BREVE HISTORIA
DE LA VIDA COTIDIANA
DEL ANTIGUO
EGIPTO

BREVE HISTORIA
DE LA VIDA COTIDIANA
DEL ANTIGUO
EGIPTO

Clara Ramos Bullón

Colección: Breve Historia

www.brevehistoria.com

Título: Breve historia de la vida cotidiana del antiguo Egipto

Autor: © Clara Ramos Bullón

Director de colección: Luis E. Íñigo Fernández

Copyright de la presente edición: © 2018 Ediciones Nowtilus, S.L.

Doña Juana I de Castilla, 44, 3º C, 28027 Madrid

www.nowtilus.com

Elaboración de textos: Santos Rodríguez

Diseño y realización de cubierta: Universo Cultura y Ocio

Imagen de portada: Nebamun hunting birds, Thebes, Egypt, 1350 BC

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47).

ISBN edición digital: 978-84-9967-927-3

Fecha de edición: marzo 2018

Depósito legal: M-3205-2018

Introducción

Sobre la historia de Egipto han corrido ríos de tinta. La conservación de ingentes cantidades de restos materiales, gracias al clima seco de la zona, ha propiciado desde antiguo un interés continuado por esta civilización. Es más, el pueblo egipcio estaba muy preocupado por registrar muchos de los aspectos de su vida cotidiana que han quedado reflejados, entre otros sitios, en las tumbas de los altos funcionarios de los faraones o de los artesanos de la ciudad de Deir el-Medina, que no solo hablan de su oficio, sino que aportan numerosos datos secundarios de gran valor documental para el investigador y para todo aquel que esté deseoso de iniciarse o ampliar su conocimiento sobre esta civilización.

La documentación utilizada para este libro es de índole muy variada ya sean las fuentes literarias dentro de la papirología, la información de restos arqueológicos que abarcan desde ajuares de tumbas hasta edificios monumentales. Además, la autora se ha apoyado en manuales, capítulos de libros y artículos de revistas de los más prestigiosos egiptólogos e investigadores, entre los que nombro al doctor José Miguel Parra Ortiz, cuya cronología de las dinastías y los reinados de los monarcas ha sido utilizada para este libro.

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Ribera del río Nilo.

La obra se ha estructurado, y esto es lo que puede llamar la atención al lector, siguiendo la ordenación del calendario civil egipcio de 365 días, que se remonta a la época de los primeros faraones y no se reformó en aproximadamente 2500 años. Se dividía en tres estaciones, de ahí que el libro tenga tres grandes apartados. Cada una de ellas estaba dividida en cuatro meses los cuales, desde el Reino Nuevo, tenían nombre propio —algunos de ellos con nombre de dioses—, y estaban divididos en tres semanas y en treinta días cada uno. Se tiene constancia de que este calendario tenía un desfase temporal, ya que su referencia era la salida de la estrella del Sirio —la más brillante de la constelación del Canis Maior— que seguía el calendario solar de 365,2564 días. Así pues, en el calendario civil el Sirio iría apareciendo cada vez más tarde, aparentemente, y las estaciones fueron desplazándose de su fecha original. Los astrónomos egipcios eran conscientes de este desfase, pero no se tiene ninguna referencia sobre su modificación hasta el año 238 a. C. por el Decreto de Canopus, ya en época del reinado de Ptolomeo III y consistió en añadir un día más cada cuatro años. Este calendario será sustituido por el llamado alejandrino en el año 46 a. C. por orden de Julio César, que se utilizará en Europa hasta la reforma gregoriana del papa Gregorio XIII en 1582.

La primera estación se llamaba ajet (ȝḫt), la inundación, que abarcaba el período de verano a otoño. En ella, el Nilo se desbordaba irrigando los campos y llenando los canales de los regadíos, esenciales para una buena cosecha. La segunda estación de peret (prt), la siembra, comenzaba en invierno y culminaba a comienzos de la primavera con el retroceso de las aguas nilóticas, momento en el que los campesinos sembraban los campos. Por último, la estación de shemu (šmw), cosecha o sequía, comprendía el período que va desde la primavera hasta principios del verano, momento en el que los agricultores recolectaban las mieses y los frutos. Sin embargo, en algunas ocasiones y por diferentes avatares el montante del alimento agrario no era suficiente para sustentar a la población, por la que se sucedían las temidas y recurrentes hambrunas.

