Una guía práctica sobre astrología tibetana para progresar en el sendero del desarrollo personal

¿Qué día puede ser más favorable para realizar un cambio importante en nuestra vida? ¿Y para mudarnos de domicilio o abrir un negocio? A diferencia de lo que ocurre con la astrología europea, que hace énfasis en la descripción de la personalidad, la astrología tibetana se interesa más por el desarrollo de la vida de la persona y sus reencarnaciones. En la concepción budista, un horóscopo es como un mapa que permite leer factores del karma y hacer aportaciones que sean de utilidad, ya que si la persona tiene una idea general de que cierto día no le es favorable, puede tomar medidas preventivas. Este tipo de astrología es tan popular entre los tibetanos que incluso los médicos usan la astromedicina para determinar el mejor día de la semana para dar tratamiento al paciente.

A lo largo de las páginas de este libro, Helen Flix y Luís Gascó nos enseñan cómo podemos aplicar la astrología tibetana en nuestro día a día, para que, al conocer nuestra posible situación kármica, podamos trabajar para superar las limitaciones personales, adquirir la inspiración necesaria para aprovechar esta preciosa vida humana y alcanzar una meta espiritual.

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El destino con la astrología tibetana

Helen Flix y Luís Gascó

www.diversaediciones.com

El destino con la astrología tibetana

© 2017, Helen Flix y Luís Gascó

© 2017, Diversa Ediciones

EDIPRO, S.C.P.

Carretera de Rocafort 113

43427 Conesa

diversa@diversaediciones.com

ISBN edición ebook: 978-84-947163-1-7

ISBN edición papel: 978-84-947163-0-0

Primera edición: junio de 2017

Diseño y maquetación: Dondesea, servicios editoriales

Ilustración de cubierta: © SantiPhotoSS/Shutterstock.com

Todos los derechos reservados.

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Contenido

INTRODUCCIÓN A LA ASTROMEDICINA TIBETANA

LA RUEDA DE LA VIDA

ASTROLOGÍA ELEMENTAL

Descripción de la astrología de los elementos (Byung-rtsis)

La leyenda de la tortuga cósmica

Descripción de los cinco elementos

Relación entre los elementos

Grados de afinidad entre elementos

Los doce animales

La fuerza de los doce animales

La relación entre animales

Las cinco fuerzas individuales

Elementos y fuerzas

EL CALENDARIO TIBETANO

Cálculo de los días tibetanos

LAS NUEVE MEWAS

Descripción de las nueve mewas (bu kha gu)

Interpretaciones del mewa natal "kyeme"

Papmé o mewa del año

Interpretación del padme

Mewa del día

Interpretación de la mewa del día

LAS OCHO PARKHAS

Descripción de las ocho parkhas (parkha gye)

Parkha anual

Parkha natal o parkha de la madre

Movimiento de las parkhas según la edad

Las ocho casas geománticas

La parkha del día

PRONÓSTICOS Y ANÁLISIS DE UN TEMA NATAL

Logmen (signo del animal que cambia)

La interpretación del logmen

Lo-khak

Los días de la semana

Relación entre los días de la semana y el animal natal

Combinación de los elementos

Las diez puertas celestiales

Los meses negros del año tibetano

Análisis de un tema natal

Cálculo y análisis de la mewa

Cálculo y análisis de la parkha

Análisis y conclusiones

Análisis Rápido de personalidad (solo año natal y mewa)

ASTROLOGÍA KARTSI

Cálculo del gyoukar natal

Las veintiocho casas lunares

Planetas y nodos

Características planetarias

Significado de las casas

Aspectos planetarios

Períodos planetarios

Relación entre los doce animales y los planetas

Momentos de vacuidad en nuestra vida

BIBLIOGRAFÍA

Los autores

Dedicamos este libro a nuestros profesores y amigos Dr. Pema Dorjee, Dr. Kunga Wangdu, Dr. Thubten Puntsok, Dr. Ugyen Dorjee, Dr. Ngwang Dhakpa, y, cómo no, al astrólogo viajero Phurbu Tsering y a todas las personas interesadas en la astrología tibetana, porque sin ellas este libro no se habría publicado.

