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DE REPENTE, UN GRITO
EN LA NOCHE

Mörderische Kurzkrimis
zum Spanischlernen

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von Iván Reymóndez Fernández

PONS GmbH
Stuttgart

PONS

DE REPENTE, UN GRITO EN LA NOCHE

Mörderische Kurzkrimis
zum Spanischlernen

von Iván Reymóndez Fernández

Alle in diesem Buch geschilderten Handlungen und Personen
sind frei erfunden. Ähnlichkeiten mit lebenden oder
verstorbenen Personen wären rein zufällig.

1. Auflage 2016

© PONS GmbH, Stuttgart 2016
Alle Rechte vorbehalten

www.pons.de
E-Mail: info@pons.de

Projektleitung: Francesca Giamboni
Autor: Iván Reymóndez Fernández
Redaktion: Janina Vernal Schmidt
Bildquelle Umschlag: Akte: Thinkstock/RTimages;
Schlafzimmer: Thinkstock/

Covergestaltung: Anne Helbich, Stuttgart
Logoentwurf: Erwin Poell, Heidelberg
Logoüberarbeitung: Sabine Redlin, Ludwigsburg
Layout: PONS GmbH, Stuttgart

ISBN: 978-3-12-050107-7

EINIGE WORTE VORAB …

Sie lesen gerne Krimis und möchten etwas für Ihr Spanisch tun? Mit diesen spannenden Kriminalgeschichten frischen Sie Ihr Spanisch auf. Die verwendete Sprache passt genau zu Ihrem Lernniveau, so dass Ihnen das Lesen ganz leicht fällt.

Die fett geschriebenen und nummerierten Wörter oder Ausdrücke zeigen, dass es hierzu Vokabelangaben gibt. Mit Klick auf ein fett geschriebenes und nummeriertes Wort öffnen Sie automatisch eine Fußnote mit der deutschen Übersetzung. Von hier können Sie zur Vokabelliste für das jeweilige Kapitel springen. Mit nochmaligem Klick auf das Wort in der Liste schließt sich diese wieder und Sie gelangen zurück zum Text.

Im Anhang können Sie nochmals alle Wörter und Ausdrücke in einer alphabetischen Wortliste nachschlagen.

Viel Spaß!

Über den Autor

Iván Reymóndez Fernández (Ribadeo/Galicien 1975) studierte Philologie an der Universität Santiago de Compostela. Er lehrte in mehreren europäischen Ländern, wie Slowenien, Norwegen oder Österreich. Seit 2003 ist er als Dozent für Spanisch und Galicisch in München tätig. Zu seinen Interessen gehören neben Sprachen auch die römische Welt und die Übersetzertätigkeit aus dem Latein.

INHALTSVERZEICHNIS

1. DE REPENTE, UN GRITO EN LA NOCHE

2. LA DAMA DE BAZA

3. DOS

4. CENIZAS

5. CUENTA HASTA TRES

6. TAPAS

7. PAPEL EN BLANCO

8. (A) MEDIAS

9. LAVA TODO

10. INFIERNO

11. EL BRAZO

12. CIENTO CUARENTA

13. DINAMITA

14. LA TRAICIÓN

15. EXHI

16. EL CUADRO

FUSSNOTEN

WORTLISTE

1. DE REPENTE, UN GRITO EN LA NOCHE

(Emérita Augusta, siglo I d.C.)

De repente1, un grito en la noche. Pomponia se despierta. Su marido Manlius duerme profundamente a su lado. Va a cerrar los ojos, cuando ve una sombra que cruza corriendo por delante de la puerta del cubículum2. Pomponia se sienta y despierta a Manlius.

–¿Qué pasa? – pregunta este todavía medio dormido.

–Un grito, Manlius.

–¿Un grito?

–Hay una persona en el atrio3. Tenemos que mirar quién es. Por Júpiter, ¡el niño!

Manlius se levanta como un rayo4, toma la espada5 y corre al atrio. Pomponia va detrás de él. Entran en la habitación del hijo, Horatius, que duerme tranquilamente. Pomponia va entonces a la habitación de su hermana Priscilla y empieza a gritar.

–¡Mi hermana!

Cuando Manlius entra, ve el cadáver de la muchacha en un charco de sangre6.

–¡Drust! ¡Aunin! –grita Manlius.

Los dos esclavos aparecen pronto.

