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BITÁCORA DE LA MORTALIDAD

 

Escrita a destiempo por el Dr. Tletl

 

 

 

Jesús Adín Valencia

 

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© Jesús Adín Valencia

© BITÁCORA DE LA MORTALIDAD

 

ISBN papel:

ISBN digital:

 

Impreso en España

Editado por Bubok Publishing S.L.

 

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«[...] El agua que yo le daré será en él una

fuente de agua que salte para vida eterna.

[...] De su interior brotarán ríos de agua viva»

JUAN 4:14; 7:38

 

«[...] Mas su fin es amargo como el ajenjo,
agudo como espada de dos filos»

PROVERBIOS 5:4

 

«Existe un río cuyas aguas dan la inmortalidad;

en alguna región habrá otro río cuyas aguas la borren.

El número de ríos no es infinito; un viajero inmortal

que recorra el mundo acabará, algún día,

por haber bebido de todos».

JORGE LUIS BORGES

 

Explicación no pedida

 

En sus manos compendia una serie de apuntes en aparente escritura metódica, mensajes interpersonales, documentos varios, para narrar el advenimiento de un hallazgo remarcable. Sintetiza la historia de alguien que pudo traer consigo resultados positivos para la humanidad, pero en el trayecto desbocó una maquinación adversa de dimensiones conspiratorias.

Corresponde en gran medida a material inédito registrado en el viejo cuadernillo de notas atribuido a Bernardo Tletl, investigador de tiempo completo en la Universidad de Akolliman. Me fueron proporcionados, casi a la par, archivos clasificados como «apócrifos» por instancias gubernamentales.

Aparecen correos electrónicos, archivos adjuntos, composiciones versales, mensajes de texto y audio en dispositivos móviles, por ventura inteligibles tras diez años de confinamiento. Se cuenta con elementos suficientes para evidenciarnos a un autor poco a poco menos concentrado en aspectos de ciencia convencional, descubriéndose al progreso de las hojas por un camino más simbólico, menos rígido, bajo leyes que sólo la expresión de las emociones/

el pensamiento imaginativo

transfiguran mejor. Sin violentar el manejo vital de contenido, hay inserciones de interlocución para revisitar los eventos y darles mayor naturalidad. Debo agregar, en el cuaderno original existen tachaduras sobre ciertas reseñas, trazos, cálculos, flechas conectoras, ecuaciones, bocetos, palabras clave encerradas en círculos. El corte lírico, estimo, parece no forzado.

La desclasificación es inédita. No pudo haberse realizado en otro tiempo. Si acaso, obtuvo en su momento la revisión de algunos cuantos, pero sin trascender a esferas de la opinión pública. Ni la PC en casa de Tletl, ni la incautada donde tenía su cubículo, demostraron mayores vínculos para abundar en los hechos. Al parecer, todo testimonio fuera de este ha sido borrado. Información superficial sí fue expuesta en el artículo Medusas: Sobrepoblación y Daños Posibles al Ecosistema Oceánico, acreditado por el Centro de Estudios Universitarios e Investigaciones Biológicas (CEUIB), donde trata la supuesta «regresión biológica». Fuera de ello, insisto, no se encontraron documentos relacionados con la inmortalidad

exaltación de los sentidos

sinestesia

hiperestesia

entre otras rarezas.

Hasta ahora.

Se mantuvo el material bajo resguardo, asegurándose la mayor secrecía posible en el estante de una bodega para archivo muerto. No excedo en las circunstancias de cómo me fue filtrado el testimonio de la fuente informante, si hubo anuencia institucional, escamoteo, a contrariis, puedo afirmarlo, el gobierno se vio en circunstancias difíciles. La DEA, por ejemplo, no ha desmentido la información. Hicieron hincapié en el informe oficial de un expediente prescrito, al haberse desmantelado a tiempo, en época de gran incertidumbre social, toda una insurrección de bionarcoterrorismo mexicano, en el marco del histórico Gran Evento de la Humanidad.

¿Por qué sale a la luz?

Toda información clasificada, decretan leyes mexicanas, debe garantizar el resguardo mínimo de diez años antes de la revelación pública. Amén de ello, se mantiene, de considerarse datos perjudiciales para el Estado, la posibilidad de aplazar el período e incluso, proceder a la incineración de pruebas.

Aparte del citado bionarcoterrorismo, se alegó traición a la patria, daños a la salud, producción de nuevas drogas e intentos de muerte masiva, en un contexto global de histeria por el fin de los tiempos. Entre la información propagada [o pre-pagada], la Presidencia de México se adjudicó el mérito de parar a tiempo la potencial incubación de un nuevo virus mortal, capaz de provocar la más terrible pandemia financiada por grupos islámicos. Estados Unidos quedó complacido.

Según el protocolo, hubo dos involucrados más. Aparece el científico suizo-alemán [Schwyzerdütsch], Engel Germann, perteneciente a la Swiss National Science Foundation (SNSF), inscrito en el programa Collaborative Research: Breed in Controlled Conditions of Turritopsis Nutricula1.

Germann sugirió esquemas y deducciones asertivas al final de sus días, asegurando, en términos francos, que el Dr. Tletl se encontró en la antesala de engañar a la muerte, como si se tratara de: «(...) un alquimista que pudo revelar dónde radica la fuente de la juventud, no en el mítico balneario, pozo de agua o cueva por cuyo cauce del río entra un viejo y sale un niño».

El segundo involucrado fue Jesús Nigromante, director general de la CEUIB. Nigromante escribió desde un punto de vista distinto a lo convencional. Aliado de Tletl, hombre de fe y de familia, demostró una profunda valoración filosófica por la vida y la muerte. Fue él quien discernió las primeras sospechas de confabulación.

Los tres fueron intervenidos por una fuente de presumibles nexos de inteligencia secreta. La verdadera identidad jamás se aclaró en las indagatorias. Felisleo2 fue el nombre código de la fuente. Las autoridades la juzgaron ficticia.

Sobre las teorías de conspiración, confieso, en lo personal siempre me parecieron un hoax de la cultura anglosajona, no más que una evidente paranoia colectiva originada en parte por el sentimiento de desconfianza popular hacia el gobierno y las élites sociales. Las he juzgado valederas para imaginativos best-sellers, programas de entretenimiento, mera distracción. Aún así, tras atestiguar las piezas clave en este diario-bosquejo-manuscrito, sentí la obligación moral de sacarlo todo y hacer público el testimonio. Aclaro, mi estilo corresponde al de periodista científico, profesión a la que me dedico desde hace varios años. Ni poeta, ni filósofo

ni metafísico, pretendo ser.

De cualquier modo, por medio de notas al pie de página intento abundar sobre situaciones e ideas en los múltiples contextos referidos. Me interesó de este proyecto la rotunda innovación teórico-experimental.

 

Dicho lo anterior, estas son las reminiscencias físicas y síquicas reveladas por un auténtico alquimista moderno, el Dr. Tletl.

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Albacea difusor.

 

 

 

 

1. Investigación coordinada entre diversas instituciones públicas de la región occidental en el continente americano.

2. Fusión gráfica, nombre científico antiguo de <León>.