AGRADECIMIENTOS

El proyecto de un libro como este puede ser una tarea larga y solitaria durante la cual, alrededor de la página 150 en la oscuridad de la noche, el escritor comienza a preguntarse si existe un mundo y si alguien en él está interesado en las palabras comprometidas con el papel. Me complace decir que no fue ese el caso mi en este proyecto. En cada página, tuve la fortuna de trabajar con personas que no solo compartían mi entusiasmo por Victoria Woodhull sino que enriquecieron mi vida y, por extensión, este libro.

No podría haber perseguido el medio siglo de Victoria en Gran Bretaña sin la ayuda de Robin Holland-Martin, quien generosamente y pacientemente me permitió buscar en los archivos de su familia. Su orientación y asistencia a lo largo de este proyecto fueron incalculables. También me presentó a un escritor llamado Owen Stinchcombe, sin el cual no podría haber escrito el libro. Owen ha investigado minuciosamente los años de Victoria en Norton de Bredon y su libro American Lady of the Manor es el primer estudio en profundidad del período de Victoria entre 1901-27. Después de una breve reunión en Tewkesbury, me envió una carta con una oferta que no pude rechazar: acceder a su material. Desde entonces, no solo me ha proporcionado un tesoro de información, sino que también ha intercambiado ideas y ofrecido su asesoramiento experto. Me siento privilegiada de haber tenido un colaborador tan maravilloso como él.

Al igual que Robin Holland-Martin, Owen Stinchcombe me presentó a otra persona que se convertiría en la clave del éxito de este proyecto, Beata Duncan. Beata ha sido la principal investigadora en Londres, pasando días en el Museo Británico, recorriendo las cortes londinenses, y revisando la British Newspaper Library para curiosear sobre Victoria. Fue diligente en su enfoque y su trabajo resultó excepcional. También sería ingrato si dejara de agradecer al personal del Archivo Central del Museo Británico -Janet Wallace, Christopher Date y Stephen Corri- que no solo compartió generosamente sus instalaciones conmigo mientras estuve en Londres investigando a Victoria, sino que también me permitió a Beata Duncan acceder a cientos de páginas de material de archivo. Tanto ella como yo les agradecemos su gran paciencia y ayuda.

Finalmente, quisiera agradecer a Richard St. Aubrey Davies por invitarme a su casa, Norton Park, para que pudiera ver de primera mano las inscripciones que Victoria dejó sobre las puertas y los caminos que deambuló en sus últimos años. Ha restaurado Norton Park tan bellamente, que el visitante espera encontrar a Victoria sentada en su escritorio a la luz del sol que baña el estudio.En los Estados Unidos, la ayuda en este proyecto me vino de amigos y extraños que se hicieron amigos. En Washington D. C., no existiría este libro si Ron Goldfarb no hubiera obrado su magia encontrando un editor interesado en la biografía de Victoria Woodhull. Como de costumbre, no solo trabajó duro para imprimir este proyecto, sino que, junto con Nina Graybill, ayudó a dar forma al concepto en un libro vendible.

Tengo al menos dos razones para agradecer a Shannon Ravenel de Algonquin Books of Chapel Hill. La primera, por mostrar interés en este libro y, la segunda, por asignar a Memsy Price como editor del proyecto. Sin excepción, las críticas de Memsy estuvieron bien fundadas, sus sugerencias resultaron apropiadas y sus comentarios esclarecedores. Y además de todo eso, hizo que lo que podría haber sido un proceso de edición sombrío resultara divertido.

Mi más sincero agradecimiento también a Suzanne Wagner por su cuidadosa revisión del manuscrito y a Dana Stamey, editora gerente de Algonquin, por guiar este proyecto hasta su finalización.

En Nueva York, varias personas fueron clave para el éxito de este proyecto. Por un maravilloso giro del destino, conocí a Bryan Bantry, quien, como entusiasta de Victoria Woodhull desde hace mucho tiempo, me ofreció su apoyo moral, su asistencia y sustento (cashmere, caviar y galletas) a lo largo de este proyecto. No puedo expresar adecuadamente mi agradecimiento por su ayuda. Margaret Tamulonis y Wendy Haynes de la Sociedad Histórica de Nueva York salieron en mi rescate en numerosas ocasiones durante mi búsqueda de imágenes. Y Sal Alberti ofreció generosamente piezas de su magnífica colección de manuscritos y fotografías de James Lowe para este trabajo, lo que me permitió presentar retratos de Victoria que no han sido publicados previamente.

En Boston, tuve la ayuda de la Dra. Laura Monti y de su personal experto en la División de Libros Raros y Manuscritos de la Biblioteca Pública de Boston. En Carbondale, Illinois, Karen Drickamer y el personal de la Southern Illinois University fueron muy generosos con su tiempo y asistencia. Y en Homer, Ohio, Bea y Joe Berg no solo abrieron los archivos de la Sociedad Histórica de Homer a una extraña que apareció sin aviso en la puerta de su casa, sino que la alimentaron y la llevaron a hacer un recorrido por la ciudad también. Ellos son los guardianes de la llama en Homer. También me gustaría agradecer la contribución que Lois Beachy Underhill hizo en el estudio de Victoria Woodhull. Su excelente investigación allanó el camino para que los escritores futuros comprendan mejor a este personaje extraordinario.

