El Libro Divino
de los Chakras

© Plutón ediciones X, s. l., 2018

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I.S.B.N: 978-84-17477-52-3

A Mary, Cris y Liz,
mis chakras fundamentales

Prólogo

Endocrinología ayurvédica

Vamos encontrando fósiles, pero no encontramos las raíces; vamos inventando palabras y creando conceptos, pero no reconocemos las antiguas lenguas, solo las interpretamos desde nuestro propio y actual prisma.

Creamos una realidad social con las ideas y las palabras, y pensamos que es la única y la correcta: todo lo que se salga de nuestra oficialidad académica se encuentra necesariamente en el error.

Tendemos a crear y a querer un pensamiento único lleno de certezas, no queremos ni las dudas ni las cosas que no tengan una explicación de acuerdo con nuestro concepto de lógica y de razón.

Todo tiene que funcionar como un reloj, porque los relojes los inventamos nosotros, aunque no sepamos realmente qué es el tiempo.

Actualmente todo pasa por el tamiz del pensamiento occidental, por el tubo académico y científico del eurocentrismo, pero no es una prerrogativa de los occidentales querer tener e imponer la razón al mundo entero, en la India, hace tres o cuatro mil años, cuando el Valle del Indo dominaba militar y comercialmente buena parte de Oriente, el pensamiento obligadamente correcto era el suyo, y en ese pensamiento nace la medicina ayurvédica, una medicina holística, es decir, integral, que se cuidaba no solo del cuerpo, sino también del alma, de la mentey hasta del espíritu en su ascenso a los cielos o a su experiencia en el más allá, fuera la que fuera esta.

En Occidente tardamos unos cuantos miles de años, con respecto a Oriente, en descubrir los chakras, pero para presumir de adelanto y originalidad les llamamos gándulas endocrinas, señalando a los chakras como una cuestión supersticiosa muy alejada de la realidad, la razón y la ciencia.

No podemos negar los avances tecnológicos de la ciencia occidental, pero es una barbaridad pretender que cualquier otro tipo de pensamiento es erróneo, sobre todo en el marco de las ciencias naturales, que no son ciencias exactas, como la medicina, donde el paciente es más que un número, y las soluciones para las enfermedades no funcionan al cien por ciento, ya que tanto los virus, las bacterias, los medicamentos, los pacientes y los médicos tienen comportamiento.

La endocrinología occidental es muy moderna, ya que hasta la segunda mitad del siglo XIX el doctor Claude Bernard no establece que el páncreas segrega una sustancia u hormona, la insulina, que controla y regula la absorción de los glúcidos en la sangre, pero tendrá que esperar casi un siglo más para que lograran sintetizar dicha hormona y aplicarla como remedio para las personas que padecían de diabetes, gracias a los doctores Charles Best y Frederick Banting.

En China, doscientos años antes de la era cristiana, ya habían descubierto en la orina humana las secreciones de la hipófisis, cuando en la India ya se trabajaba con las glándulas en diversos niveles desde tiempos inmemoriales, aunque su primer registro escrito aparezca hasta el primer milenio antes de Cristo, y no se hable abiertamente de los chakras hasta el siglo II a. de C.

La medicina ayurveda no solo es antigua, sino que es mucho más compleja de lo que puede parecer a simple vista, y requiere de conocimientos profundos de anatomía, herboristería, nutrición, y farmacopea, tanto la que se desarrolla con elementos minerales y plantas, como la que se obtiene de productos animales, entre ellos las secreciones humanas. La endocrinología alópata de la medicina occidental es muy joven, pero avanza con rapidez, y puede ser que en un futuro se acerque a los planteamientos de la medicina ayurveda, pues es inevitable que vaya descubriendo la infinidad de bondades que se pueden extraer de los chakras y sus emanaciones, aunque en su lenguaje académico se refieran a glándulas y secreciones. Por supuesto, y al igual que las medicinas china y alópata, la ayurveda ha mejorado mucho y se ha modernizado en muchos aspectos, sin dejar de lado su hálito tradicional y sin perder de vista su pretensión integral y holística de curar mente, cuerpo y alma para preparar al espíritu.

