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© 2016, Blanca Herp

© 2016, Redbook Ediciones, s. l., Barcelona

Diseño de cubierta: Regina Richling

Diseño interior: Primo Tempo

ISBN: 978-84-9917-413-6

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Introducción

¿Cómo empezó la cura de uvas?

De la antigua Grecia a Berlín

Gustav Schlieckeysen, un clásico de la salud natural

El fuego

Manzana cruda, manzana cocida

La experiencia de una enfermera en Sudáfrica

depurar el organismo

La cura de uvas, un método sencillo y eficaz

Un éxito difícil de explicar

Microbios y enfermedades

¿Qué es el «terreno»?

Actividad celular

Enfermedades y toxinas

¡Un baño de salud para las células!

Estimular el organismo

Lo más lógico

Una salida normal

El mejor tratamiento

las curas de frutas

Alimentación cruda

Alimentos crudos, alimentos cocidos

Cuidar la flora intestinal

Pros y contras de la cocción

Beneficios de la alimentación cruda

Recuerdo histórico

El cultivo en la Península

Naranjas para la salud

Recomendaciones

Mandarina terapéutica

El poder curativo del limón

Una maravilla para la salud

En primavera, un estímulo para el cuerpo

Las depurativas «curas detox»

Alimentos más utilizados

Cura de fresas en primavera

Un gran alcalinizante

Monodieta

«Más suela, menos cazuela»

Cura de cereza combinada con naranja y níspero

Cura de manzanas

Cura de fresas 2

Cura de naranjas 2

El ayuno

Una costumbre saludable, un medicamento eficaz

Fortalecer las defensas

Semiayunos

Preparación para un día de ayuno

Cómo es un día de ayuno

Buenas señales

Salir de un ayuno

Rejuvenecer con el ayuno

Tan simple como el no comer

De buena mañana

¿Por qué ayunar?

Ayuno para gente sana, ayuno para todos

Células vitales

Ayuno y proteínas

Interrupción del ayuno

El ayuno con sirope de savia y zumo de limón

La uva, un manantial de propiedades saludables

Una gran fruta

Cóctel de beneficios

De fácil absorción

Una buena fuente de vitaminas y minerales

Uva desecada: las pasas

Antioxidantes en acción

Resveratrol, el antioxidante estrella

Proantocianidinas en las pepitas de uva

Un aliado de la belleza

Al elegir la calidad de la uva, nos fijaremos en…

Cura de uvas… ¡sin químicos!

Conservación

En resumen. Un gran alimento-medicamento

la cura de uvas

Al final de las vacaciones

El gran alimento medicinal

Un torrente de virtudes

Primera etapa. Preparación para la cura

Segunda etapa. Cura exclusiva de uva

Tercera etapa. Introducción de otras frutas crudas

¿Y después? El régimen crudo

El régimen mixto

Comida cocinada

El secreto del éxito de la cura de uvas

Es muy sencillo

La calidad y purificación de la sangre

Ansiedad durante el curso de la enfermedad

Duración de la cura en enfermedades severas

¿Necesito una cura de uvas?

Crisis curativas

Saber interpretar

La sensibilidad orgánica frente a los ácidos

El pH de los alimentos y la salud

Nuestras defensas y las reservas

Dos temperamentos

¿Le conviene la cura de uvas?

¿Qué ocurre durante la dieta?

Tomemos un ejemplo cualquiera, el señor X.

Cuándo son beneficiosas las crisis curativas

El estado de bienestar

Crisis curativas destructivas

¿Hasta cuándo hay que continuar la dieta?

Los complementos de la cura de uvas

2. Aire

3. Agua

4. El sol

5. Ejercicio

El pensamiento y su poder

Las lavativas

Beneficios de las lavativas

uvas para la salud

Anemia (carencia de hierro)

Bronquitis, tos

Caries

El colesterol y los trastornos cardiovasculares

Estreñimiento

Calambres

Convalecencia, fiebre y fatiga

Etapas de crecimiento

Diabetes

El dolor (de espalda, migraña...)

Gota

Hemorroides

Hipertensión

Insuficiencia venosa, piernas pesadas

Retención de líquidos

Reumatismo, artritis y artrosis

Deporte

Varices

Uvas para la belleza natural

Cosméticos caseros: 5 reglas de oro

Acné y espinillas

Baños

Algunos baños beneficiosos

Celulitis, piel de naranja

Cabellos dañados o quebradizos

Cabellos grasos

Cabellos normales

Caída de cabello

Rosácea

Desmaquillaje

Exfoliantes

Labios

En maceración

Las manos

Masajes

Las uñas y las cutículas

Piel grasa

Arrugas y envejecimiento de la piel

Pieles normales

Pieles secas

Pies

Un spa en casa con la cura de uvas

Una saludable reacción en el organismo

Algunas aplicaciones habituales de hidroterapia

Un fin de semana depurativo

Las curas de uva en el spa

Tratamientos estéticos y terapéuticos con uvas (Ampeloterapia)

bibliografía

Libros útiles para seguir un ayuno o una cura de uvas

INTRODUCCIÓN

Presentamos por vez primera todo lo relacionado para poder llevar a cabo una cura de uvas personalizada. Es decir, desde la cura más fácil y sencilla, hasta las curas de uvas largas, de varias semanas de duración y emparentadas con los ayunos. El gran poder curativo de esta fruta despierta una gran admiración, porque sus efectos son realmente extraordinarios, tanto para las personas afectadas de alguna dolencia como para las personas sanas que quieran fortalecer su sistema inmunitario o sentirse mejor, más ligeras y radiantes.