Finalmente, me gustaría agradecer a Steve Ginsburg y Reuters por permitirme tomar un tiempo libre para investigar este proyecto. Agradezco a mis amigos y mi familia, especialmente a mi madre, por su paciencia mientras los descuidé para seguir con este libro. Doy gracias a Lizzy por escuchar, a Clodagh por sus oraciones y a Rosie por su sofá. A John, le doy las gracias por todo lo anterior y mucho más.

PLATAFORMA DEL PARTIDO COSMOPOLÍTICO

El sufragio es un derecho de de cualquier ciudadano. Las mujeres tienen ese derecho. Por lógica, esto no se puede obviar y resulta un silogismo tal y como se demuestra a continuación:

Primero: Todas las personas, hombres y mujeres, son ciudadanos.

Segundo: Los ciudadanos tienen el derecho de votar.

Tercero: las mujeres tienen derecho a votar.


Aunque ahora se nos niega el derecho al voto, finalmente debe ser otorgado.

Las mujeres no pueden limitarse a ser demócratas o republicanas. Deben ser algo más. Deben ser seres humanos y convertirse en un elemento positivo en las esferas gubernamentales. Hasta ahora, han abrigado escasas ideas políticas y por ello deben ser impulsadas a pensar más. Para ello, se propone un nuevo partido y una nueva plataforma para la consideración de las mujeres y los hombres: el Partido Cosmopolítico, que plantea una serie de reformas, a saber:

Una reforma representativa, mediante la cual todos los cuerpos legislativos y el Colegio Electoral Presidencial se elegirán de modo que las minorías y las mayorías tengan una representación directa.

Una reforma en la conducta ejecutiva y departamental, por la cual el Presidente y los Secretarios de los Estados Unidos, y los Gobernadores y Oficiales del Estado, se verán obligados a reconocer que son los servidores de las personas, nombrados para atender a las personas, y no con el propósito de perpetuar sus posiciones oficiales, o de asegurar el saqueo de los fideicomisos públicos para el enriquecimiento de sus partidarios y seguidores políticos.

Una reforma en el ejercicio del cargo, por la cual la Presidencia se limitará a un período, con una pensión de jubilación y un asiento permanente en el Senado Federal, donde su experiencia presidencial pueda ser útil para la nación, y el digno y vitalicio salario del senador presidencial se situará por encima de cualquier otra posición política quedando excluido de todo objetivo profesional.

Una reforma radical en nuestro Servicio Civil, por medio de la cual el Gobierno, en su capacidad ejecutiva, asegurará en todo momento fieles y eficientes funcionarios y servidores fiables, cuyo nombramiento será independiente de toda influencia y del control de la rama legislativa del gobierno, y quienes serán destituidos por “causa” solamente. Asimismo que estos se verán sometidos a una estricta contabilidad pública de sus superiores en todas sus transacciones oficiales, lo que eliminará las prácticas corruptas inducidas por los partidos políticos actuales según los cuales “al vencedor le pertenece el botín”, lo que es un remanente de la autoridad arbitrariamente asumida, indigna de un gobierno que emana del pueblo.

Una reforma en nuestro sistema de Mejoras Internas que conectan a los diversos estados en una unidad comercial, con el fin de que se lleven a cabo y administren en beneficio del pueblo, para cuyo beneficio primero se concibieron y se hallan ahora protegidas; Una reforma mediante la cual el Gobierno General, en el uso de sus poderes y en el ejercicio de sus deberes en la regulación del comercio entre los Estados, asegurará el transporte de pasajeros, mercaderías y correos, desde un extremo del país al opuesto. y en toda su área, al costo real de mantener dichas mejoras, más un interés legítimo sobre su coste original de construcción, convirtiéndolos así en beneficios públicos, en lugar de en impuestos heredados, como ahora, sobre las industrias del país.

Una reforma completa en las leyes comerciales y de navegación, por la cual los barcos estadounidenses construidos o comprados así como los marineros estadounidenses estarán protegidos por la admisión de cuanto se requiere para la construcción del primero, o el uso y mantenimiento de ambos, libres de tarifas aduaneras.

Una reforma en las relaciones del empleador y el empleado, mediante la cual se garantizará la práctica de la ley natural, de un tercio de tiempo para el trabajo, un tercio para el entretenimiento y un tercio para el descanso, de forma tal que la mejora intelectual y el desarrollo físico puedan alcanzar la perfección que el Creador Todopoderoso diseñó.

