SIN BARRO NO CRECE EL LOTO


V.1: marzo de 2020

Título original: No Mud, No Lotus


© Unified Buddhist Church, Inc., 2014

© de la traducción, Sonia Tanco, 2018

© de esta edición, Futurbox Project S.L., 2020

Todos los derechos reservados.


Diseño de colección: Pedro Viejo

Diseño de cubierta: Taller de los Libros


Publicado por Kitsune Books

C/ Aragó, 287, 2º 1ª

08009 Barcelona

info@kitsunebooks.org

www.kitsunebooks.org


ISBN: 978-84-16788-47-7

THEMA: VX

Conversión a ebook: Taller de los Libros


Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser efectuada con la autorización de los titulares, con excepción prevista por la ley.

SIN BARRO NO CRECE EL LOTO


Thich Nhat Hanh

Traducción de Sonia Tanco

1

Sobre el autor

3


Thich Nhat Hanh tiene comunidades de retiro en el suroeste de Francia (Plum Village), Nueva York (monasterio de Blue Cliff), California (monasterio de Deer Park) y Misisipi (monasterio de Magnolia Grove), en las que monjes, monjas y miembros laicos practican el arte de la vida consciente. Los visitantes pueden unirse a la práctica por lo menos durante una semana. Para más información, puedes escribir a:


Plum Village

13 Martineau

33580 Dieulivol, Francia


NH-office@plumvillage.org (para mujeres)

LH-office@plumvillage.org (para mujeres)

UH-office@plumvillage.org (para hombres)

www.plumvillage.org


Monasterio Blue Cliff

3 Mindfulness Road

Pine Bush, Nueva York, 12566

Tel: (845) 733-4959

www.bluecliffmonastery.org


Monasterio Deer Park

2499 Melru Lane

Escondido, California, 92026

Tel: (760) 291-1003

Fax: (760) 291-1172

www.deerparkmonastery.org

deerpark@plumvillage.org


Monasterio Magnolia Grove

123 Towles Road

Batesville, Misisipi, 38606

Tel: (662) 563-0956

Fax: (760) 291-1172

www.magnoliagrovemonastery.org

office@magnoliagrovemonastery.org




Una parte de los ingresos recaudados por este libro se destina a la difusión de la obra y las enseñanzas de Thich Nhat Hanh. Para más información sobre cómo puedes aportar tu granito de arena, visita las siguientes webs:


www.thichnhathanhfoundation.org

www.escuelasdespiertas.org

www.tnhspain.org

www.vivirdespiertos.org



SIN BARRO NO CRECE EL LOTO

Acepta el dolor y descubre el secreto de la felicidad


Thich Nhat Hanh es uno de los líderes espirituales y religiosos más venerados de la actualidad. En este sencillo manual, el monje budista, autor best seller en todo el mundo, nos descubre el secreto de la felicidad y nos ofrece las herramientas y la inspiración necesarias para enfrentarnos a nuestro propio sufrimiento a través de la práctica de la conciencia plena. Sin barro no crece el loto recoge numerosos ejercicios prácticos para que el lector aprenda a sobrellevar el sufrimiento y convertirlo en compresión, compasión y alegría.



«Thich Nhat Hanh nos muestra en su obra la conexión entre la paz personal y la paz en la tierra.»

Su Santidad el dalái lama


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Contenido


Portada

Página de créditos

Sobre este libro


1. El arte de transformar el sufrimiento

2. Reconocer y aceptar nuestro sufrimiento

3. Contemplar en profundidad

4. Aliviar el sufrimiento

5. Cinco prácticas para promover la felicidad

6. La felicidad no es individual


Prácticas para la felicidad

1. Los dieciséis ejercicios de respiración

2. Los seis mantras

3. Estar presente con las emociones fuertes

4. Invitar a que suene la campana

5. Metta

6. La relajación profunda

7. Los cinco entrenamientos de la conciencia plena

8. Meditar mientras caminamos


Sobre el autor




«Mucha gente tiene miedo a sufrir, pero sufrir es como el barro que permite que crezca la flor de loto de la felicidad.

Sin él, la flor no existiría».

Thich Nhat Hanh

1. El arte de transformar el sufrimiento


Todos queremos ser felices: en el mundo hay muchos libros y profesores que intentan ayudar a la gente a ser feliz. Aun así, seguimos sufriendo.

Por este motivo, puede que creamos que «estamos haciendo algo mal», que, de algún modo, «fracasamos en ser felices». No es cierto. Para ser felices no hace falta que no sintamos ningún sufrimiento. De hecho, el arte de la felicidad es también el arte de sufrir bien. Cuando aprendemos a reconocer, aceptar y comprender nuestro sufrimiento, sufrimos mucho menos. Y no solo eso, sino que también podemos ir más allá y transformar el sufrimiento en comprensión, compasión y alegría para nosotros mismos y para los demás.