El libro contiene también otras curas básicas de frutas: con cítricos, con fresas, con manzanas… que nos permiten aprovechar los beneficios para la salud de estas monodietas, así como abundantes consejos para depurar el organismo de forma natural y segura.

En el capítulo sobre el ayuno recuperamos uno de los recursos más poderosos de la medicina natural. Su eficacia es tan grande como el olvido en el que permanece, probablemente por su sencillez. No deja de sorprender esta marginación, sólo explicable porque se trata de una medicina gratuita, sin rentabilidad para el sistema clínico y farmacológico actual.

Los lectores encontrarán el modo de hacer una cura de uvas suave junto a la cura de uvas clásica en tres etapas. En todas ellas, y al igual que ocurre con los ayunos, es importante la preparación y, sobre todo, la salida paso a paso de la cura que nos llevará de retorno a la alimentación habitual.

En el apartado dedicado a las uvas y la belleza encontraremos toda clase de recursos y recetas con uva y con el maravilloso aceite de pepitas de uva, ampliamente utilizado hoy en día en cosmética. Y finalmente, las personas interesadas en disfrutar de un fin de semana depurativo encontrarán un plan muy fácil de seguir, bien en casa o bien en alguno de los Spa que los ofrecen, junto con las espectaculares envolturas de uvas, terapéuticas y estéticas.

Las uvas son protagonistas de las «curas detox» más eficientes que existen. ¡Qué las disfrutéis!

¿CÓMO EMPEZÓ LA CURA DE UVAS?

De la antigua Grecia a Berlín

La cura de uvas forma parte del debate sobre la influencia de la alimentación en la salud y, en especial, sobre si es preferible comer los alimentos crudos o cocidos. Una cuestión que no es nueva, pues Hipócrates ya la trató en la antigua Grecia. El que es considerado el padre de la Medicina occidental creía que los factores determinantes de la enfermedad eran la constitución física del paciente, su tipo de alimentación, su higiene y forma de vida, su profesión o el clima: «Las enfermedades no se ciernen sobre nosotros sin más, sino que se desarrollan por nuestras pequeñas transgresiones diarias de la Naturaleza, que se van acumulando hasta llegar un momento en que se manifiestan ostensiblemente». Y expuso la importancia de la prevención de las enfermedades: «Si hermoso es ocuparse de los enfermos por su mala salud, más importante es todavía ocuparse de los sanos para que no caigan enfermos».

Hipócrates dio un gran valor a la correcta alimentación, recomendando los alimentos crudos para mantener la salud, tanto a sanos como a enfermos. Y dio también una gran importancia a la práctica del ayuno: «Cuanto más se alimenta a un enfermo, más se le perjudica».

Hipócrates empleaba como medicinas plantas que él mismo se encargaba de recolectar y preparar, apareciendo nada menos que 234 plantas medicinales en las recopilaciones de sus escritos. También empleó el agua para hidroterapia, el masaje y el agua de mar bebida, y la prescripción de ejercicio físico y de determinadas manipulaciones sobre la columna vertebral (quiropráctica), aparecen mencionadas por primera vez en la historia de la Medicina gracias a él. Considerar al enfermo en su totalidad y no sólo por los síntomas que manifiesta es, por otro lado, un concepto que proviene de la medicina hipocrática: «Todo médico debe ser un observador atento de la Naturaleza. Si desea cumplir su cometido de forma correcta, debe considerar al ser humano en su totalidad y comprender que las relaciones entre la salud de las personas y sus hábitos cotidianos (forma de vida) se basan fundamentalmente en el tipo de comida y bebida que ingiere». Y suya es, por supuesto, la celebérrima frase: «Que los alimentos sean tu medicina y que tu medicina sean los alimentos» que, por conocida que sea, viendo lo que va llegando a las alacenas de nuestras cocinas, no está de más recordarla.

Gustav Schlieckeysen, un clásico de la salud natural

¿En qué se basa y cómo comenzó el interés por los alimentos crudos, tan en boga hoy día? Recordemos brevemente los hallazgos de un pionero que, hace poco más de un siglo, se planteó investigar seriamente la cuestión: el berlinés Gustav Schlieckeysen (1843-1914), que a los veinte años abandonó sus estudios de Derecho para dedicarse a la Zoología y la Antropología. Se formó también en Medicina, Filosofía y Pedagogía y, tras convertirse en admirador de las tesis de Darwin, observó que los grandes biólogos y antropólogos de la época, fascinados por el avance científico, habían olvidado los temas de dietética y nutrición en el ser humano.