Una reforma en los principios de protección e ingresos, mediante la cual se creará y sostendrá la mayor demanda interna y externa para productos de la industria estadounidense; una reforma mediante el cual dicha industria será liberada de los efectos ruinosos sujetos a las frecuentes fluctuaciones en estos sistemas; una reforma que garantizará el empleo de hombres y mujeres trabajadoras en todo el país, lo que los mantendrá en pie de igualdad en todos los niveles y clases de industrias; una reforma mediante el cual se asegurará a todos la prosperidad y que a su debido tiempo reducirá el coste de los productos a un valor mínimo; una reforma mediante el cual los pobres que trabajan serán liberados del impuesto que ahora les impone el gobierno; una reforma mediante la cual la carga de la ayuda gubernamental se situará donde corresponda, y por la cual se acumulará gradualmente la riqueza nacional ilimitada, cuya relación tributaria será tan insignificante que no supondrá una carga para el pueblo.

Una reforma mediante la cual el poder de los órganos legislativos para dictar impuestos se limitará a las necesidades reales de las funciones legítimas del gobierno en su protección de los derechos de las personas, los bienes y la nacionalidad y por la cual se les privará del poder de eximir a cualquier propiedad de los impuestos; o hacer cualquier distinción, directa o indirectamente, entre los ciudadanos sobre dichos impuestos para beneficio del gobierno; o para dar o prestar la propiedad pública o el crédito a individuos o corporaciones para promover cualquier empresa.

Una reforma en el sistema de jurisprudencia criminal, por la cual la pena de muerte ya no será aplicada; por la cual, una parte del empleo en la prisión será para, —y el producto del mismo destinado a, —el apoyo de la familia del recluso; y por el cual nuestras llamadas prisiones se transformarán virtualmente en grandes talleres reformadores, de los cuales los infelices puedan emerger como miembros útiles de la sociedad, en lugar de como los ciudadanos alienados que son ahora.

La institución de dicho control supervisor y de vigilancia de los hoy relajados mandatos de la sociedad que los obligará a actuar y a proveer a los indefensos, y por lo tanto desterrará esas instituciones de mendicidad que se están adhiriendo a la sociedad, y son tan prolíficas en el crimen y causan tanto sufrimiento en ciertas comunidades.

La organización de un sistema educativo nacional que asegure a todos los niños del país una educación en las artes, las ciencias y el conocimiento general que haga de ellos miembros útiles de la sociedad, y todo el conocimiento de dominio público deberá ser religiosamente dedicado a este fin.

Tal cambio en nuestra política exterior general indicará que somos conscientes y apreciamos la posición que nos ha sido asignada como nación; lo cual mostrará nuestra fe suprema en esa forma de gobierno que emana y es apoyada por el pueblo, y que tal gobierno debe ser uniforme en todo el mundo; que también deberá tener previsto el establecimiento de un Tribunal Internacional, al que se remitirán todas las disputas de los pueblos y naciones para el arbitraje, sin apelación a las armas; dicho Tribunal mantendría solo un ejército y una armada internacionales como sería necesario para hacer cumplir sus decretos, y así asegurar el regreso de los quince millones de hombres —que ahora integran los ejércitos del mundo—, para el desarrollo de actividades industriales y productivas.

Una reforma mediante la cual las funciones del gobierno se limitarán a la promulgación de leyes generales; con la prohibición de promulgar leyes especiales bajo cualquier pretexto; una reforma mediante la cual se derogarán las leyes que el Gobierno utilice para interferir en los derechos de cualquier persona de perseguir su felicidad según lo desee; o en las consecuencias legítimas de dicha búsqueda; o en los contactos entre individuos, o en cualquier tipo, o consecuencias, que suponga el intercambio de personas entre sí bajo su honor individual, o sobre los principios de la honestidad; lo cual constituirá un enfoque más próximo al autogobierno y una desviación más amplia del control arbitrario de lo que jamás se haya logrado. Y finalmente, que toda la acción legislativa será aprobada por el pueblo antes de convertirse en ley.

Por lo tanto, en el mejor sentido, afirmo ser seguidora y exponente de la máxima igualdad que la humanidad puede alcanzar; de la libertad individual más amplia y compatible con el bien público, y esa justicia suprema que no conocerá la distinción entre los ciudadanos sobre cualquier base, en la administración y la ejecución de las leyes; y también, ser una trabajadora fiel en la causa del avance humano; y especialmente ser colaboradora de aquellos que se esfuerzan por mejorar la condición de los pobres y asegurar a la gran masa trabajadora la justa recompensa de su trabajo. Reclamo de estos, y de todos los demás en la escala social, su apoyo en el audaz curso político que he tomado y que me dará la fuerza y la posición para llevar a cabo estas reformas necesarias, que les garantizarán, a cambio, las bendiciones que el Creador designó para disfrute de la raza humana.

De obtener este apoyo, la fuerza de la mujer y la voluntad de la mujer, —con la ayuda de Dios, si Él lo permite—, les abrirá a ellos, y a este país, una nueva perspectiva de la grandeza de las naciones, que solo puede asegurarse mediante esta verdad de las que las naciones, bajo gobiernos masculinos y despóticos, han sido privadas hasta ahora.

Victoria C. Woodhull

Nueva York , 10 enero 1871

BIBLIOGRAFÍA

Documentos Públicos y Colecciones Privadas

Artículos de Diarios y Revistas

Libros y Folletos