–¡Debéis ir inmediatamente a buscar a los soldados stationarii7! ¡Priscilla está muerta!

Los soldados llegan acompañados del legado8 Iulius. Manlius es un tribuno militar de la legión V Alaudae, que todo el mundo conoce por sus victorias sobre los cántabros. Pomponia es la sobrina9 de uno de los senadores más significativos de Roma. Es muy importante para el legado Iulius encontrar al autor del crimen. Conoce el destino de otros legados, cuando pasa algo que afecta a la familia de un senador y no se encuentra al criminal.

–¿Y dicen que todas las cosas de valor están en su lugar? Es decir, que no es un robo10 –dice Iulius.

Quizás11 es la acción de algún enemigo de la familia de mi mujer –comenta Manlius.

–Quizás… –responde Iulius– quizás no. Querido, Manlius, mi consejo es poner varios soldados en la puerta día y noche hasta saber algo más.

Cuando salen a la calle, Iulius le pregunta:

–¿Tienes confianza en tus esclavos? Quizás tienes el enemigo dentro de la casa. Adiós, Manlius, mañana voy a volver para ver cómo sigue todo.

El bebé se queda en la casa con el esclavo Drust, mientras ellos participan en las ceremonias funerarias12 por Priscilla y llevan sus restos al columbárium13. Las calles de la ciudad están llenas de personas que celebran los Juegos Florales14. En el camino de vuelta, Manlius se despide de Pomponia en el Cardus Maximus15 para ir a una ceremonia en el anfiteatro en honor de todos los soldados de la legión por sus victorias en las guerras cántabras.

–¿De verdad que no quieres venir? Puede ayudarte a pensar en algo diferente – le dice Manlius.

–No, gracias, además, voy a entrar en el Templo de Diana a dejar una ofrenda16 –responde ella mientras abre una bolsa y aparece un poco de pelo de su hijo.

–Pero Pomponia… Eso son supersticiones17.

–No, no lo son. Diana va a proteger a nuestro hijo si se lo pido. Diana es generosa con todos los que se acuerdan de ella.

Se hace un silencio entre los dos, como una isla sin sonido en el medio de tanta gente que grita y baila.

–¿Vamos a volver pronto a Roma? La carta de mi tío te promete un alto puesto18 en la ciudad.

Manlius abraza a su mujer.

–Sí, pronto vamos a salir de aquí. ¡Aunin! –dice a su esclavo–. La ciudad está llena de gente, debes estar siempre al lado de la señora.

Aunin responde que sí y muestra el puñal19 que lleva consigo. Sin embargo20, es difícil estar juntos en aquel mar de personas con máscaras y caras pintadas y en esa locura de música, danzas y alcohol, y así, cuando llega al templo de Diana, Pomponia está sola. Después de dejar la ofrenda en la mesa delante de la estatua y pronunciar unas oraciones, Pomponia sale del templo. No ve a su esclavo y se imagina que puede estar ya en casa, que está en la calle paralela. Entonces ve una figura con una capucha púrpura que está inmóvil en el medio de la gente. Tiene un mal presentimiento21 y está segura de que su hijo en la casa está en peligro22. Empieza a correr con solamente la imagen de su bebé en mente. La figura púrpura se pone a correr detrás de ella.

–Solamente cien pasos23 y ya…

Pero la figura la alcanza24 y le clava25 un puñal repetidas veces en la espalda. Los gritos de Pomponia se mezclan y confunden con los gritos y risas de la gente que celebra los Juegos Florales.

–Este es mi mensaje a Roma –le dice la figura púrpura al oído. Los ojos de Pomponia están más abiertos que nunca antes de morir.

Manlius tiene que ir por segunda vez en una semana al cementerio. Esta vez para acompañar el cadáver de su esposa. El legado Iulius está también presente. Observa la escena desde la distancia. Estos dos crímenes van a tener sin duda26 un efecto negativo en su carrera. El tío de Pomponia y Priscilla es conocido por su poca tolerancia a errores administrativos. Es un senador de la vieja escuela y consciente de sus deberes. Manlius, el marido, está seguro de que es una conspiración27 de enemigos del tío senador de su mujer Pomponia y de su cuñada28 Priscilla. Sin embargo, hay algo en esa teoría que no funciona muy bien, pero no sabe decir qué es porque no hay demasiados elementos y casi todos son hipótesis y teorías. Mientras la familia y los esclavos están en el funeral, los soldados de Iulius están en la casa buscando pruebas29 o algún indicio de quién está detrás de aquellos crímenes.

