la forma de estas acusaciones es posible obtener nuevo conocimiento respecto a la apropiación de la religión por parte de los distintos sectores de las sociedades bajo la jurisdicción del Tribunal, puesto que al ser la misma población la encargada de proveer los casos para la ejecución de procesos de fe, estaba en gran medida en sus manos determinar qué ofensas eran denunciables y cuáles eran los límites de la tolerancia ante los diversos niveles de heterodoxia presentados dentro del marco del catolicismo español de la época.

Por estas razones centré mi atención inicialmente en las denuncias realizadas ante el Tribunal de Cartagena, con el fin de establecer qué interpretaciones novedosas sobre la religión y la institución podían surgir a partir del estudio de estos actores del proceso inquisitorial. Desde luego esta perspectiva de análisis resultaba demasiado amplia teniendo en cuenta la diversidad de delitos juzgados por la Inquisición y la imposibilidad de reducirlos todos a un modelo de comprensión común que fuera al mismo tiempo preciso, por lo que fue necesario delimitar el interés investigativo a un tipo de delito particular, más concretamente al que he denominado el delito de palabra,1 entendiéndolo como aquel que se perpetraba a través de la expresión de un determinado enunciado, sin que esto fuera secundado por una serie de prácticas asociadas o por el rechazo consciente y deliberado a la fe católica.

La elección de este tipo de delito en específico obedece fundamentalmente a dos criterios: por una parte, al no estar vinculado con prácticas contrarias al catolicismo, sino tratarse de una acción cometida en ocasiones puntuales y específicas sin que existiera una comunidad partícipe en el mismo crimen (como era el caso de las comunidades judías, por ejemplo), no presenta el problema de que los procesos se iniciaran debido a la captura de uno de sus miembros, que, una vez cedía a la presión impuesta por el tribunal, terminaba implicando a todos los demás miembros del grupo, dado que se le exigía no solo confesar su culpa sino señalar a todos aquellos que fuesen cómplices suyos en la misma infracción.2 Por otra, al tratarse de uno de los delitos de menor gravedad, se ha tendido a dejar de lado la historiografía centrada en el tema inquisitorial, llegando con frecuencia a ser despachado en pocas páginas o un par de líneas,3 a pesar de ser una de las infracciones de mayor frecuencia y representatividad, según demostraré más adelante.

Inicialmente la investigación giró en torno a preguntas como: ¿Quiénes fueron estos acusadores? ¿En qué circunstancias rindieron su testimonio? ¿Qué significaba para ellos declarar ante el Santo Oficio? ¿Qué papel jugaron en la vigilancia inquisitorial de la fe? ¿Qué aspectos relevantes de sus creencias salen a la luz a través de sus declaraciones frente al Tribunal? Sin embargo, conforme la investigación avanzaba, se fue haciendo evidente que el tratamiento del tema desde la orilla de los acusadores terminaba por ofrecer una visión incompleta de las cosas, por lo que fue necesario tener en cuenta a los acusados y al Tribunal en sí mismo para poder responder a estos cuestionamientos y, más importante aún, saber si es posible comprender de una nueva forma el funcionamiento efectivo del Tribunal, aproximándose a él desde esta perspectiva.

La temporalidad elegida para ello fueron los primeros cincuenta años de ejercicio del Tribunal (1610-1660), debido fundamentalmente a tres razones: permite sentar las primeras bases para la aproximación al tema inquisitorial visto desde este ángulo y analizar el impacto de la institución en sus primeros años de implantación; existen ya trabajos que permiten acceder a un contexto bastante amplio de las actividades inquisitoriales de esta época, haciendo más sencilla la tarea; y finalmente las actividades de los tribunales ibéricos experimentaron ciertas modificaciones en estos años, por lo que resulta interesante ver si en el caso local se dieron cambios semejantes.

