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La dimensión de la verdad y la función de la escritura

en la enseñanza de J. Lacan

 

 

Ana Kristy Wiener Sosa

 

 

 

© Ana Kristy Wiener Sosa

© La dimensión de la verdad y la función de la escritura en la enseñanza de J. Lacan

 

ISBN formato epub: 978-84-685-2432-0

 

Impreso en España

Editado por Bubok Publishing S.L.

 

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A mis padres,

quienes me transmitieron y arrojaron

(a)

 

 

la dificultad y la dicha, de apostar por un deseo.

 

 

 

 

 

Prólogo

 

 

¿Se puede escribir la verdad? ¿Se puede decir la verdad de un escrito?, estas preguntas como el inconsciente, insisten. Usted tiene aquí un esfuerzo de lectura, que arroja en su despliegue un valor auténtico de investigación.

Ana Kristy Wiener Sosa, es, podría decirse, lacaniana. Lo decimos así sin demasiados miramientos, masivamente, como quien desprecia la polisemia, la multivocidad de una palabra: «lacaniana». ¿Lo es porque se orienta en Lacan? creemos que este adjetivo le cabe a la autora en un sentido preciso, aunque quizás algo arriesgado. Ha hecho de Lacan su particular daimon y desde entonces lo lee. ¿En sus escritos, en sus seminarios? arriesgamos todavía más: lee a Lacan en Hegel, en Heidegger, en Aristóteles, en Freud. Lee a Lacan. ¿Comete así una injusticia, una desmesura (hybris entre los griegos)?

Hay sin duda una violencia topológica en ese ejercicio de lectura, ¿estaba ya Lacan en Hegel?, ¿o es Hegel a quien reencontramos en Lacan? El recorrido del libro es consistente -con esa consistencia paradójica de los objetos topológicos que el maestro francés se ocupó de trabajar- con el corpus lacaniano. Así, vamos en la búsqueda de Lacan al interior de su obra y terminamos afuera, en obras de filósofos, lógicos, matemáticos. Vamos a estas obras, exteriores a Lacan y nos encontramos nuevamente en su interior. La autora soporta esta extimidad, hace de ella causa de su recorrido.

Quizás, tomando algo prestado del texto, siempre hagan falta dos para leer verdaderamente a Lacan. Lacan y Otro: Lacan y la filosofía, Lacan y la topología, Lacan y Heidegger, y un largo etcétera. Nos tienta decir que el «sujet» Lacan, es bidimensional, entonces será coherente decir que en tanto Uno, siempre habrá que contarlo bífido. La autora soporta este entre-dos y lo pone a trabajar.

Este libro empieza por Freud, no como comienzo de la verdad (inconsciente) sino como instancia en la que alguien decidió escucharla. Freud, lector del inconsciente, es el primero en quien, por decidir recibirlas, las cartas llegan a destino. Llegan castradas, en el mid-dit que hacen suponer un trauma de origen, protón pseudos con que «sus» histéricas le mienten das Ding. Allí ubica la autora una diferencia epistemo-somatica entre filosofía y psicoanálisis: anudamiento de la verdad y el horror a la castración.

Sigue Hegel, el de Kojève, el de Lacan, se extrae de su dialéctica un imposible (uno de los nombres de lo real), el del reconocimiento pleno. Y se deja hablar al sujeto en las «tergiversaciones» de la palabra. La sustancia hecha otra de sí, deviene sujeto, ideal y alemanamente reencontrada. Lacan se separa de Hegel: al yo lo ex-pone como «proyecto de unidad», y el Otro no es hegeliano ya que «está allí como inconsciencia primordial» (Lacan dixit).

Damos una(s) vuelta(s) al toro para hablar del deseo, evocando la nada que nos permite decir jugando: el deseo es no-thing-Otro. Nos permitimos dejarlo así, que de su equivocación surja a medias la verdad, ya es responsabilidad de quien lee (cf. la etimología que desarrolla Heidegger para Ding).