En este sentido los chakras, que ya no son ningún secreto mágico, sino una fuente de recursos prácticos, son fundamentales y actúan en todos los campos, como Jay Tatsay nos explica a lo ancho y largo del presente libro.

Dr. Javier Tapia Rodríguez

Vril

La energía kundalini del Universo

¿Qué pensaría usted si yo le dijera que, dentro de su ser, de su cuerpo, contiene toda la energía del Universo, y que con esa energía puede hacer maravillas?

Que puede mover el viento a distancia.

Que puede empujar a alguien sin tocarlo.

Que puede romper una madera apenas rozándola.

Que puede levantar grandes pesos sin esfuerzo.

Que puede vencer, aunque sea un poco, a la fuerza de gravedad y levitar.

Que esa energía se encuentra en todo su cuerpo, pero principalmente en siete puntos concretos y sobre todo a uno que se encuentra en el perineo, y que se puede sentir vibrar y moverse, como la electricidad, como el frío, como el calor, o como los tres a la vez, expandiéndose del perineo al ombligo pasando por los órganos sexuales, los glúteos y las ingles, y que incluso puede seguir subiendo por la espina dorsal y salir disparada como un rayo por la coronilla.

Probablemente que exagero, que no tiene sentido, que estoy loco, que algo de energía tenemos porque comemos, pero nada más, o, en todo caso, que tenemos algo de magnetismo y electricidad estática, pero muy poco, casi nada.

Si le hablo de energías, y sobre todo de la energía Vril, o kundalini, podría quedar incluso peor ante muchos lectores, ya que, al igual que la Cruz Gamada, ha caído en ciertas manos que le han ganado todo tipo de desprestigios.

Durante años, y siglos, la ciencia oficial occidental se negó a hablar de energías que no fueran comprobadas vectorialmente, y mucho menos de energías interiores, estelares o fundamentales, porque caían en el campo de la magia, la ignorancia y la superstición, y no en los terrenos de lo físicamente comprobable.

Hoy en día, muchas de las energías que antes se creían simple invención de charlatanes y defraudadores, se han podido comprobar, e incluso medir, y, si hablamos de física cuántica, el mundo de la magia y de lo imposible parece haber vuelto a nuestro universo, ahora de la mano de los más reputados científicos.

Ciencia y magia, magia y ciencia, pura energía mental que se mueve de un lado a otro de la balanza de eso que llamamos razón, y que cada quien quiere ganar para su prestigio social y académico.

Hablar, por ejemplo, de telepatía, era considerado un poco más que una monserga de pseudo científicos disfrazados de brujos, y viceversa, y ahora resulta que sí hay enlaces de información entre partículas subatómicas, entre animales y, muy posiblemente, entre seres humanos. La tecnología ayuda, e internet está presente hasta en el último rincón de nuestro planeta, pero las bases para la transmisión de información entre un emisor y un receptor son las mismas.

Hablar de una energía, como la energía Vril, que se encuentra en nuestras manos y en nuestros chakras, dentro y fuera de nosotros, todavía suena a brujería o a conspiración, cuando simple y llanamente es vibración pura, vórtice de energía que se puede sentir y tocar perfectamente, pero que aún no se ha podido medir por los métodos reglamentarios de la ciencia moderna.

También era una locura decir que funcionamos con impulsos eléctricos, o que producimos un campo magnético alrededor de nuestro cuerpo, o que lanzamos fotones con los ojos, o que emitimos luz de la misma manera que emitimos calor, pero ya no lo es porque puede comprobarse en el laboratorio.

