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Para el lector…

La meditación siempre ha existido entre nosotros, verdaderamente todos meditamos, aunque no llamamos a este proceso “meditar”; en las preocupaciones, los proyectos, la planeación, la creatividad, la oración o en un simple momento de quietud. Es una instrucción que tenemos en la memoria del alma, por esta razón la practicamos indefectiblemente en todo momento.

En la civilización humana existen dos corrientes de meditación claramente diferenciadas: la meditación devocional y la meditación del vacío, esta clasificación incluye a todas las personas del mundo, sin excepción alguna. La devoción le aporta a cualquier proceso de meditación una dirección religiosa admirable y efectiva, es como la oración de la noche, simple y perfecta. La otra modalidad, perteneciente al pensamiento abstracto, sin imágenes ni asociaciones, es también recomendable, con los dos métodos es posible alcanzar la iluminación; uno no es mejor que el otro.

El contenido del presente libro es la base general de la meditación, su explicación, carácter humano y la procedencia de las herramientas de ayuda para facilitarla. Luego de saber lo esencial, es necesario simplificar, desaparecer las complicaciones, adaptar el esquema a su vida, sin pensar que es difícil, exótico o escandaloso; examine este trabajo espiritual, como lo hiciera un niño, sin pasado, sin prevenciones, con el solo don de la observación, sin miedos dogmáticos, sin opiniones ajenas, usted es quien sabe, en la intuición profunda de su corazón, que lo que está a punto de emprender, es lo mejor para su vida. La meditación no puede ser una tarea impuesta de forma obligatoria y sobrellevada con sufrimiento, la meditación no debe ser un sacrificio, ha pasado el tiempo de los martirios y de las mortificaciones espirituales, la meditación es para todos, no es exclusiva de los santos, los monjes o de los yoguis, es un tiempo que nos regalamos a nosotros mismos, es como el spa del alma, un procedimiento que hacemos con cuidado, felicidad y método y que en el momento en el que borramos todas las mentiras materiales que vemos diariamente, es lo único que nos queda. La meditación es nuestra propiedad y activo más valioso.

La meditación es una disciplina, un eterno aprendizaje, tiene mucha relación con la práctica regular, con la repetición, la formación de la mente y con la conducta rigurosa, es reeducación, aprender de nuevo, dedicar tiempo para el propio desarrollo, es adecuar y aplicar un trabajo mental extraordinario y de resultados asombrosos, al diario de nuestra vida. Con el pasar de los días aprendemos, despertamos, tenemos mejor calidad de vida, sanamos nuestros desequilibrios físicos y mentales y podemos prestar ayuda real a quien nos necesita; poco a poco nos convertimos en referencia positiva del sendero de la iluminación.

Hace muchos años, los libros sagrados nos sugerían que era necesario un maestro espiritual, y en esos mismos libros encontramos que en épocas del futuro se desvanecería esa posibilidad, llegarían los tiempos en los que cada persona tendría que ser su propio maestro, solamente existirían los guías de lo general. Ese momento ha llegado, los maestros espirituales que susurran enseñanzas a sus discípulos, de labios a oídos, han desaparecido, llegó la era de la meditación pura en la que somos concientes que las madres que rezan y encomiendan a sus hijos antes de dormir alcanzan estados bellos y profundos de concentración y contemplación, igual que lo hiciera un monje del Himalaya. Es nuestro punto de partida para iniciar el gran proyecto espiritual de la nueva humanidad.

La verdad más grande del universo

El cosmos eterno e infinito es el cuerpo de Dios, animado por una esencia o espíritu poderoso que causa y llena todo, esta fuerza indeterminada se fracciona de manera indefinida en cada organismo, entidad, partícula, objeto, ser y cuerpo celeste; es su centro-corazón, unido para siempre con la voluntad del todo. Esto explica porqué los libros sagrados aseguran que somos creados a imagen y semejanza del altísimo.

De igual forma, esos textos guías de las principales corrientes espirituales dan a esta fuerza o ser distintos nombres: Ser Interno, El Intimo, Átman, Cristo Interno, Hashem, Elohim, Abba, Attiq Youm o el Anciano del Tiempo; Iod, Buda Interior, Dainich, Jah, Eloah, Zhu, Ishá, Paramatma, Purusha, Bhagaván, Amida, Taita Inti, Kukulkán, Lugh, Xué, Heim o Heimdall, Ukko, Utú, Atón y mil denominaciones más. Pero, la verdad, luz, presencia y existencia de ese Cristo interior, trasciende todos los calificativos.