INTRODUCCIÓN A LA ASTROMEDICINA TIBETANA

Tradicionalmente la astrología es una de las cinco ciencias complementarias que se estudian en las Universidades Monásticas Budistas Tibetanas (Men-Tsee-Khan), ya que no solo se limita a la adivinación, sino que es utilizada para determinar los ciclos atmosféricos, medir el tiempo tibetano (años, meses y días tibetanos) o realizar el calendario recopilatorio de actividades diarias en sintonía con los movimientos del cosmos.

La astrología es muy popular entre los tibetanos. Los astrólogos son consultados principalmente para elaborar el horóscopo de los recién nacidos, así como por asuntos relacionados con matrimonios y rituales funerarios. A diferencia de lo que ocurre con la astrología europea, que hace énfasis en la descripción de la personalidad, la astrología tibetana se interesa más por el desarrollo de la vida de la persona y sus reencarnaciones.

La astrología tibetana proviene de diferentes tradiciones: la hindú, la china, el Kalachacra del budismo tántrico y la religión Bon de ámbito local.

El cálculo de los eventos anuales, la elaboración del calendario lunar, los horóscopos y la obtención de información necesaria para el almanaque anual tibetano (que señala los días auspiciosos y no auspiciosos para dar inicio a determinadas actividades) se realizan a través de herramientas que provienen de dos fuentes: el sistema de los llamados cálculos blancos o hindús (astrología kartsi) y el sistema de los cálculos negros o chinos (astrología djoungtsi). El color tiene que ver con la ropa habitual que llevaban hindús y chinos.

Los cálculos negros o de los elementos, también llamados «astrología elemental» por la utilización de los cinco elementos, llegaron al Tíbet a mediados del siglo VII d. C., en tiempos del rey Songtsen Gampo, fundador del Imperio Tibetano y mecenas del sistema médico tibetano.

Este sistema correlaciona el calendario con ciclos de 60 años, donde cada año es regido por uno de doce animales (dragón, serpiente, caballo, oveja, mono, pájaro, perro, cerdo, rata y buey) con uno de los cinco elementos (madera, fuego, tierra, metal y agua).

En las universidades en las que se imparten cursos de Medicina Tibetana de seis años de duración, también se enseña Astrología Tibetana durante cinco años, más un año de prácticas. Eso es debido a lo complejo que resulta aprender los cálculos que se realizan a mano y a que no existen tablas de consulta como las efemérides del libro editado por la NASA con todos los movimientos planetarios desde el año 1900 hasta el año 2100, y los textos tienen que ser memorizados por los estudiantes de Astrología.

A cada año, mes, día y hora se le asigna un animal y un elemento como en la astrología china, sin embargo no hay una equivalencia directa entre años, meses y días, ni tampoco en el significado de los animales. Muchas personas nacidas entre diciembre y marzo pueden tener diferentes signos en ambas astrologías.

Otra técnica proveniente de los cálculos negros similar a la numerología se llama «mewa» (sMe-ba), y se relaciona con las nueve constelaciones esotéricas, que quedan alejadas de los 12 signos zodiacales de la eclíptica, y a su vez se corresponden con los números del 1 al 9. Asimismo existen ocho trigramas o parkhas (sPar-kha) formados por tres líneas que representan el Ying y el Yang, los dos principios de la vida, el activo (+) o yang, que representaremos con una línea continuada (—), y el principio pasivo (-) o ying, al que representaremos con una línea partida (– –).

Por su parte, el sistema de cálculos blancos provenientes de India llegó al Tíbet en el siglo XI con la introducción del Tantra de Kalachakra, en el que aparecen las leyes de movimiento del universo, así como los cálculos para las efemérides, el calendario y el almanaque. Adicionalmente aportó material para la predicción de horóscopos personales. El sistema de cálculos blancos tiene algunas características comunes con los cálculos astrológicos griegos antiguos, entre las que destacan la división del zodíaco en doce signos y doce casas; el uso de los mismos nombres para los signos que los que se utilizan en el sistema europeo moderno, y una forma muy similar de organizar los planetas en los signos y casas.