La glándula pineal, que según Descartes es el asiento del alma, ya se puede analizar junto con sus secreciones, y medir su calor y su potencial energético que recorre todo el organismo y que refleja sus pulsos tanto en la frente (tercer ojo) como en la coronilla (chakra coronario).

Las glándulas, sí, las glándulas están ahí, vibran, viven y nos dan vida, y secretan hormonas que recorren todo el organismo inundando los tejidos blancos, es decir, los tejidos que no producen hormonas. También les podemos llamar chakras o vórtices de energía que llamaremos Vril, aunque también podríamos llamarle energía calorífica, eléctrica, electromagnética, nuclear fuerte o nuclear débil, y hasta gravitacional por su capacidad de centrar y atraer, e incluso de contrarrestarse a ella misma, y que no es otra que la energía que emite el kundalini, primer chakra fundamental, y que recorre todo el organismo desde la planta de los pies hasta la coronilla, y que se puede sentir perfectamente en su ascensión por toda la columna vertebral, así como en los ganglios y en las gónadas sexuales.

El Vril sin Amor, no es nada

Dicen los viejos maestros que todo poder es peligroso si cae en manos de quien no lo sepa controlar, porque todo poder incontrolado, tras poseer a su poseedor, se convierte en nada y solo causa frustración y dolor.

El amor de pareja es muy hermoso.

El amor de madre es inconmensurable.

El amor de hermanos no se puede comparar.

El amor de amistad es un tesoro.

El amor pasional es arrebatador, y a menudo tira a la basura a los cuatro amores anteriores, y es tan intenso que en el orgasmo produce la energía vril del chakra raíz, muladhara o kundalini, pero dura poco y puede ser fuente de traiciones y tragedias, de venganzas y rencores, y aberraciones similares porque lo destruye todo, aunque, por supuesto, es muy atractivo y tentador. El mal siempre lo ha sido.

El amor universal es la fuente de todas las expresiones del amor, aquel que se siente por todo el universo, por todo el mundo, por todos y cada uno de los seres humanos, seres vivos y objetos o cosas, de manera casta y pura, pero ferviente y profunda, intenso y libre de apegos: este amor es el único que puede encauzar y controlar la energía kundalini o vril, tanto de manera interna y corporal, como externa y estelar.

La energía vril, nuestra energía kundalini, está presente en todas las cosas, pero emana principalmente del chakra raíz y se manifiesta en su ascenso en el chakra sacro, es decir, en la eclosión sexual, como señalara Wilhem Reich en su teoría del orgón, o la energía infinita y extática del orgasmo, lo que le ganó aplausos y rechazo, porque el sexo, como vía de curación y éxtasis sano, es tabú para muchas personas y sociedades.

El sexo ayuda, pero no es imprescindible, de hecho, es la única función fisiológica que no mata al dejar de practicarse, pero tampoco está prohibido ni es un pecado en sí, siempre y cuando se sepa separar las acciones físicas de las acciones emocionales y sensibles, cosa que en la práctica no resulta nada fácil, aunque, por supuesto, no es imposible.

El sexo es fuente de vida, pero sin amor universal da muy malos frutos.

Sí, sexo con amor universal, y no de simple atracción física o de pareja; hay que ir un poco más allá de lo que se va comúnmente, ya que para alcanzar el éxtasis de la energía vril hay que hacer el amor con cuerpo, mente y alma, no solo con el cuerpo, no solo con del alma y no solo con la mente.

De esta manera, incluso el onanismo o el sexo en grupo, si se hacen de manera pura, limpia, elevada, con el cuerpo, la mente y el alma unidos, pueden liberar, a través de la eclosión del chakra kundalini, la energía vril que llevamos dentro y elevarnos a cotas de espiritualidad desconocidas, uniendo lo que se considera lo más bajo y animal en nuestras sociedades modernas, el sexo, con lo más elevado, el espíritu.