Schlieckeysen defendía ya entonces una alimentación sin carne, basándose en dos argumentos: el respeto por los animales y las ventajas para la salud. Todavía hoy, después de los progresos actuales, muchos seguidores de las dietas alternativas son deudores de aquellas ideas esenciales, reflejadas en un libro suyo de gran éxito en la época: Fruta y pan. La alimentación científica del hombre. En él defendía sus novedosas ideas, que había forjado observando la alimentación de otros primates: «Por la gran extensión de nuestro intestino delgado, ocupamos un lugar intermedio entre los animales carnívoros y los herbívoros; los primeros, con un intestino de corta longitud y los segundos, con una longitud enorme, necesaria para digerir la celulosa».

El fuego

El libro de Schlieckeysen contiene muchos argumentos a favor de una alimentación a base de crudos, y sitúa en el período Cuaternario el momento en que, debido sobre todo a cambios climáticos, nuestros antepasados fueron abandonando una dieta frugívora por otra «omnívora». Este paso se habría dado sin «selección natural», sin la herencia de ningún factor selectivo relevante, es decir, a los humanos no les aparecieron colmillos ni se les alteró la tipología intestinal, por lo que el paso que permitió la adaptación a la carne fue estrictamente cultural, con el dominio del fuego y la fabricación de utensilios para la caza, entre otros sucesos.

El autor también señala la larga permanencia de algunos de estos alimentos en el estómago y su lenta digestión en el intestino delgado como señales de que no deberíamos comerlos. Una digestión lenta y pesada exige al organismo una gran cantidad de energía, entre otras complicaciones.

Hoy día sabemos que «dar un respiro al organismo» tiene un gran valor para la salud, por lo que los ayunos (totales o parciales) y, de forma más general, las curas de frutas, tienen una gran importancia terapéutica. Entre todas ellas destaca la cura de uvas, que ayuda al organismo a descansar y «hacer limpieza», lo que revierte en un aumento espectacular de la vitalidad.

Manzana cruda, manzana cocida

Con el descubrimiento del valor del «crudivorismo», Schlieckeysen se convertiría en un gran defensor de «la verdadera cocina, el sol: la preparación del alimento consiste en arrancarlo del árbol o de la tierra en el momento justo e idóneo de su maduración... ¡y nada más!». Hoy día podemos ser menos restrictivos y disfrutar mejor de todos los sabores, de tal forma que las curas depurativas, como la de uvas, puedan ejercer su extraordinario papel de ayuda para el organismo.

Así, para Schlieckeysen, la dieta que correspondería al ser humano por naturaleza y disposición sería la frugívora, es decir, la misma dieta que para los grandes antropoides, que es esencialmente cruda y centrada en vegetales, frutas y semillas («Los gorilas son frugívoros… ¡y son muy fuertes!»).

En pocas palabras, existen argumentos poderosos para defender la cocción de los alimentos, y también para defender el consumo crudo de todas las frutas, verduras y hortalizas posibles. Los partidarios de una combinación razonable de alimentos crudos y cocidos ponen como ejemplo la manzana, que en invierno puede apetecer comerla al horno (cocida) y en verano fresca y jugosa (cruda), pero si el organismo las tolera bien, también comeremos manzanas crudas a lo largo de todo el año… En cualquier caso, actualmente es bien conocido el valor nutritivo de los alimentos crudos, entre otras cosas porque, tanto si se trata de copos de cereales como de cualquier pieza de fruta, mantienen toda su riqueza enzimática.

La experiencia de una enfermera en Sudáfrica

En 1900, a sus 24 años, Johanna Brandt trabajaba como enfermera voluntaria en Sudáfrica, donde llevaría a cabo una gran actividad en la guerra de los Boers. De madre francesa y padre holandés, llevó a cabo con éxito peligrosas misiones, transmitiendo mensajes y reabasteciendo a los combatientes, acogiéndolos y ocultándolos según sus necesidades.

Johanna tuvo siete hijos y una vida muy activa, sin embargo, al final de la Primera Guerra Mundial se puso enferma de cáncer de estómago. Era 1921 y los médicos le dieron seis semanas de vida, pero la noticia no la abrumó porque su deseo de vivir era más fuerte. Rechazó toda operación y empezó a buscar con ahínco un método natural de curación. Había oído hablar de los beneficios del ayuno, así que lo puso en práctica y experimentó progresos notorios. A través de estos «experimentos» que llevó a cabo consigo misma, descubrió las maravillosas propiedades curativas de la uva. Seis años después, Brandt ya atribuía su curación definitiva a los periodos de ayuno y a la cura de la uva. Según el relato de su hija Mira, «el régimen alimentario que se preparó, muy estudiado y muy progresivo, le permitió vivir, en excelente salud, cerca de cuarenta años más. Hasta el último día, a los 87 años, llegó a conservar una vitalidad plena».

Todos los médicos consultados le habían aconsejado una operación lo antes posible, pero Brandt se curó sin pasar por el quirófano, por sus propios medios, y pudo disfrutar de una vida larga y feliz.

depurar el organismo