El paso «histórico» por la dimensión de la verdad es lógico. De donde Ana K. Wiener extrae el fracaso de la adecuación y erramos con ella lo esencial, de donde el significante se in-corpora. No diremos más para mantener el misterio y dejarlo alethear.

La lógica antes explorada, sigue su curso en la pertenencia/determinación del fantasma (tal la equivocación «del» que la acompaña). La autora nos lleva a asertar el objeto como perdido donde la verdad será una operación. Son los años 66-68 para Lacan, ocasión de un nuevo entrecruzamiento en su enseñanza: lógica y acto. Lo que no quita que ese cruce fuera anticipado, de ello podemos tener la certidumbre, en su sofisma.

¿Se puede hacer conjunto de todo esto? en lo que sigue, la pregunta se despliega y el axioma lacaniano se teorematiza. La autora nos hace saber la inconsistencia (del Otro). En el despliegue aquél, la verdad se hace lugar.

Siguen los discursos de Lacan, de ellos el producto es una falla, y es que falta tiempo, tal como a nosotros nos falta espacio para insistir. Preferimos que este prólogo caiga en signo de un comienzo: el de la lectura que anticipa.

Todavía un último apunte: me he privado de escribir sobre la escritura, que se corrija en su lectura, y esperamos que de ella recupere algún saber que le haga mella.

 

Manuel Rial

Buenos Aires, Mayo de 2018

 

 

 

 

 

Introducción

 

 

Algunos años han pasado desde que se abrieron las preguntas que han venido acompañando el presente trabajo. Presentar este libro es la ocasión de dar cuenta de un posible cierre sobre la dimensión de la verdad y su entrecruzamiento con la función de la escritura en la enseñanza de Jacques Lacan.

En primera instancia, se dice que la verdad en psicoanálisis tiene una dimensión específica. En dicha dimensión hacen falta dos cifras para caracterizar cualquier punto, por ello sostenemos que es de una dimensión 2. De tal modo que, para caracterizar al sujeto, hacen falta al menos dos significantes, por ello el sujeto es bidimensional; al menos el sujeto que compete al psicoanálisis.

La verdad que nos atañe se juega en la palabra y, en términos generales, trata sobre el sujeto que yerra, que equivoca; este sujeto es efecto y no agente, se ubica menos del lado sustancial y más del lado del lapsus. A partir de la palabra, el sujeto va a confrontarse con el decir de su sufrimiento, de lo que resultarán algunas modificaciones en su posición con respecto al deseo.

Estas modificaciones atañen a la escritura en tanto que la dimensión de la verdad tiene su límite en lo que será oportunamente desarrollado como el agujero de la no relación sexual. Se plantea que de este agujero nada se sabe sino que se escribe su borde. La verdad es un no saber que puede ser escrito como borde. Este es el punto de entrecruzamiento entre la dimensión de la verdad y la función de la escritura en un análisis.

Para el desarrollo de esta investigación, partimos de la siguiente hipótesis: la bi-dimensión de la verdad que se juega en el discurso permite bordear el agujero de la no relación sexual al confrontar al sujeto con la castración. Esto abre la posibilidad de la construcción en análisis (lo que atañe a cierta escritura). La función de la escritura permite construir y corregir el objeto.

La escritura es trabajada como una función, que en el codominio del análisis implica una corrección. En matemáticas, una función es una relación entre un conjunto x (dominio) y otro conjunto de elementos y (codominio) de forma que a cada elemento x del dominio le corresponde un único elemento f(x) del codominio. Nuestro esfuerzo es establecer la función que tiene el dominio de la escritura en el codominio del análisis.