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Por otro lado, los días del calendario civil podían ser fastos o nefastos, propicios o desfavorables, para realizar o abstenerse de determinadas actividades. Los días estaban relacionados con festividades que podían ser de carácter estatal como el Heb Sed —ceremonia en la que se celebraba la renovación de la fuerza física y la energía sobrenatural del faraón— o la fiesta de Opet en la que se conmemoraba los estrechos lazos entre el dios Amón-Ra y el monarca. La autora se ha servido de las festividades y los días señalados en el calendario para dar nombre a los títulos de los nueve capítulos de este libro divididos en tres grandes apartados. El primero de ellos —La estación luminosa de ajet— está constituido a su vez por tres capítulos: La salida de la estrella Sothis, que marca el comienzo del año, en el que se explicará una selección de los oficios egipcios. El segundo, Wag: la gran festividad de los muertos, en el que se tratará el mundo de ultratumba, el proceso de momificación y el más allá. El tercer capítulo, por último, denominado La ceremonia de elevar el pilar de djed, versará sobre la ciudad y el urbanismo.

El segundo gran apartado —La estación naciente de peret— también está dividido en tres capítulos. El primero de ellos, Rannut y el principio de la siembra, se dedica al mundo agropecuario. El segundo está dedicado a la moda y a la estética, por lo que se titula Festividad y procesión de Neit, en honor a la diosa de los tejidos. Por último, se ha elegido la fiesta de Heb Sed para tratar las estructuras sociales del valle del Nilo.

El libro se cierra con La estación de la abundante shemu, que se divide en tres capítulos. El primero, o La fiesta de la salida del dios Min, describirá la alimentación. En el siguiente, La fiesta del feliz encuentro de Horus y Hathor, tratará del matrimonio y la familia. Un último capítulo, Heru-renpet: el nacimiento de los dioses, es una especie de coda ya que no pertenece a la estación de shemu, pero que es imprescindible para tener una visión más completa de esta civilización. El tiempo que sumaban las tres estaciones era de 360 días, por lo que al calendario se le añadían cinco días más denominados epagómenos o Heru-renpet, que significa ‘los que están por encima del año’, ya que era el período del nacimiento de cinco de los grandes dioses: Osiris, Isis, Horus, Seth y Neftis. Estos cincos días no pertenecían a ninguna estación ni mes. Su espacio temporal es el título del último capítulo dedicado al panteón y la religión egipcia.

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El desierto oriental de Egipto con su característica tierra roja.

La estación luminosa de ajet

La estación ajet, ‘inundación’, estaba organizada en cuatro meses y cada uno de ellos dividido en tres semanas de diez días tal y como estaba estructurado del calendario civil. Durante el Reino Nuevo, como ya se ha dicho, algunos meses del año adoptaron el nombre de dioses.

Los meses del año de ajet se llamaban thot, paophi, hathyr y choiack y abarcaban un período que iba desde el verano hasta el otoño. Este era el momento en el que el Nilo se desbordaba llenando los canales de regadío e inundando los campos de cultivo. El agua esperada por los agricultores irrigaba y fertilizaba la tierra con un sustrato muy rico esencial para la cosecha. No obstante, si el Nilo se desbordaba en demasía, podía llegar a inundar los núcleos de población. Por el contrario, cuando el agua era escasa las cosechas eran pobres y, consecuentemente no se podía alimentar a la población.

En este apartado se desarrollarán los siguientes aspectos:

La salida de la estrella Sothis, en el que se ha elegido una serie de los oficios más relevantes del antiguo Egipto.

Wag o la festividad de los muertos, donde se tratará la muerte, el proceso de momificación y el viaje al más allá.

La ceremonia de elevar el pilar de djed, que versará sobre la ciudad y el urbanismo egipcio.