Por supuesto, y obviamente, el sexo no es la única fuente de energía vril, la cual, aunque la puso de moda un escritor de ficción del siglo XIX, ya era ampliamente conocida y utilizada en la India desde hace miles de años, como bien se puede leer en el Ramayana y el Mahabarata, como fuente de poder para los vimana, o naves que surcaban los cielos, y que están perfectamente descritas.

La información es poder

Hablar o escribir sobre temas tabú puede desprestigiar o vulgarizar el mensaje, sin importar si lo que se está difundiendo es valioso e importante para el grueso de la humanidad. Desde hace miles de años los seres humanos, sobre todo los jerarcas, saben el valor del conocimiento, y por eso han intentado mantenerlo en secreto lo mejor, o lo peor, que han podido.

Nuestro mundo está construido sobre cimientos de sangre y destrucción a los que se les ha tapado la cara, o maquillado, con la heroicidad y el patriotismo.

Creo que a nadie se le escapa que lo que gozan en el primer mundo es gracias a la explotación, violación, esclavismo y asesinato del tercer y cuarto mundo, y sin embargo lo mantenemos en secreto.

Las verdades rebeladas no siempre son cómodas, porque muchas de ellas nos llenan de vergüenza como especie, así que esconder información con respecto a lo que nos conviene lo hacemos casi todos y cada uno de los seres humanos todos los días. No es de extrañar, por tanto, que algo como la existencia y funcionalidad de los chakras se haya mantenido en secreto miles de años.

Por mi parte, y con toda la humildad posible, en este libro intentaré rebelar y difundir todo lo que buenamente sé sobre chakras, lo positivo y lo negativo, los pros y los contras de trabajar con los mismos, de una manera clara, sencilla y objetiva.

Espero, de mente, cuerpo y alma, que le sea de utilidad y le sirva para mejorar en todos los planos, y pueda limpiar con ello los pecados originales que nos enferman y con los que la mayoría de los seres humanos estamos manchados y, por lo tanto, desequilibrados, sordos, mudos y ciegos a nuestro Yo espiritual.

Jay Tatsay

I
Los siete chakras fundamentales

Vórtice es lo que significa en español la palabra sánscrita chakra, y se refiere a siete partes sensibles del cuerpo humano, que durante muchos años y, sobre todo en Occidente, se les puso en duda, como si fueran cosas de magos, brujas, ideas místicas que nada tenían que ver con la realidad, pura invención para engañar a los incautos y para seducir a los ignorantes.

La gente que se dedicaba a este tipo de terapias, tanto pacientes como operadores, no merecían la menor consideración por parte de la ciencia médica, y durante milenios fueron perseguidos y hasta quemados en la hoguera, para ser, hace siglo y medio, simplemente desdeñados, si bien es cierto que a más de uno le tocó persecución legal, multas y cárcel.

Hoy en día, y con los avances que ha habido en endocrinología, ya se sabe a ciencia cierta que los chakras existen y que es posible operar con ellos.

La medicina occidental les llama glándulas endocrinas, y observa y estudia sus secreciones hormonales y cómo afectan éstas al organismo.

La pituitaria regula el crecimiento.

La hipófisis regula los estados de ánimo.

La pineal se encarga de la conciencia.

La tiroides, junto a las paratiroideas, regulan la absorción de ciertas sales.

El timo regula el ritmo cardiaco.

El páncreas regula y controla la absorción de azúcares.

Las cápsulas renales desintoxican al organismo y le dan fuerza y energía suplementaria.

Y las gónadas sexuales se encargan de la reproducción humana.

Todas ellas vibran y están vivas, y, como el resto de los órganos, responden a una serie de estímulos, pero, a diferencia de la medicina ayurveda, no se les considera fuente de energía ni se les toma en cuenta más que en el plano físico, sobre todo en el campo de las hormonas que secretan, como la insulina, el esperma, la dopamina, la adrenalina, etcétera, pero nada más, ya que su relación con el alma y la mente se sigue considerando superchería, creencia sin base, y no ciencia.