Uno de los aspectos que más nos cuesta aceptar es que no existe un campo en el que solo exista la felicidad y no el sufrimiento. Esto no quiere decir que debamos perder la esperanza. El sufrimiento puede transformarse. Tan pronto como abrimos la boca para decir «sufrimiento», sabemos que lo contrario al sufrimiento también existe. Donde hay sufrimiento, hay felicidad.

Según la historia de la creación en el libro bíblico del Génesis, Dios dijo: «Sea la luz». Me gusta imaginar que la luz respondió «Dios, tengo que esperar a que mi hermano gemelo, la oscuridad, me acompañe. No puedo existir sin la oscuridad». Dios le preguntó: «¿Por qué tienes que esperar? La oscuridad ya está aquí». La luz contestó: «En ese caso, también entonces estoy yo».

Si nos centramos exclusivamente en obtener la felicidad, puede que consideremos que el sufrimiento es algo que debe ser ignorado o contra lo que debemos resistirnos. Pensamos en él como algo que se interpone entre nosotros y la felicidad. Pero el arte de la felicidad es también y a la vez el arte de saber cómo sufrir bien. Si sabemos cómo sacar provecho de nuestro sufrimiento, podremos transformarlo y sufriremos mucho menos. Saber cómo sufrir bien es esencial para alcanzar la felicidad verdadera.



El sufrimiento y la felicidad no son conceptos separados

Cuando sufrimos, pensamos que nuestro sufrimiento es todo lo que tenemos en ese momento y que la felicidad forma parte de otro momento o lugar. A menudo la gente se pregunta, «¿por qué tengo que sufrir?». Creer que deberíamos ser capaces de vivir sin sufrimiento es engañarnos a nosotros mismos, como creer que deberíamos tener un lado izquierdo sin tener el derecho. Lo mismo ocurre con pensar que se puede vivir una vida sin encontrar la felicidad. Si la izquierda dice: «Derecha, tienes que irte. No te quiero. Solo quiero que exista la izquierda» no tendría sentido, porque entonces la izquierda también debería dejar de existir. Si no hay derecha, entonces no hay izquierda. Donde no hay sufrimiento tampoco puede haber felicidad, y viceversa.

Si aprendemos a contemplar y comprender la presencia de la felicidad y la presencia del sufrimiento estaremos cada vez más cerca de disfrutar más de la vida. Cada día nos acercaremos más en esa dirección y con el tiempo nos daremos cuenta de que el sufrimiento y la felicidad no son dos conceptos separados.

El aire frío puede resultarnos doloroso si no llevamos ropa que abrigue lo suficiente. Pero cuando sentimos calor o paseamos en el exterior con ropa adecuada, la sensación vigorizante del aire frío puede ser una causa de felicidad y vitalidad. El sufrimiento no es una especie de fuente externa y objetiva de opresión y dolor. Puede que haya cosas que te hagan sufrir, como la música alta o las luces brillantes, que hagan feliz a otras personas. Hay cosas que te hacen feliz a ti que pueden molestar a otras personas. El día lluvioso que te arruina los planes de hacer un picnic es una bendición para el granjero cuyos terrenos están secos.

Obtener la felicidad es posible ahora, en este mismo instante… pero la felicidad no puede existir sin el sufrimiento. Mucha gente cree que para poder ser feliz debe evitar cualquier sufrimiento, por lo que están en alerta y preocupados constantemente. Al final terminan por sacrificar su espontaneidad, libertad y alegría. Eso no está bien. Si puedes reconocer y aceptar tu dolor sin huir de él, descubrirás que, a pesar de la presencia del sufrimiento, la alegría puede existir al mismo tiempo.

Muchos afirman que el sufrimiento no es más que una ilusión o que para vivir sabiamente tenemos que «estar por encima» del sufrimiento y de la alegría. Yo afirmo lo contrario. La mejor forma de sufrir bien y ser feliz es estar en contacto con lo que ocurre de verdad; al hacerlo, percibirás la verdadera naturaleza del sufrimiento y la alegría.



Sin barro no puede haber loto

Tanto el sufrimiento como la felicidad tienen un origen orgánico, lo que significa que ambos son transitorios; cambian continuamente. La flor, cuando se marchita, se convierte en compost. El fertilizante permite que vuelvan a crecer más flores. La felicidad también es orgánica y mutable por naturaleza. Puede convertirse en sufrimiento y el sufrimiento puede convertirse de nuevo en felicidad.