Para los médicos que deben trabajar con cálculos astrológicos se edita un almanaque anual, llamado LO-TO, que consta de diecinueve secciones, donde se pueden buscar todos los datos necesarios para las predicciones del año, días favorables o desfavorables, eclipses, etc. (la edición es en tibetano).

Al ser parte importante de la cultura tibetana, para los padres resulta de especial interés conocer la expectativa de vida de su hijo, ya que si es corta o presenta múltiples obstáculos, entonces realizarán ceremonias religiosas (pujas) recomendadas en el horóscopo y se encargará la elaboración de estatuas y pinturas específicas para los obstáculos del hijo. En lo que se refiere al matrimonio, se valora la compatibilidad de la pareja y se define el mejor día de la semana para que la novia se mude a la casa de su prometido y para que se lleve a cabo la boda. Por otra parte, la mayoría de los tibetanos suele consultar a un astrólogo cuando alguien muere; pues en base a este suceso se hacen cálculos derivados del sistema chino de los elementos para saber cuándo y en qué dirección deberá moverse el cuerpo y llevarlo a su entierro o cremación, y para determinar los tipos de ceremonias que han de realizarse, para propiciar un buen renacimiento dentro de la Rueda de la Vida y así librar a la familia de malos augurios.

Los tibetanos también consultan al astrólogo en busca de consejos sobre los días auspiciosos para cambiarse de domicilio, abrir una nueva tienda, saber si el negocio será próspero durante el año, establecer un negocio que implique riesgos, etc. Los médicos tibetanos requieren de la astrología médica a fin de determinar el mejor día de la semana para dar tratamiento al paciente. Asimismo se eligen días auspiciosos tanto para entronizar a un lama encarnado, como para que este haga ofrendas a su monasterio al iniciar sus estudios; lo mismo ocurre cuando una familia envía a su hijo a un monasterio, o para llevar a cabo ceremonias rituales que ayuden a un enfermo.

Al ofrecer una ceremonia de larga vida a un lama, esta se efectúa por la mañana del día que es auspicioso para esa persona. El día auspicioso del Dalai Lama (Tenzin Gyatso) es el miércoles, razón por la que muchos lamas inician sus enseñanzas ese día de la semana.

El calendario tibetano y los almanaques juegan un importante papel en la vida de los tibetanos. Uno de sus usos más comunes es el de averiguar el día más adecuado para la celebración de sus diferentes ceremonias budistas, para saber el día en que se pueden consultar los oráculos, etc. La primera quincena del mes tibetano se utiliza para atraer, para crear, y es considerada más positiva que la segunda quincena. El año tibetano tiene doce meses y el mes treinta días.

El punto focal de la astrología no es llenar a la gente de supersticiones, sino hacer aportaciones que le sean de utilidad, ya que si la persona tiene una idea general de que cierto día no le es favorable, puede tomar medidas preventivas realizando ceremonias y actuando de forma amable y cuidadosa, de tal manera que supere y evite problemas. Haciendo un símil, es como cargar con el paraguas porque los pronósticos climatológicos anuncian lluvias.

En la concepción budista no se ve a la astrología en términos de influencias provenientes de los planetas como entidades que existen de forma independiente y sin relación con el flujo mental de cada individuo. De hecho, un horóscopo es como un mapa que permite leer algunos factores del karma de una persona, los cuales aparecen reflejados en la configuración astrológica y astronómica en la que se nace.

Esto no quiere decir que la visión budista del mundo sea fatalista, simplemente reconoce que la situación presente ha surgido de causas y condiciones pasadas, y si ellas pueden ser leídas con precisión, entonces será posible actuar para crear causas y condiciones distintas que permitan mejorar la situación en esta vida. Es decir, se trata de proveer a la persona de cierta información que le será útil para modificar actitudes y conductas dañinas, pero de ninguna manera se refiere a realizar ofrendas a las distintas deidades de los planetas para apaciguarlas e impedir algún daño.

En general, un horóscopo debe ser considerado como un medio hábil para progresar en el sendero del desarrollo personal, ya que a través de sus trazos una persona puede hacerse consciente del sufrimiento que podría experimentar, de tal forma que al aprender de la posible situación kármica que se tendrá en la vida, es posible trabajar con ella para superar limitaciones personales y generar potenciales para el beneficio propio y de otros. De esta manera también se puede adquirir la inspiración necesaria para aprovechar esta preciosa vida humana y alcanzar una meta espiritual. También se pueden conocer las fechas en las que cada persona puede aprovechar las fuerzas del cosmos para realizar las potentes meditaciones Mahayana, liberarse de la Rueda de la Vida y entrar en el despertar búdico.