Al momento de cerrar los ojos en profunda meditación, se abre una vía de comunicación que al principio es algo insipiente, pero que va aumentando con el tiempo, hasta que se abre ante nuestros ojos la luz de la conciencia, se ilumina la visión del alma y, entonces, sobreviene la boda mística, la unión del alma con el ser. Es decir, el estado en el que la influencia del Cristo Interior llena el alma y la encarnación se convierte en referencia de maestría en una personificación divina, plena de luz y sabiduría.

Palabras iniciales:la meditación es...

Logros y poderes de la meditación

La meditación es como el Gran Cañón que forma un río diminuto en su recorrido, ¿cómo pudo ese pequeño río hacer una hondonada tan monumental? La respuesta es muy simple: con constancia; en el cauce de los años, con la paciencia natural de la evolución, hasta llegar a lo inevitable y lo que puede parecer casi imposible. Así es la meditación y el poder de la mente. De esta forma muchos han logrado curarse y grandes inteligencias han traído proezas al mundo de la materia.

La meditación y el poder mental son como un láser, energía concentrada y dirigida con efectos poderosos y sorprendentes.

La gran solución de todos los problemas del mundo moderno está sintetizada en una sola palabra: Meditación, de esta disciplina se deriva la felicidad interior, el amor, la perfecta armonía con todos, la comunión con las grandes leyes del cosmos y de la naturaleza; la iluminación o la visión de las dimensiones celestiales y el establecimiento definitivo de la paz. Cada mujer y cada hombre de hoy, de alguna manera, sabe en lo profundo de su corazón que existe la alternativa de la meditación; razón fundamental de la existencia del creciente interés por la sabiduría espiritual.

Nosotros los humanos tenemos varios cuerpos que actúan simultáneamente, aquí y ahora, pero lo ignoramos porque perdimos la memoria de los manuales milenarios redactados en el centro de las células, en las edades doradas de un pasado remoto; la meditación rescata esos métodos de recuerdo y sintoniza todos esos elementos con la luz perfecta del Atman que cada uno tiene en su corazón.

La meditación, entonces, es un impulso evolucionado de la gente de hoy que nace en la profunda necesidad de recibir la influencia del ser. La humanidad ha caído en una hipnosis material de excesos y de sensualidad; sin embargo, también se siente atraída por los senderos espirituales que buscan el retorno de la era dorada de la conciencia, esto ocurre porque se avecina la época del retorno de Amida o de Purusha al reino del alma, la edad de oro que tanto anunciaron los alquimistas.

La gente que medita y que se interesa por las ciencias del alma, está en la obligación de transmitir esta búsqueda en el corazón de los que le rodean; su sola presencia irradia energía y luz de evolución, es fuente de nuevas ideas y de creación permanente. En el instante en el que recibimos de la ley divina la sensibilidad para avanzar en el camino del despertar, nos convertimos en un emisor de buenas noticias, soluciones y ayuda. La fuerza que genera el poder de la meditación tiene la potestad de cambiar la vibración de los espacios y de modificar, de manera positiva, las formas negativas del pensamiento, que nos envuelven e invaden.

En las dimensiones superiores existen jerarquías, grandes seres de espiritualidad sublime rigen los destinos y las mentes de quienes creen dirigir el mundo físico, seres con la sensibilidad y la grandeza de los ángeles y maestros sagrados; la meditación nos pone en contacto con esas inteligencias superiores y en la sintonía de la misma corriente mística, así nos unimos al gran objetivo de espiritualizar la civilización moderna.

La meditación es el punto de partida de la alegría genuina, una felicidad magnética que atrae sólo lo bueno y equilibrado; es una energía interna avasalladora que despierta el poder del buen juicio y del discernimiento. Para el que medita, el sentido de las responsabilidades avanzadas, la inteligencia y creatividad es estimulado; las células del sistema nervioso se regeneran y estimulan hasta el mismo día en el que abandonamos el cuerpo y los poderes ocultos, que tiene el ser humano por naturaleza, se van despertando hasta lograr el pleno desarrollo.

La meditación en el presente libro

Las instrucciones que se presentan en el desarrollo del libro son los primeros pasos fundamentales para iniciar la meditación. Para ello fue necesario suprimir, en la medida de lo posible, términos extranjeros y complicados, con el fin de facilitar su comprensión, ya que en varias oportunidades los procedimientos son más que sencillos, pero al ser explicados en otro idioma o cultura diferentes resultan de difícil asimilación y se prestan para interpretaciones equivocadas.