Considerando que mi interés se centra en la religión vista en el caso específico de las declaraciones ante el Santo Oficio, resulta fundamental tener una aproximación a los trabajos realizados en torno a la institución inquisitorial, la cual, gracias a las complejidades propias de su funcionamiento, a su carácter “híbrido” de institución eclesiástica a la vez que real4 a su vinculación con el mundo de la creencia y las prácticas de control social, y a las mismas leyendas, lugares comunes e imprecisiones históricas que con frecuencia le acompañan, se ha prestado para la producción de una ­bibliografía muy extensa y de calidad muy variable. Debido a su considerable extensión, esta producción bibliográfica es susceptible de ser catalogada de múltiples formas siguiendo criterios coherentes que den cuenta de sus diversas aproximaciones al objeto de estudio; para este caso consideraré dos conjuntos fundamentales: el que aborda al Tribunal en sí mismo como un problema histórico propiamente dicho, y el que le emplea a manera de instrumento de acceso para llegar a temas y problemas relacionados con él (como el contenido de las declaraciones heterodoxas, el funcionamiento de las instituciones de gobierno y la actuación de sectores concretos de la sociedad ante el Tribunal, entre otros).

Dentro del primero de los grupos mencionados uno de los enfoques más importantes es el interesado por el estudio del Santo Oficio en su dimensión de institución relacionada con la sociedad, es decir que si bien concentra sus esfuerzos en la comprensión del Tribunal y su funcionamiento, no se limita a analizar sus reglamentaciones y acontecimientos destacados sino que establece un diálogo constante entre las normativas, actuaciones y funciones del Santo Oficio, y la sociedad en la que estaba inscrito. Sin lugar a dudas en este grupo el referente obligado es La Inquisición española. Una revisión histórica,5 del británico Henry Kamen (2004), obra centrada en el siglo XVI en la que se da cuenta del asenso del Tribunal desde sus orígenes en la lucha contra el criptojudaismo6 hasta la expansión de su jurisdicción a diversos aspectos de la vida religiosa de los cristianos viejos, junto con sus actuaciones en otros aspectos sociales relacionados de manera indirecta con las prácticas y creencias católicas (como las separaciones raciales, el control sobre la producción científica y la utilización del mecanismo inquisitorial para servir a fines políticos concretos). En la misma dirección puede ubicarse el libro de Bartolomé Bennassar (1984), Inquisición española: poder político y control social, el cual retoma la mayoría de los temas tratados por Kamen, con la ventaja de abarcar un periodo más amplio y de realizar análisis concretos de algunos tipos de delito en específico (como los crímenes de palabra o las prácticas sexuales prohibidas), además de enfrentarse satisfactoriamente con algunos postulados aislados –aunque importantes– del ya referido trabajo de Kamen.7 Del mismo modo cabe mencionar el muy completo estudio dirigido por Joaquín Pérez Villanueva y Bartolomé Escandell (1984), en el que se abarca la historia del Tribunal tanto en la península como en América, y el trabajo de Jaime Contreras (1997) sobre el mismo Tribunal.

Todavía dentro de esta primera categoría también se puede citar La inquisición en Nueva España, de Richard Greenleaf (1981), obra en la que se realiza un seguimiento de la actividad inquisitorial en el territorio mexicano durante el siglo XVI, iniciando con la llamada “inquisición episcopal” (versión anterior a la institución del Santo Oficio como institución oficial, en la que los obispos se encargaban de recibir denuncias e imponer castigos por faltas mayores en contra de la fe) y finalizando con la llegada y actuación del Tribunal como tal durante las últimas tres décadas del siglo en cuestión. Destaca asimismo el libro de Solange Alberro (1988), Inquisición y sociedad en México 1571-1700, en el que se hace hincapié en el estudio de los funcionarios del Tribunal,8 además de preocuparse por dar cuenta del ejercicio de la actividad de la Inquisición en escalas más reducidas (como los interrogatorios y la vida en la prisión, por ejemplo), y por tratar en detalle casos relevantes para la exposición de sus argumentos. Asimismo, como su propio título sugiere, esta obra presta especial interés al análisis de las disputas y tensiones sociales de fondo en la actividad inquisitorial novohispana,9 con lo que se ofrece un panorama bastante amplio del tema analizado, aunque al mismo tiempo incurre en el problema de no atender la mayoría los casos y delitos en que las dichas tensiones no juegan un papel determinante, por lo que con frecuencia termina presentando una imagen de la actividad inquisitorial reducida al escenario de luchas sociales más profundas, lo que si bien es un aspecto de importancia considerable, no basta para dar cuenta de la totalidad del tema.