Si deseas ver la Rueda de la Vida con mayor detalle, puedes enviar un correo solicitándolo a hflix@copc.cat y la recibirás por correo electrónico.

LA RUEDA DE LA VIDA

La Rueda de la Vida o de la Existencia (en sánscrito: Bhavachakra; en tibetano: Sidpa Khorlo) es una representación en un diagrama de las enseñanzas budistas basadas en la noble verdad del sufrimiento (el dukha), la existencia cíclica de las cosas (el samsara) y la ley de causa y efecto (el karma).

Este conocimiento fue enseñado directamente por el Buda Sakyamuni para ilustrar las Cuatro Nobles Verdades en la existencia del sufrimiento, su causa, su finalización y el camino a la liberación y el esclarecimiento. La naturaleza del samsara, el ciclo interminable de los nacimientos, muertes y renacimientos a través del que los seres se desplazan, está ilustrada por los seis reinos o lokas de existencia cíclica: los/las dioses/as (dakas y daikinis), los semidioses o titanes, los humanos, los animales, los fantasmas hambrientos o pretas y los habitantes de los reinos del infierno.

El karma, la ley de causa y efecto, es la fuerza causal que propulsa a los seres a través de este ciclo.

Frecuentemente se pintan murales de la Rueda de Vida en el camino de entrada a los templos tibetanos. El thangka que vamos a describir (ver página 18) fue pintado en algodón y probablemente se creó en el Tíbet Oriental o en China durante la parte temprana del siglo XX.

En el círculo central de la rueda están los tres animales que representan la raíz de la ignorancia: la ofuscación, el deseo y el odio, y muestran que estas deshonras emocionales son el origen de todo el sufrimiento. El cerdo negro simboliza la ignorancia y la confusión, el gallito rojo representa el deseo y el apego, y la serpiente verde, el odio, el enojo y la envidia. Estos tres animales constantemente cazan y muerden las colas de los otros. El gallito y la serpiente surgen de la boca del cerdo, que habla con voz hueca, ilustrando que el deseo y el enojo se crean de la ignorancia o estrechez mental.

En el segundo círculo seis seres desnudos se preparan para entrar en sus reinos respectivos. Los tres seres en el semicírculo superior suben a los tres reinos afortunados de los semidioses, dioses y humanos; y los tres seres del semicírculo inferior descienden a los tres reinos infortunados de los fantasmas hambrientos, los infiernos y los animales. Este círculo representa el estado intermedio o estado del bardo entre la muerte y el renacimiento, donde, debido a la acumulación anterior de karmas positivos o karmas negativos, se impelen los seres para entrar en las puertas o úteros a su próximo renacimiento. En cinco de estas puertas del reino la conciencia del bardo se manifiesta como seres humanos, mientras la entrada en el reino animal requiere una forma animal, en este caso de un búfalo azul.

El área grande del tercer círculo ilustra las condiciones de cada uno de los seis reinos. Este círculo está dividido por cinco rayos que separan al reino humano, el animal, el infierno y los reinos de los fantasmas hambrientos de los reinos de los dioses y semidioses. La mitad superior de este círculo comprende los tres reinos superiores de semidioses, dioses y humanos, mientras que la mitad inferior comprende los tres reinos más bajos, el de los animales, los infiernos y los fantasmas hambrientos.

En la parte superior izquierda está el reino de los asuras, llamados semidioses o titanes, que son caracterizados por los celos y las envidias. Insatisfechos con su posición afortunada están constantemente en guerra con los dioses más altos, intentando ganar posesión del árbol de la inmortalidad, que los separa a ellos del reino de los Dioses. Vestidos con armadura y blandiendo las armas, luchan una batalla perdedora contra el ejército de los dioses. Algunos de los asuras se representan heridos o muertos. Los dioses solo pueden morirse cuando son decapitados, mientras que en los asuras todo el cuerpo es vulnerable. El ejército de los dioses está liderado por el gran elefante Airavana, que lanza fuego y maneja el disco afilado del dios Indra. La miseria de los asuras es el resultado de la envidia, los celos y la ambición insaciable.