Pero parece que sus dudas no van a durar mucho. Uno de sus soldados llega corriendo rápidamente desde la puerta de la ciudad.

–¿Qué es?

–Señor –exclama el soldado casi sin poder respirar–, entre las cosas del esclavo Aunin hay un puñal y una capucha púrpura con restos de sangre.

Iulius está aliviado30. Aquello pone fin a la historia y ahora su carrera militar y política parece ya estar fuera de peligro. Cuando la familia vuelve del funeral, los soldados detienen31 al esclavo Aunin, que grita una y otra vez que es inocente. Manlius no puede creer que su esclavo sea culpable, pero finalmente da permiso a Iulius para arrojarlo32 en un saco con piedras al río Guadiana.

Esa noche Manlius está con su esclavo Drust, traído de sus campañas contra los pueblos celtas en el norte de la península.

–¿Tienes ya la carta de manumisión33? – pregunta Drust.

–Sí, está encima de la mesa, ya eres un hombre libre.

–¿Crees que el legado va a querer saber más?

–Tranquilo, el caso está cerrado. Nadie va a sospechar34 de nosotros.

–¿Qué va a pasar ahora?

–Todavía hay grupos en Lusitania que luchan contra Roma. Quiero continuar aquí en la guerra. Es mi vida. Ahora que Pomponia y Priscilla están muertas, mi tío político no va a hacer nada para llevarme a Roma con él. Tú y yo vamos a estar juntos en la casa y en la guerra…

Hay un silencio entre Manlius y el esclavo. Todavía se oyen algunas personas cantando por las calles. Los ojos azules de Drust brillan35 como dos estrellas.

–Creo que no va ser verdad lo que dices –comenta Drust.

–Pero ¿por qué? Ahora no hay ningún obstáculo36. Eres libre y yo soy libre también, de otro modo.

Drust se abraza muy fuerte a Manlius y entonces le clava un cuchillo en el corazón.

–Creo que no va a ocurrir37 porque no te perdono la muerte de mi familia y estos años de sufrimiento38 sin libertad, lejos de mi patria39.

Coloca el cuchillo entre las manos de Manlius. Ahora parece un suicidio. Después de tomar la carta de manumisión, va a la habitación del niño, lo toma en sus brazos y sale de la casa.

Antes del amanecer los dos ya están muy lejos de Emérita Augusta, a caballo40, muy rápido en dirección norte.

2. LA DAMA DE BAZA

Lucía pone la yema1 de su dedo y coloca los ojos delante del escáner. En la pantalla aparece la señal2 verde y se abre la puerta. Entra en un espacio cerrado donde el detector de metales recorre su cuerpo. Otra luz verde y se abre otra puerta. Ha llegado a lo que llaman la “cámara de Baza”, donde está el gigantesco ordenador al que llegan los resultados de los programas más secretos del Centro Español de Inteligencia y del que no hay vía de salida de la información. Actualmente trabajan en un programa de manipulación de resultados electorales en cualquier país del planeta. Solamente cinco personas tienen acceso a la sala, lo que llaman el “comité”.

–Buenos días, Susi.

–Buenos días, ¿estás preparada para el Buitre3?

Es así como llaman al ministro de Defensa. Las dos mujeres saben que el único modo de proteger el Centro es ocultar4 sus investigaciones más decisivas al gobierno. Lucía y Susi son los miembros más antiguos del comité.

–¿Qué le vamos a presentar hoy?

–El programa para entrar en las comunicaciones del Kremlin. Creo que con esto el ministro va a estar satisfecho y se va a sentir poderoso.

Poco después llegan dos miembros más del comité y analizan los resultados de las investigaciones de descodificación y modificación de resultados electorales en Argentina. A las doce Lucía y Susi salen de la cámara y van a almorzar. Susi lleva la tableta.

–¿Has mirado las solicitudes5 de los nuevos becarios6? ¿Qué te parece este: Marco Antonio Peña?

Lucía lo lee mientras el camarero les pone un plato de cocido madrileño7.