El objetivo que se persigue con este libro es dar las pautas generales para iniciar el camino de la meditación. No contiene posturas imposibles, ni prácticas irrealizables; tanto las posiciones y ejercicios como las meditaciones sugeridas a continuación pueden ser practicadas por toda clase de personas, las explicaciones se entienden fácilmente, y las pocas palabras en otros idiomas van acompañadas de sus correspondientes traducciones y ampliaciones.

SECCIÓN
PRMERA

Consideraciones
preliminares

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Antes de meditar, piense en esto..

La meditación es un proceso “natural” del ser humano, similar a comer o dormir, es una metodología que se encuentra escrita en la memoria milenaria y celular de cada persona y de la humanidad entera. Es equivalente a pensar, pero de manera ordenada y concentrada. “Meditar es una actividad humana inevitable”, siempre meditamos, aunque no califiquemos tal procedimiento con la palabra “meditación”, es un hecho normal, nadie nos puede condenar o amenazar con el fuego del infierno por hacerlo, nadie puede prohibir que pensemos o que tengamos las mismas reflexiones que en su momento recomendaron los grandes santos de todas las civilizaciones.

Entonces, La meditación es un recurso extraordinario que siempre nos ha acompañado desde niños, al despertar; al dormir, al reposar o siempre que tenemos una preocupación.

La meditación y la religión

Todas las religiones son caminos hermosos y válidos para el despertar de la conciencia, cada religión tiene una historia de comunicación real entre la materia y el mundo espiritual para subir un peldaño en la evolución; los movimientos religiosos son necesarios en la humanidad, es lo que garantiza el recuerdo de la vocación espiritual de la especie humana. Así, las religiones son métodos gigantes de educación interna, para que el alma pueda llegar a estadios superiores, esas reglamentaciones místicas son concebidas por seres de luz de perfección inimaginable, que encarnan en determinado espacio y tiempo para proponer un camino de perfeccionamiento.

Aunque la base real de las religiones y de los maestros que las engendraron es la meditación, ésta no pertenece a religión específica alguna; muchos piensan que la meditación es hinduista o budista pero se equivocan, la meditación es “genérica”, pertenece a todos y “no” está matriculada a religiones, sectas o corrientes filosóficas. Tampoco es un procedimiento raro, inmoral, satánico o demoníaco, como muchos afirman por el miedo que les produce el hecho de saber que los demás pueden tener acceso al conocimiento e iluminación y, por lo tanto, es posible que lleguen a la verdad y realización. Esos apelativos, opiniones agresivas y negativas son sólo producto del miedo y la ignorancia.

En resumen, la meditación aunque es absolutamente espiritual, “no tiene religión”, ni partido político, ni color de piel, ni prerrequisitos de estudios o entrenamientos de ninguna especie; no está restringida a un grupo especial de personas, a condiciones sociales ni a edades especiales. Es como el aire, siempre disponible para todos, es el puente de comunicación que siempre ha existido entre el alma y el ser

Diferencia entre alma y ser

Nosotros podemos compararnos con un automóvil: los cuerpos físico, astral y mental son la carrocería y el chasis, lo que en apariencia vemos; el motor es el alma, es lo que nos identifica y nos conduce, encarnación tras encarnación. Y el espíritu o ser es el combustible, es lo que nos mueve.

Los humanos nos movemos a través de los años en diferentes cuerpos: el cuerpo material que es el que conocemos, el cuerpo astral que se desdobla todas las noches y “sueña”, y la mente que es un cuerpo sutil y muy sofisticado. El alma es en verdad nuestra identidad, es la cédula de ciudadanía de cada persona en el transcurrir de los milenios, más allá de los cuerpos que podamos tomar; ésta no cambia, guarda la experiencia, la memoria, el karma y el dharma; se impregna momentáneamente de la personalidad del cuerpo de turno, pero se desapega rápidamente en el instante de la desencarnación.