En la parte más alta de la rueda está pintado el reino de los Devas, los dioses del reino del deseo que se caracteriza por el orgullo. En un palacio celestial debajo de un bosque con árboles que conceden los deseos, hay un dios blanco adornado con sedas y joyas tocando un laúd, mientras varias diosas hermosas realizan ofrendas de néctar, fruta, música, sedas y conchas perfumadas. Sobre este palacio de deseo sensual asoman dispuestos en gradas los más altos reinos de formas puras (Rupadhatu) y no formas (Arupadhatu). Debido a la acumulación de karma positivo, los seres nacen en los reinos del paraíso, sus vidas son largas y dichosas. Pero al agotarse este karma los dioses soportan un sufrimiento terrible además del confinamiento durante los últimos siete días de sus vidas. Cuando un dios está muriendo hay cinco presagios, el lustre del cuerpo se marchita, los vestidos se ensucian, el cuerpo transpira, la guirnalda de flores se marchita y el trono se vuelve incómodo. Cuando ya no está protegido por su gloria, el dios es claramente capaz de percibir las tres fases de su vida anterior, su fallecimiento inminente y su renacimiento en uno de los tres reinos más bajos, ya que no ha acumulado Dharma al vivir en la plena felicidad y ha agotado el karma positivo acumulado en otras vidas.

En el sector derecho superior está el reino humano, que se caracteriza por sus ocho formas de miseria: el nacimiento, la enfermedad, la vejez, la muerte, la separación de aquellos que nosotros amamos, los encuentros con aquellos que no nos gustan, el no poder alcanzar lo que nosotros codiciamos y el miedo de perder las posesiones. Los primeros cuatro de estos infortunios se ilustran por una mujer de parto, un paciente al que le están tomando el pulso, un hombre viejo con un palo y un cadáver que está siendo cargado por una persona a su espalda. Las otras cuatro miserias se ilustran con las personas que dejan su casa o tienda, riñas y pleitos, las cestas grandes de género deseable, las posesiones que se roban y el ganado que se pierde o es devorado por los animales salvajes. La ley de causa y efecto (el karma) se ilustra por un granjero sembrando y segando sus cosechas. Pero a pesar de estos estorbos el reino humano es considerado el más afortunado de todos los renacimientos, porque en él se pueden desarrollar la sabiduría y la compasión y el progreso espiritual real, como se ilustra con un lama o monje que da un discurso religioso.

En el sector inferior a la derecha tenemos el reino animal, que se caracteriza por la ignorancia y la confusión. Se agrupan los animales en cuatro clases: los que poseen muchas piernas (los insectos y crustáceos), los cuadrúpedos (mamíferos), los bípedos (monos y pájaros) y los que no poseen piernas (las serpientes y criaturas del mar). Se dice que la mayoría de los animales viven en el gran océano, otros viven en la tierra seca y otros en las selvas. Sus sufrimientos son diversos, hambre y sed, calor y frío, el abuso humano, la caza, la destrucción de su hábitat y la posibilidad de ser una presa para los carnívoros.

En la parte inferior izquierda está el reino de los pretas o fantasmas hambrientos, que se caracterizan por el deseo insaciable y su avaricia. Estos espíritus tienen varias formas: algunos tienen la piel áspera y están cubiertos de pelo, algunos tienen nudos en sus largos cuellos y son incapaces de tragar, otros tienen enormes estómagos pero hablan con voz hueca como a través de un embudo, otros se consumen por el ansia de su propia respiración, excretan y orinan chorros de fuego. Constantemente sufren mucha hambre, sed, calor, frío, fatiga y miedo. Están obsesionados con los milagros. La comida y el agua pura se vuelven pus y vómito cuando ellos intentan cogerlos, y si intentan tragar un pedacito de comida se convierte en hierro fundido en sus ensanchados estómagos. Viven en un paisaje yermo y un grupo de ellos está intentando acumular las joyas. Las causas de un renacimiento tan miserable son debidas a conductas de miseria por la avaricia y la codicia y hechos tan egoístas como robar las limosnas.