Si miras una flor en profundidad, verás que está hecha de elementos que no son flor. En la flor hay una nube. Claro que sabemos que una nube no es una flor, pero sin la nube, la flor no existiría. Si no hay nubes, no hay lluvia y una flor no puede crecer. No tienes que ser un soñador para ver cómo flota una nube en las flores. Está ahí, igual que lo está la luz del sol. La luz del sol no es una flor, pero sin ella la existencia de la flor no sería posible.

Si continuamos observando la flor en profundidad, veremos otras cosas, como la tierra y los minerales. Sin ellos las flores no podrían existir. Así que es evidente que la flor está hecha de otros elementos no florecientes. Una flor no puede existir por sí sola, solo puede existir en relación con todo lo demás. No puedes separar la luz del sol, la tierra o la nube de la flor.

En todos los centros de práctica Plum Village que hay alrededor del mundo hay un estanque lleno de flores de loto. Todos sabemos que es necesario que haya barro para que los lotos crezcan. El barro no huele bien, pero la flor de loto sí. Si no hay barro, la flor no crecerá. No puedes plantar flores de loto en el mármol. Sin el barro, no existirían los lotos.

Es perfectamente posible quedarse atrapado en el «barro» de la vida. A veces es muy sencillo sentir que el barro nos cubre. Lo más difícil al practicar es no sentirte abrumado por la desesperación. Cuando esta te inunda, allá donde mires solo ves sufrimiento. Te sientes como si no pudiera sucederte nada peor. Pero debemos recordar que el sufrimiento es como un barro que necesitamos para producir alegría y felicidad. Sin el sufrimiento, no existe la felicidad. No deberíamos discriminar al barro, tenemos que aprender a aceptar y acunar nuestro sufrimiento y el sufrimiento del mundo con mucha ternura.

Cuando vivía en Vietnam durante la guerra, me resultaba muy difícil ver a través de ese barro tan oscuro y pesado. Parecía que la destrucción iba a durar para siempre. La gente me preguntaba cada día si creía que la guerra acabaría pronto. Era difícil responder a esa pregunta, porque no parecía que el final estuviera a la vista. Pero sabía que si respondía «no lo sé», solo regaría las semillas de desesperación de los demás. Así que cuando me hacían esa pregunta, yo respondía: «Todo es temporal, incluso la guerra. Algún día terminará». Teniendo eso en mente, podíamos seguir trabajando para obtener la paz. Y la guerra terminó. Ahora los que fueron enemigos mortales están ocupados comerciando y haciendo turismo de un país al otro, y la gente disfruta de practicar las enseñanzas sobre la conciencia plena y la paz de nuestra tradición en todo el mundo.

Si sabes cómo trabajar el barro, podrás cultivar flores de loto preciosas. Si sabes cómo trabajar el sufrimiento, podrás producir felicidad. Necesitamos algo de sufrimiento para que sentir felicidad sea posible. Y muchos de nosotros tenemos nuestro propio sufrimiento y el que nos rodea para ser capaces de hacerlo. No es necesario que creemos más.



¿Sufría Buda?

Cuando era un monje novato, creía que Buda no sufría después de la iluminación. Me preguntaba a mí mismo, ingenuamente: «¿Qué sentido tiene convertirse en Buda si sigues sufriendo?». Buda sufría porque tenía un cuerpo, sentimientos y percepciones, igual que todos nosotros. Es probable que a veces tuviera dolor de cabeza. Es probable que padeciera de reuma. Si comía algo que no estuviera bien cocinado, tenía problemas intestinales. Sufría físicamente y también lo hacía emocionalmente. Cuando uno de sus estudiantes más queridos moría, él sufría. ¿Cómo puedes no sufrir si muere un amigo muy querido? Buda no era de piedra, era un ser humano. Pero gracias a su conocimiento, sabiduría y compasión, sabía cómo sufrir y gracias a ello sufría mucho menos.



Las cuatro verdades nobles

La primera enseñanza que impartió Buda después de su iluminación fue acerca del sufrimiento. Es una enseñanza denominada las cuatro verdades nobles. Las cuatro verdades nobles de Buda son las siguientes: el sufrimiento existe; el sufrimiento existe por alguna causa; el sufrimiento tiene fin (es decir, que existe la felicidad); y hay un sendero que nos conduce al cese de dicho sufrimiento (a la felicidad).

Cuando oyes por primera vez que el sufrimiento es una verdad noble, es probable que te preguntes qué tiene de noble sufrir. Buda decía que si somos capaces de reconocer nuestro sufrimiento, lo aceptamos y contemplamos en profundidad sus orígenes, entonces seremos capaces de liberarnos de los hábitos que lo alimentan y, al mismo tiempo, dar con el camino a la felicidad. El sufrimiento tiene aspectos beneficiosos. Puede ser un gran maestro.



¿De qué está hecho el sufrimiento?