El ser es el mismo espíritu, la fracción más pura de cada persona, una gota del océano insondable de Dios en cada uno. Por tal razón, el ser es una ventana de comunicación con el absoluto, es la presencia viva de Dios en nosotros. Además, es la única realidad que nosotros tenemos en medio de la ilusión del mundo, es el ángel de la guarda que no nos desampara en ningún momento. Sin embargo, quienes se concentran en la meditación no se creen dioses, como muchos afirman equivocadamente. Tener la conciencia de admitir que somos parte del cuerpo de Dios y que tenemos una fracción de Él en nuestro corazón, no es afirmar que somos el universo absoluto; éstas son simples artimañas de los que se valen de juegos de palabras para desprestigiar la meditación.

Alma, mente y Ser en la meditación

La forma de reconocer esta diferencia es uno de los grandes objetivos de la meditación. El alma se encuentra en el centro enfrentada a una disyuntiva ante la influencia de dos polos opuestos, pero en estos polos no hay bondad y maldad, como en las teorías duales a las que estamos acostumbrados; en un lado está el equilibrio de parte del ser y en el otro está el desequilibrio y el error de parte de la mente. Un maestro iluminado, por ejemplo, recibe más influencia del ser que de la mente y un personaje mundano, prácticamente no tiene comunicación ni influencia del ser, todo es mental.

“En la meditación tratamos de encontrar la sintonía con el Ser”, intentamos abrir un canal de comunicación para que se presente esa influencia celestial y, al mismo tiempo, procuramos poner la mente en su sitio, utilizando la prodigiosa presencia del poder mental, pero en bien de la evolución, o sea, de manera positiva.

Por todo lo anterior, en la meditación intentamos, cada vez con más resultados, controlar y aquietar la mente, para que, eliminada esa distracción y esos impedimentos, la luz del ser aparezca y nos ilumine, en eso consiste el despertar de la conciencia. No obstante todas las explicaciones, el ser es imposible de definir o de describir simplemente porque se escapa a todas las leyes de la razón; éste no puede ser comprendido con el intelecto, sólo aquellos que viven por lograr una conexión real con su espíritu, entienden el concepto del Ser

La presencia del ser no se entiende con largas disertaciones intelectuales, es necesario meditar, con la meditación es posible despertar una intuición especial que nos llena de la certeza absoluta de que se acerca para nosotros el momento de la iluminación.

Los nombres del Ser

Éstos son incontables. A lo largo del tiempo, cada civilización ha designado un nombre para esa partícula del gran poder de Dios en nosotros, por esto las escrituras sagradas de todos los tiempos nos hablan de la herencia real del hombre, nos afirman de la creación del ser humano a imagen y semejanza de Dios. Es por esto que Jesús decía: “Nadie llega al padre sino por mí"; se refería al camino del Cristo y por esto en las civilizaciones milenarias se le llama al ser “Cristo interno” o el “Cristo místico”, ese ser es el Cristo-niño de oro de la alquimia y las bodas místicas son el matrimonio del ser con el alma. Es decir, la comunicación perfecta de nuestro ser genuino con el alma y los cuerpos inferiores.

En otras culturas es Baldur, el padre de las runas; Apolo-sol interior entre los grecorromanos; es Osiris Ra del Corazón entre los egipcios; el Kukulkan personal de los mayas; el Atman sagrado de los hindúes; Viracocha Tiksi en los Andes peruanos y en el cristianismo primitivo, se personifica en Cristo, “hijo del padre, gota del océano”, idea principal del mensaje hermético de Jesús: encarnar con su propia vida el camino de la redención. Por esta razón, en el corazón de todos es el Adorable Salvador del Mundo.

El pasado espiritual glorioso de la humanidad

Hace miles de años, en diferentes civilizaciones anteriores a la nuestra, transcurrieron tiempos felices, épocas maravillosas, caracterizadas por la luz y la conciencia comandadas por la fuerza del Cristo interno de la vida; la mente de los hombres era entonces una con el espíritu, la humanidad utilizaba todo su potencial en crear, descubrir y cuidar todo cuanto el padre eterno entregara al hombre para su felicidad.

La situación astral-mental y la estructura interna de quienes conformaban esas civilizaciones, se apreciaba en su inmenso poder sabiduría, iluminación y belleza de sus cuerpos físicos y espirituales; sus sentidos despiertos, la marca de la cristificación que plasmaban en todos sus hechos y esa fuerza crística se manifestaba en sus obras, pensamientos y palabras. Tal era el mundo verdaderamente civilizado, probablemente Atlántida, Hiperbórea o la tierra Lémur civilizaciones antiguas que se desarrollaron y llegaron a la perfección, antecesores nuestros y quizá nosotros mismos. Actualmente existen algunas pruebas, otras se habrán perdido, el tiempo pasa y en cientos de miles de años se borran las evidencias, afortunadamente todo queda consignado en las memorias de la naturaleza.