El sector inferior está ocupado por el reino del infierno, que se caracteriza por las acciones negativas de extrema cólera y odio. Las descripciones budistas de los reinos del infierno son muy extensas y detalladas. Hay ocho infiernos calientes y ocho infiernos fríos, que junto con dos reinos del infierno auxiliar hacen un total de dieciocho. Se dice que estos infiernos están localizados lejos, en el interior de la tierra, debajo de Bodh Gaya, en India (lugar donde Buda se iluminó). En el reino del infierno caliente los seres están sujetos a las torturas más extremas de dolor, calor y mortificación. En el infierno de resurrección, los seres se mutilan continuamente y se matan enfurecidamente y enojados para resucitar de nuevo. En el infierno de la garganta negra los cuerpos se queman con un hilo de hierro ardiente y son serrados o cortados a lo largo por animales con cabeza de demonios. En el infierno aplastante, uno es aplastado continuamente entre montañas o con discos de hierro. En los dos infiernos aulladores, los seres se queman en casas de hierro. En los dos infiernos más calientes, a los seres se les vierten los metales fundidos en la boca o se empalan por el ano con estacas afiladas, y en el infierno Avici los seres son hervidos vivos con bronce fundido en un caldero férrico.

Los ocho infiernos fríos son similares a los ocho infiernos calientes, los seres desnudos son lanzados a una tierra helada y yerma con viento perpetuo y oscuridad. Existen dos infiernos fríos severos abrasadores y tres infiernos fríos llamados de los lamentos, porque sus habitantes son aplastados por el sólido suelo helado y agujereados por los carámbanos afilados, usados como navajas de afeitar, y chamuscados después por los vientos helados. Los tres últimos infiernos fríos se denominan por colores: el azul, el rosa y el rojo de las flores de loto, donde el frío es tan intenso que el color del cuerpo se vuelve mortecino.

Formando un arco alrededor de los infiernos calientes y fríos están los infiernos circundantes. El primero de estos infiernos circundantes es el infierno de Kukula, un hoyo profundo de fuego que evita que los seres se escapen de los infiernos calientes. El segundo es el infierno de Kunapa, un pantano podrido donde gusanos con los picos puntiagudos devoran el cuerpo de los seres. El tercero es el infierno de Ksuramarga, la llanura de púas con forma de navaja de afeitar donde los perros feroces y los pájaros devoran la carne de los seres. El último es el río Vaitarani, un torrente encendido de cenizas y agua hirviente.

En el centro del reino del infierno se ilustra el juicio de los muertos. En su palacio de cráneos el Dharmaraja rojo se sienta en un trono de piedra de vajra; es Yama (Shin-Je), quien blande un cráneo en su mano derecha y el espejo dorado del karma en la mano izquierda. Los muertos van pasando ante Yama y se reflejan en el espejo dorado todas sus acciones buenas y malas. Delante de Yama, un acompañante con cabeza de mono mantiene las pesas de la balanza para ver si las acciones del pasado del muerto se equilibran por el peso de los guijarros dorados y negros. El humano se agacha con angustia viendo cómo estos guijarros de sus acciones buenas y malas se vierten en los sacos delante de sus ojos. En la parte inferior del reino del infierno, dos bueyes aran un campo redondo, mostrando que el karma es ineludible.

Aunque los sufrimientos experimentados en los reinos del infierno son de una gran duración, y un día en ciertos reinos de dioses es equivalente a cincuenta años humanos, según cuentan los textos búdicos, ninguno de estos estados de existencia es eterno. El tiempo es relativo, y los seres transmigran estos reinos según el madurar de las propensiones kármicas que se guardan en la conciencia causal (el alaya) de su propia identificación. Como un hombre siembra, así él debe segar.

Aunque es difícil ver literalmente estos estados de existencia, es fácil verlos metafóricamente cuando todos nosotros conocemos a personas que despliegan las características de los seis reinos. La investigación psicológica moderna ha dado cuerpo a la «evidencia» en favor de la reencarnación, pero en casi todos los casos se habla de existencias humanas anteriores. La noción de transmigración entre los reinos animales y humanos nos hace fruncir el entrecejo, aunque siempre hay excepciones a la regla, y quizás los modelos del código genético humano condicionan los modelos de memoria genética en la humanidad.