–Tiene un currículum impresionante. Complutense, Oxford, MIT, Palo Alto. Doctorado cum laude “Descodificación computacional del lenguaje ibero: un modelo universal”, ¡va bien con nuestra “Cámara de Baza”! Incluso, medalla de oro en las Olimpiadas de Mnemotecnia8, ¡qué completo! ¿Has comprobado9 su vida privada? –pregunta Lucía.

–Sí, ni una sombra10. Hemos monitorizado todas sus comunicaciones de los últimos años y no hay nada sospechoso11.

–De acuerdo. Podemos ofrecerle un mes de prueba y luego vamos a ver.

Marco Antonio es un chico alto, con pelo rubio oscuro, ojos azules y barba de tres días. Cuando uno lo mira, se imagina cómo fue de bebé. A Lucía le inspira ternura12, pero también respeto. Marco Antonio tiene una mente rápida y brillante. Los cinco miembros del comité están de acuerdo en que es el mejor becario en años.

Uno de los días en los que Lucía se queda trabajando hasta tarde, cuando va al garaje y enciende el coche, empieza a salir humo del motor.

–Mierda.

Llama al servicio de asistencia, pero, como no se trata de una urgencia, no pueden enviar a nadie hasta el día siguiente. Lucía cierra el coche y sale del garaje con la idea de coger un taxi. Justo en ese momento sale Marco Antonio en su moto.

–¿Hoy vas a pie? –pregunta.

–Sí, mi coche ha decidido que me hace falta hacer un poco de deporte. Pero soy rebelde y voy a coger un taxi.

–Si quieres, te puedo llevar en moto. Tengo otro casco13.

Lucía duda un rato y finalmente dice que sí, que puede ser divertido.

Madrid parece otro encima de la moto. Bajan como un rayo la calle de Alcalá y llegan a la fuente de Cibeles. El aire de verano los envuelve14. Hay mucha gente. Es un momento mágico y Lucía se siente extraña, como de nuevo con veinte años.

Cuando llega a casa, su marido la recibe con un beso y le dice que la niña ya está en cama.

–¿Qué tal el día? Pareces cansada, ¿por qué no vienes aquí al sofá y vemos un poco la tele?

Y allí lo ve, con su cuerpo en decadencia15, con su barriga grande bajo la camiseta y la calva16 que hoy le parece ridícula.

–Me voy a la cama. Ha sido un día horrible.

Sin esperar su respuesta va a la habitación y cierra la puerta. Encima de la cama tiene la sensación de que oye cómo el universo se mueve, cómo gira la tierra, como arde17 el fuego de las estrellas. Sabe que es todo una ilusión, que no es real. Conoce los mecanismos. ¡Pero hace tanto que no los vive!

–Es todo una fantasía. Está en mi cabeza. No es real.

Se lo repite una y otra vez. Pero su corazón marca los segundos para volver al trabajo al día siguiente y encontrarse con Marco Antonio.

Los días pasan y se va creando una rutina que los une cada vez más: un café en la pausa, el almuerzo y, a veces, coincidir por la noche cuando ambos se quedan a finalizar algún proyecto urgente. Una tarde, a la salida, Marco Antonio le propone ir al Museo Arqueológico. Quiere mostrarle varios ejemplos de escritura ibera. Cuando llegan a la Dama de Baza, dice:

–La primera vez que vi esta estatua, quedé fascinado. Porque la ves y sabes que hay un secreto detrás. Lo importante está escondido detrás de ella. Me pasa lo mismo contigo.

Marco Antonio la coge de la mano. Lucía queda paralizada unos instantes y al final quita su mano para mirar la hora.

–¡Qué tarde es! Tengo que marcharme.

–¡Oh! Te acompaño…

–No, no hace falta… Tengo que correr, voy a llegar tarde al colegio de la niña y…

Lucía está ya corriendo cuando dice esto. Tiene que huir18. Tiene esa sensación de vértigo19 al borde de un abismo20.

A partir de ese día trata de evitar21 a Marco Antonio y rompe la rutina de encuentros, no de forma radical, pero sí gradual. Sin embargo, cada vez que llega a casa repite el mismo ritual: encerrarse22 en el baño y mirarse al espejo. Tiene 46 años y se ve vieja, arrugada23, con una piel sin luz. Muerta.

Justo antes de Navidad hay en el Centro un momento de pánico. Se han detectado24 códigos propios en comunicaciones de Corea del Norte. No se trata de los códigos esenciales, a los que solo acceden25 los miembros del comité, pero sí códigos de investigaciones menores.