Decadencia de la fuerza espiritual

Posteriormente, el alma de los seres humanos quedó sumergida en un abismo de tristeza y dolor, la conciencia migró hacia estados muy sutiles y únicamente permaneció en las dimensiones inferiores en la proporción mínima suficiente para que se conservara la vida; por tal razón, el mundo mental desencadenó la semilla del desequilibrio y poco a poco se formó la gran entidad negativa o error mental y, en adelante, esta fuerza siniestra conduce la mayoría de obras humanas.

La conciencia y el conocimiento estaban reservados solamente para seres excepcionales, los cuales deberían callar, ocultarse al máximo y ampararse bajo diferentes disfraces con el fin de cumplir con la misión de custodiar las memorias y secretos de la evolución.

La espiritualidad de los tiempos actuales

Vivimos tiempos de cambio, la humanidad inicia un proceso de transformación, por ley abandona la oscuridad del abismo y se prepara para el despertar, hace pocos años el hombre revive su camino espiritual con el objeto de retornar a la era dorada de la iluminación. La especie humana alcanzará dentro de pocos años su máxima evolución, la ciencia se fusionará inevitablemente con el aspecto espiritual del hombre, arrojando resultados muy positivos en lo que toca a la comodidad y al conocimiento; nacerán nuevas tecnologías, el hombre por fin se comunicará con las estrellas, recibirá ayuda del espacio exterior, abandonará para su bien el concepto retrógrado de ser la pequeña razón humana, el único parámetro para crear, explicar y medir: El hombre moderno tendrá otros elementos, otras razones y descubrirá nuevos mecanismos de acción para su desarrollo en todos los niveles.

La principal ventaja del panorama que se avecina y del creciente interés de la humanidad por los temas del espíritu es una importante tendencia a la reflexión, a la búsqueda de la respuesta dentro de sí mismos, la consecuencia lógica de esta sencilla práctica trascendental es la erradicación de la soledad. El ser humano hoy en día, a pesar de estar rodeado de parientes, amigos y de tener ocupado todo su tiempo en problemas cotidianos comunes, se siente inexplicablemente solo.

La evidente soledad del hombre

¿Por qué el hombre se siente solo? Porque ha descuidado la trascendencia de tres trabajos fundamentales: evolución, sensibilidad y prioridad. La evolución se mide con la conciencia que es esencialmente un estado en el que solamente obramos de acuerdo con el mandato de nuestro Cristo interno y para ello es necesario iluminar los cuerpos y purificar la mente.

La sensibilidad crece a medida que se transforman los errores de la mente y los fluidos físicos y espirituales adquieren su movimiento normal ascendente. Dados estos requisitos, el hombre reconoce a su espíritu crístico como lo único verdadero y cierto; ése es el real sentido de la prioridad. Es indispensable, además, entender que ante la majestad del espíritu, absolutamente todo lo demás carece de importancia: parientes, amigos, dinero y este cuerpo. Cuanto podamos apreciar con los sentidos, dura poco, sólo permanece el espíritu y lo que tenga relación con él; el alma evolucionada así lo entiende y en ese instante desaparece la soledad: el ser o espíritu ve, oye y siente la entidad crística en todas partes.

La solución es la meditación

El único procedimiento que nos puede procurar el despertar de la conciencia y la sensibilidad a los designios de nuestra esencia espiritual es la “meditación”. Meditar es un proceso sencillo y a la vez profundo que todos de cierta forma practicamos diariamente pero de manera incompleta, inconsciente y mal dirigida. Ya que un buen meditar incluye: posición, relajación, concentración y fijación total de la atención; prácticas que desarrollamos a menudo en momentos críticos de nuestra vida, separadamente y sin ninguna conciencia.

En la vida deportiva es común encontrarse con diversas posiciones y ejercicios de flexibilidad que coinciden con posturas propias para la meditación; a la hora de dormir o simplemente en un sencillo descanso, es posible lograr un perfecto estado de relajación. Si eventualmente nos agobia un problema, nos es posible alcanzar tanta concentración en el asunto que solamente podemos pensar en ello, logrando empeorarlo al máximo y sólo en algunos pocos casos solucionarlo. Teniendo en cuenta lo anterior no es absurdo pensar que, por lo menos en las primeras etapas de la meditación, somos expertos.