Se considera importante desarrollar este entrecruzamiento, ya que si bien muchos autores han retomado lo que atañe a la verdad o a la escritura, no se conoce un desarrollo exhaustivo del entrecruzamiento entre la verdad y la escritura, que señala un punto importante de la clínica, el cual refiere al objeto a. El objeto a puede ser construido en el fantasma y corregido como agujero. Por lo tanto, se propone que la construcción y la corrección son dos operaciones distintas, aunque ambas atañen al objeto.

Estas dos operaciones tienen como correlato la dimensión de la verdad, por ello interesa dar cuenta del entrecruzamiento entre la verdad y la escritura, porque lo que se plantea como escritura al fin del análisis no es sin el desarrollo y el pasaje por la verdad. El entrecruzamiento que es la causa del deseo es el efecto de la función de la escritura en un análisis, y la escritura en base a esta investigación es la incidencia de la palabra.

Este recorrido no lleva un orden cronológico, dado que nos servimos de una lectura exhaustiva que nos avala a intersectar conceptos retomados constantemente en la enseñanza de Lacan. Enseñanza que no se presenta como una cosmovisión o sistema, sino más bien como una construcción recursivo-agujereada.

También cabe mencionar que el desarrollo de este trabajo se enmarca en el dispositivo analítico; es decir, el desarrollo da cuenta de lo que Lacan ha llamado el discurso psicoanalítico, el cual supone un lazo novedoso y una ética decisiva que atañe al deseo y repercute en el goce. Nuestro objetivo es mostrar lo relativo al deseo y las consecuencias en el goce a que la escritura induce. Así, la dimensión de la verdad estará circunscripta a este discurso, del mismo modo que la función de la escritura.

El marco teórico que se utiliza es psicoanalítico lacaniano. Nos servimos de las referencias de Lacan a otros textos y autores, especialmente los filosóficos. En cuanto a los textos matemáticos y topológicos, se ha recurrido a bibliografía ampliatoria para realizar una lectura de la enseñanza de Lacan. Se considera que las referencias a la filosofía y matemáticas hacen a los conceptos psicoanalíticos para los cuales las tomamos, es decir, no son modelos extrínsecos a la teoría psicoanalítica, sino que la conforman.
Lo anterior no supone que un topólogo tendría que llegar a la conceptualización del objeto a, por ejemplo, (ya que no es psicoanalista necesariamente), sino que para el psicoanálisis es requisito indispensable hacer ese recorrido porque es parte del concepto atinente.

Los resultados de la investigación se ordenan en cuatro capítulos. El primero da cuenta de la verdad en el dispositivo analítico y su vínculo con el deseo y el Otro. Se establecen relaciones entre la verdad y la ficción, la verdad y el mito, y la verdad y la castración. Se recurre a referencias lógicas y filosóficas que nos permiten zanjar el camino que lleva a Lacan a hacer una lectura novedosa de la obra de Freud.

El segundo trata desde distintos ángulos la relación entre la verdad y el acto, pues la verdad es lo que se escribe de la pérdida, por ello se desarrolla la verdad como lo que se pierde en la alienación. Este capítulo culmina en la escritura topológica y en la ex-sistencia del sujeto, introduce lo que hemos llamado el entrecruzamiento entre la verdad y la escritura.

El tercer capítulo se traduce en un esfuerzo matemático por argumentar la función de la escritura del Uno en un análisis. La importancia que tiene esta escritura como ex-sistente incide directamente en la causa del deseo, en virtud de que el Uno está vinculado con la re-escritura del Padre en un análisis, re-escritura que demuestra el triskel, fundamento del enlace borromeo de tres redondeles.

En el capítulo final se trabaja la función de la escritura del objeto, la cual no se da sin la escritura del Uno; también se arguye la importancia de la letra y sus diferencias con el significante. A su vez, se plantea una diferencia entre la construcción y la corrección del objeto. Corrección que se escribe no sin el pasaje por la dimensión de la verdad, para lo cual se alude al concepto de borde, que sirve de consistencia a la hipótesis que aquí se sostiene sobre la letra.