En el círculo exterior de la rueda se representan los doce eslabones o nidanas en la cadena de existencia interdependiente. Empezando de la parte más alta y girando en el sentido de las agujas del reloj, estos son:

1. Un hombre ciego. Representa la ignorancia primordial que crea la noción del ego permanente, y permanece ignorante con desinterés a la verdad de las leyes de causa y efecto.

2. Un alfarero. Representa la ignorancia que da lugar a factores de composición, la creación kármica de ollas (obras) buenas y malas.

3. Un mono juguetón. Las dos conciencias que crean una causa original, y su resultado será un renacimiento futuro. Así como un mono juega, desprevenido del resultado kármico de sus factores de composición.

4. Cinco hombres en un barco que cruza el océano. El nombre y la forma. Los cinco hombres son los cuatro nombres agregados del sentimiento, el reconocimiento, el factor composicional y la conciencia, junto con el eslabón de la forma de la unión de esperma y sangre (el huevo) en que la conciencia se ha plantado. El océano es el samsara en sí mismo.

5. Una casa vacía con cinco ventanas y una puerta. Representa los cinco sentidos físicos de vista, sonido, olor, sabor y tacto (las ventanas), junto con el sentido mental (la puerta), qué está ocupado o abierto en el momento de la concepción.

6. La pareja, besando y abrazando. Muestra el contacto y su deseo por un objeto, el despertar de la discriminación entre los objetos agradables, desagradables y neutros.

7. La flecha. El hombre que es cegado por una flecha en un ojo representa el contacto que da lugar a los sentimientos de placer y dolor, deseo y aversión.

8. La bebida. Un hombre que bebe alcohol muestra los sentimientos que crean el deseo, la sed para aferrarse a lo que es agradable y evitar que nos cause el sufrimiento.

9. La recolección de fruta. Un hombre que escoge la fruta, cogiéndola. La atadura a los objetos sensuales, vistas mentales, el comportamiento ético, e igualando el mismo con los agregados perecederos del cuerpo.

10. Una mujer embarazada. Representa el renacer. Activa el karma que da lugar a la existencia en un renacimiento futuro.

11. El parto. La potencia de este karma determina las condiciones del renacimiento futuro.

12. Viejo y muerte. El envejecimiento es la maduración de los agregados y la muerte es su disolución.

Cada eslabón da lugar al siguiente, y la rueda de la existencia continúa incesantemente. Estos doce eslabones describen el proceso por el que todos los seres, impelidos por la ignorancia, crean las condiciones por las cuales siguen atrapados en los ciclos interminables de renacimiento en el samsara. La rueda entera de la vida está sujeta por las garras de un demonio caníbal rojo (Srinpo), que la devora con sus dientes. Srinpo simboliza el tiempo y la naturaleza transitoria de todos los fenómenos.

Del patio del juicio de Yama en el reino del infierno se inicia una senda blanca que lleva directamente al paraíso de Sukhavati, la Pura Tierra del Buda Amitabha, en la parte derecha superior del dibujo. Esta senda es cruzada por monjes y hombres comunes cuyas prácticas y devoción a Amitabha les han permitido que logren la liberación en su tierra pura. Un lama los guía a lo largo de este camino a la liberación del ciclo de renacimiento. Amitabha está flanqueado por los bodhisvattvas Padmapani y Vajrapani, y aquellos que logran llegar al paraíso de Sukhavati son nacidos del loto, impoluto del océano del samsara.

En la parte izquierda superior el Buda Sakyamuni está en pie fuera de la Rueda de la Vida y apunta con su dedo a la Luna llena, señalando el camino a la mente iluminada, libre de todo el engaño y sufrimiento.

Abajo, en la parte izquierda, un grupo de diez doncellas chinas se complace en vanidades como las modas, el chismorreo, leer poesías, jugar y contemplar el arte.

Abajo, en la parte derecha, se muestran esqueletos vacíos libres de tales necesidades. Solo el tiempo los divide, y la procrastinación es la ladrona del tiempo.