La herramienta más valiosa de la meditación

“Para subir al cielo se necesita una escalera”, ésta es la mente; debemos andar a hombros del poder mental para regenerar nuestra potestad de evolucionar y redescubrir el enorme poder que el ser nos ha concedido: el poder mental, una de las herramientas más valiosas de la meditación.

Todo ser humano puede utilizar el gran poder de su mente, dictaminar la realización de un evento y dominar la naturaleza. Desde tiempos muy remotos, los grandes maestros han enseñado que la indiscutible efectividad y rapidez de las órdenes mentales se debe a que esta sutil energía se mueve en autopistas de luz astral.

El poder mental es un elemento valioso para la creación o el cumplimiento de metas, ya que las órdenes mentales son indiscutiblemente positivas para sí mismos y para los demás: afirmando la personalidad, recuperando la seguridad y como herramienta para eliminar traumas. La mente es un instrumento de magia que nos indica que el ser humano ha venido para ser feliz, saludable, próspero y sabio.

Mente controlada: aliada de la meditación y sanación

Siempre se habla de la mente como una casa loca donde habitan defectos, un lugar tenebroso donde reina el desorden, el deseo y la sensualidad; el hogar del error psicológico y la directa responsable de todas las desgracias y sufrimientos de este mundo. Lamentablemente, todo lo anterior es en parte cierto. La psiquis es un cuerpo superior en el que los defectos o entidades mentales negativas se mueven y manifiestan, creando el caos y la guerra. No obstante, también es una batería inagotable de energía, en esta caja misteriosa que tenemos los humanos, también encontramos fuerzas positivas y puras de altos grados de evolución.

El estado de una civilización se puede medir observando la situación de la mente de sus integrantes, pero no sólo la mente es el receptáculo de las fuerzas negativas; en verdad es un cuerpo que forma parte de la constitución humana, con facultades y poderes extraordinarios. La mente es vital en la meditación, en primer lugar debemos observarla; luego controlarla, utilizar la imaginación y proyectar energía con ese mismo poder de “empuje” mental. Por último, se abre ante nosotros la visión mística.

El proceso mental de creación

El hombre crea primero en la mente; luego ésta viaja en las corrientes invisibles de la luz astral y, por último, es cristalizado o realizado un hecho en el mundo físico. Éste es un proceso ordinario en la actividad humana: imaginar, ver ordenar y realizar; es el pan nuestro de cada día en la vida diaria del hombre. La serie anterior explica el nacimiento del poder en la imaginación. Los alquimistas de antaño aseguraban: “Imaginar es ver”. Tenemos en todas partes la prueba fehaciente de nuestro poder y no sabemos que existe, estamos tan acostumbrados a ser poderosos que no vemos la presencia evidente del poder

La obra humana es diversa: objetos, acciones, arte, situaciones, diversión, conocimiento, investigación, etcétera, todo cuanto el hombre ha creado, primero ha ocupado un sitio importante de la mente llamado imaginación.

El hombre tiene a su disposición este elemento de poder llamado mente y a él es entregado por la divinidad. De igual forma que a un profesor se le entrega un aula de clases: este es su tablero, su tiza, sus alumnos y la enseñanza que usted pueda impartir, la fuerza de la sabiduría para que pueda ser recibida por estos niños ávidos de conocimiento. El tablero es la pantalla mental que está ante nosotros cuando cerramos los ojos, el espacio de imágenes mentales que nos distraen en la meditación, la oscuridad que debemos investigar para lograr la iluminación; la tiza es la imaginación, el recurso para ver el futuro, lo imposible, los hechos antes de que ocurran. Los alumnos son las creaciones infinitas que la mente puede hacer y proyectar; el poder reside en la entidad misma de la mente, en su fuerza de realización, de impulso.

El poder mental

Todos los seres humanos tenemos a nuestra disposición el poder mental, todos podemos utilizar la energía creadora manifestada en la mente para ayudar a los demás, crear bienestar para nosotros, cambiar nuestra vida, transformar nuestros defectos, transmutar y magnificar la energía matriz; crear en la investigación, arte, literatura, organización, prosperidad y espiritualidad. Entretanto, es necesario trabajar con la pereza, el miedo y la inseguridad, la mente requiere para ordenar y dictaminar tres condiciones básicas: determinación, valentía y seguridad.

Primeras meditaciones simples con el poder mental

¿EN QUÉ CASOS SE ENVÍAN ÓRDENES MENTALES?