Para la ciencia occidental los estados de ánimo no son cosas del alma, sino reacciones fisicoquímicas que se producen dentro del organismo, y que, por tanto, se pueden copiar, sintetizar y reproducir. Es decir, que los estados de ánimo se pueden inducir desde fuera sin necesidad de que sane el alma.

La música, la compañía, la atención, el amor, la aceptación influyen, pero una droga se puede saltar todas estas variables y hacer que una persona se sienta bien, aunque solo sea de forma pasajera.

No importa si los chakras están desnivelados, bajos de energía o desequilibrados, porque con ciertos medicamentos el paciente se atonta o se siente bien, aunque sus chakras sigan en el caos.

La medicina alópata funciona de la misma manera en muchas de sus ramas: no se cura al enfermo, se le da un sustituto, un paliativo o un tóxico, para que no se sienta del todo mal mientras el cuerpo asimila la enfermedad y supera el proceso.

La misma homeopatía, que fue la pionera de la investigación clínica, farmacológica y preventiva, descubridora de las vacunas, cayó ante la avalancha de drogas sintéticas que no curan, pero que hacen la enfermedad más llevadera.

De ser una ciencia con toda la barba, en muchos países la homeopatía pasó a ser una práctica dudosa que pretendía curar al enfermo con productos similares a su mal, y luego mantenerlo sano con productos similares a su carácter, cuando el carácter no significa nada para la alopatía.

Es cierto que los seres humanos somos muy repetitivos en muchos aspectos, pero no es menos cierto que todos y cada uno de nosotros somos únicos, especiales e irrepetibles, por lo que cada paciente merece un tratamiento específico para su personalidad y para su persona, y no un genérico que funciona en la mayoría de los casos, rápido, cómodo y aparentemente barato.

Si una pastilla cada cuatro horas es suficiente, para qué tener en cuenta al cuerpo, la mente y el alma, para qué disciplinarse y comer bien, para qué esforzarse y hacer lo correcto. Una píldora lo soluciona todo, y, si no lo soluciona, por lo menos aleja los síntomas, el dolor y el malestar, sin importar la resaca y los efectos secundarios, de los cuales ya se encargará otra pastilla.

Tal parece que la ciencia avanza y la conciencia retrocede, y no importa que los chakras, bajo el nombre de glándulas endocrinas, sean estudiados y reconocidos, lo que parece importar es que se consigan pastillas milagrosas que lo curen casi todo, o por lo menos que ahuyenten al sufrimiento.

1. Glándula pineal = Sahasrara, 7° Chakra Coronario.

2. Hipófisis o pituitaria = Ajna, 6° Chakra Tercer Ojo.

3. Glándula tiroides y paratiroides = Vishuda, 5° Chakra Garganta.

4. Timo = Anahata, 4° Chakra Corazón.

5. Páncreas = Manipura, 3° Chakra Plexo Solar.

6. Glándulas suprarrenales = Svadisthana, 2° Chakra Sacro.

7. Ovarios = Muladhara, 1° Chakra Raíz Femenino.

8. Testículos = Muladhara, 1° Chakra Raíz Masculino.

Con funciones muy similares dentro de nuestro organismo a pesar de las diferencias entre la alopatía y la ayurveda.

Prevenir o curar

Cuando se tiene tan cerrado el tercer ojo como lo tenemos hoy en día, no podemos ver más allá de nuestras narices, y entonces es normal que, en lugar de mantenernos sanos, esperemos con los brazos abiertos a cualquier enfermedad, para que, una vez enfermos, corramos al experto de turno, ese médico sabio de bata blanca, para que nos cure, es decir, para que nos dé el remedio en forma de pastilla de efectos rápidos, y cada vez menos barata.