Convertir una idea en realidad (meditación instantánea, M.I.)

¿Cómo y dónde se dan las órdenes mentales?

El lugar puede ser cualquiera; sin embargo, para que la orden surta más efecto, es indispensable cerrar los ojos un instante, en un sitio tranquilo. Proceda de la siguiente forma si necesita conseguir algo, un cambio mental, modificar una situación, un estado positivo en alguien o en nosotros:

Proyecte energía positiva a distancia (M.I.)

Si lo que se busca es corregir el pesimismo de alguien o de sí mismos, erradicar errores, cambiar la imagen negativa, etcétera, primero:

La mente confiere poder a las palabras

EL PODER DE LA PALABRA, LAS FRASES NEGATIVAS, TAMBIÉN SON UNA ORDEN MENTAL QUE PUEDE AFECTAR NEGATIVAMENTE EL NORMAL DESARROLLO DE LA VIDA. AL ELIMINAR LA MALIGNIDAD DE LA PALABRA, SOBREVENDRÁ EL PROGRESO MATERIAL Y ESPIRITUAL.

Las palabras crean; así como las pronunciaciones sagradas de los mantras y las lenguas antiguas modifican un ambiente energético y suben la vibración de la fuerza; las frases y palabras negativas forman un entorno adverso, desde el punto de vista psíquico y astral. Las malas palabras no sólo tienen significado perverso, sino que dada su utilización con el mismo propósito, permanentemente, adquieren una identidad negativa especial; su resonancia golpea violentamente la psiquis, dificultando desde todo punto de vista la eliminación de la impresión que causa. El efecto es parecido al que producen a la mente las películas violentas y de terror

En el momento de pronunciar una palabra vulgar o de sostener un diálogo cargado de frases impuras, partículas de energía negativa de las primeras dimensiones se adhieren al aura y alimentan las larvas o parásitos astrales que caracterizan a las almas inconscientes y descuidadas. Igualmente, los cuentos pasados de color y los ambientes cargados de sensualidad y lascivia, atraen fuerzas negativas presentes en la atmósfera, generadas por prácticas y personas insanas. Generalmente, estas historias van acompañadas de recuerdos, frustraciones y deseos insatisfechos de quien las relata, y como el hombre ignora la fuerza que se esconde en su energía sexual, confiere a estas frases viciadas su energía, perjudicándose a sí mismo y contaminando el aura de quienes lo oyen.

La palabra crea, sin importar el carácter positivo o negativo de lo que se pronuncia. El hombre vive un momento crítico en cuanto a la conciencia de las fuerzas se refiere; su forma de pensar, hablar y hacer son regidas por la vulgaridad y la sexualidad negativa; lo normal, hoy en día, es hablar y actuar con estas características. El comportamiento sano, decente y comedido, se ve ridículo y por supuesto no es chic.

La máquina humana sigue patrones de comportamiento y una vez que se acomoda a ellos, se acostumbra, formando una gran corriente de imágenes mentales que se mueven en el mismo camino y persiguen el mismo fin; su actitud inconsciente origina una bruma astral densa que los envuelve e impregna. Por tal razón, el cambio no sólo es difícil, en ocasiones es casi imposible.

Palabras negativas de hoy

La otra modalidad funesta del poder de la palabra utilizado en sentido negativo, es la orden psicológica pesimista, egoísta y estancada. El pesimista debería ser aislado como un enfermo infectado; su poder negativo contagia a quien encuentra a su paso; para él “todo saldrá mal, será peligroso, arriesgado, nunca funcionará, no vale la pena; nació destinado al fracaso, ni pensemos en eso”. Sería imposible nombrar todo aquello que una persona de este tipo puede decir. El pesimista es una máquina de producir órdenes negativas, su alcance se ve reforzado por el débil que oye sus dictámenes y se deja influir e impresionar obedece al pie de la letra; la decisión es miedosa, torpe, poco proyectada e inerte en esta clase de individuos.

El egoísta es otro enfermo negativo, se caracteriza por criticar todo lo que ve a su alrededor; debido a que es incapaz de hacer cosa alguna, su reacción es la de convencer a los demás de no hacer nada, guiándose por una ley tácita, escrita con letras imborrables en su voluntad inferior: “Si no lo puedo hacer yo, no lo quiero hacer yo o no lo sé hacer yo, entonces que nadie lo haga”.

Frases que producen pobreza

La mentalidad negativa recurrente es atrasada y paralizante, podemos asegurar que esa actitud es un factor evidente en la existencia de la pobreza; somos una civilización especializada en pronunciar órdenes negativas. La mente es un sombrero mágico del que podemos sacar cualquier cosa, pero que no sabemos utilizar. La mente no envejece, como muchos suponen, por el contrario siempre está nueva, radiante y lista para aplicar su poder; el cuerpo es el que envejece y deteriora su percepción y sensibilidad, produciéndose el daño en la comunicación, emisión y recepción, jamás en la entidad mental; por esta razón, diferentes personas de todas las edades pueden impartir órdenes positivas o negativas, para ayudarse o perjudicarse.

El culto a la sentencia negativa se inicia en el hogar: los padres apagan el entusiasmo de sus hijos, ponen límites a su creatividad y osadía; su política no está basada en la libertad, sino en el miedo, la comodidad y el facilismo; sus órdenes negativas son contundentes y traumáticas:

Las anteriores son órdenes mentales negativas, repetidas incesantemente, llenas de energía, pronunciadas por generaciones y generaciones. Semejantes mandatos llegan a la mente de nuestros hijos, convirtiéndolos en seres miedosos, incapaces y acomplejados; el único resultado que logramos al contaminarles la mente con nuestra inconsciencia, es despertarles un trauma de inferioridad.

Es necesario acabar con ese lenguaje siniestro, aun en medio de la pobreza, debemos dar ánimo, cultivar los sueños, la esperanza; las grandes obras fueron inicialmente muy pequeñas o simplemente nacieron de la nada. Cambiando el lenguaje negativo por frases positivas, que impresionen favorablemente la psiquis, es posible lograr paz, comodidad, salud, el cariño y la admiración de todos los que nos rodean.

La energía de la sanación

Los procesos de meditación y de sanación están íntimamente ligados al conocimiento de la energía. Quien medita y pretende ser sano en cuerpo y alma, debe necesariamente estudiar las bases de la sabiduría energética.

“Energía” es un fluido que se mueve en el interior de todos nosotros, por diversos canales y en modalidades distintas, dependiendo de si es del cuerpo, mente, astral, pensamiento, meditación, etcétera. Esta energía existe y fluye en nosotros a escala física, desde el momento mismo de nuestra concepción; en otros planos más elevados, nunca deja de manifestarse, su existencia es eterna.

La energía interna del cuerpo es alimentada e influenciada por varios factores en mayor o menor medida, pero en todos los casos de forma trascendental, por más que no nos demos cuenta de ello o aunque no tengamos conciencia de esta influencia. A nivel macro, es indudable que el campo electromagnético de nuestro cuerpo recibe la influencia del de la tierra, la luna y el sol. Los humanos somos un manojo de conductos por los que circulan fluidos, esto genera campos electromagnéticos que reciben la influencia de los de otros cuerpos humanos y de varios millones de aparatos contaminantes de magnetismo, creados en el mundo moderno.

Existen otros factores importantes que modifican la energía del cuerpo, por ejemplo, el movimiento físico y más concretamente, el ejercicio, factor “restaurador del fluido energético”; este activador de fuerza hace que la esencia de la energía en el sistema nervioso y endocrino siempre esté equilibrada y sobrevenga la salud. Nosotros consumimos permanentemente alimentos procedentes de  los nutrientes y del aire, procesamos en todo momento gases y elementos nutritivos que elaboran en el cuerpo una danza bioquímica que produce e impacta la energía, y la mente es la que conduce todos esos fluidos energéticos; ésta también hace que nos desplacemos, comamos, respiremos y que la energía se mueva y se concentre.

¿Quién sabe más de energía?

Uno de los grandes defectos del hombre es el delirio de grandeza, siempre tiene la tendencia a creer que es el poseedor de la verdad revelada. Por tal razón, cada uno cree que sabe cuál es la fuente de la sabiduría y, en torno al tema de la energía, lo común es que, dependiendo de la línea de trabajo, se tenga un sesgo, pero si queremos ser objetivos y justos debemos entender que cada grupo de sabios ha realizado un trabajo valioso desde un punto de vista distinto.

El chi, qui, qi o ki del Lejano Oriente

El ki es la energía del cuerpo que fluye por canales, estudiados en China y Japón desde hace tantos años que cualquier cifra que se diga es inexacta y peca por defecto. No es posible saber desde hace cuántos miles de años se ha examinado el tema del ki