Mientras en Oriente los ancianos están meditando, haciendo yoga o practicando Tai-Chi, en Occidente los ancianos están en las farmacias haciendo cola con la receta en mano para que les den drogas que tumbarían a un caballo. Los primeros están fuertes y sanos; los segundos son un saco de enfermedades y males.

Nuestra terapeuta y colaboradora en este libro, Cristina Tapia, a menudo se desespera con sus pacientes occidentales, entre muchas otras cosas, porque creen que pueden pagar para estar sanos, así que en lugar de cuidarse van con ella a terapia, lo que es bueno para los negocios, pero pésimo para su salud.

La gente a veces es tan necia que no se da cuenta de que le paga al médico o a la terapeuta, pero no a la enfermedad, a la que no le importa el dinero, y que si ha de matarte o hacerte sufrir, lo hará por mucho que sea el dinero que le has dado al médico, la terapeuta o la industria farmacéutica.

Cristina alinea los chakras con la ayuda de diferentes cuarzos de colores, cada color para cada chakra, y obtiene resultados maravillosos, cosa que le agradecen sus pacientes. Lo curioso es que no entienden, por más que ella se los explica, que no se trata de visitarla cuando se sienten mal y ya no hay más remedio que buscar ayuda, sino de visitarla periodicamente para mantener los chakras en forma, lo que les saldría más barato para su bolsillo y más benéfico para su salud.

Sus clientes orientales, que no somos demasiados por estas latitudes, preferimos visitarla periodicamente para que nos equilibre los chakras y así prevenir todo tipo de males y enfermedades, es decir, no necesitamos estar enfermos para darle mantenimiento a nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestra alma, y nos parece un contrasentido que alguien pretenda ser curado cuando no ha hecho nada para estar sano, pero así funcionan las cosas en Occidente: si no hay mal directo, si no se ha cometido el crimen, si no se ha caído en el error, no hay prevención, que es cómoda, agradable y económica, solo precipitadas soluciones, caras, llenas de exigencias imposibles y con efectos secundarios generalmente nocivos.

No pretendemos cambiar la forma de pensar y hacer de nadie, ni de los occidentales ni de los orientales, que también tienen sus defectos, simplemente queremos dejar de manifiesto un viejo adagio universal: más vale prevenir que lamentar, sobre todo cuando se trata de nuestra propia salud.

No busca soluciones quien evita problemas.

Cómo funcionan los chakras

Antes que nada señalar que absolutamente nadie tiene los chakras del todo bloqueados, ni siquiera uno solo de ellos, ya que, de ser así, esa persona estaría completamente muerta, o le faltaría buena parte de su organismo, como si se la hubieran cortado de cuajo.

Incluso personas mutiladas o en muy mal estado físico, siguen vibrando a través de sus siete chakras fundamentales.

¿Por qué? Porque están conectados y sincronizados unos con otros.

Se puede obstruir el flujo en un nadi o marma, o en uno de los 360 meridianos de la acupuntura china, o entre una glándula endocrina y otra, donde cada ganglio tiene una función determinada que afecta a otros puntos del orgnanismo.

Los chakras son vórtices de energía que funcionan incluso cuando hay mutilaciones, como una mano o una pierna fantasma que se ha perdido en un accidente.

Los chakras vibran y tienen una longitud de onda determinada que se puede equiparar perfectamente con las siete notas musicales, los siete colores o rayos fundamentales y los siete días de la semana, o pasos lunares.

Los chakras forman parte de la red electromagnética que rodea al cuerpo humano, y se pueden sentir con las manos, con el péndulo o con un ociloscopio.

Son sensibles a los estímulos externos, como el cuarzo, los imanes, las agujas, el calor de las manos, la electricidad y el aire frío o caliente.

Los chakras no se encuentran en línea recta dentro del organismo, como se les dibuja habitualmente, pero todos se reflejan en la espina dorsal, pues es su principal avenida de conexión, y es por ella que sube y baja la energía telúrica, la cósmica y el vril o kundalini.