cover.jpg

img1.png

img2.png

Primera edición

Editorial Tecnológica de Costa Rica, 2002

Primera reimpresión

Editorial Tecnológica de Costa Rica, 2005

Paniagua, Sergio

Desastres y emergencias. Prevención, mitigación y

preparación / Sergio Paniagua, Luis Diego Cruz. - Cartago:

Editorial Tecnológica de Costa Rica, 2002.

276 p.

Clasificación sugerida: 303.485 ISBN: 9977-66-134-0

1. Emergencias 2. Desastres Naturales 3. Prevención

ePub por Hipertexto / www.hipertexto.com.co

 

© Editorial Tecnológica de Costa Rica

Instituto Tecnológico de Costa Rica

Apdo. 159-7050, Cartago, Costa Rica

Tel. (506) 550-2297 / 550-2336

Fax (506) 552-5354

E-mail: editec@itcr.ac.cr

 

Agradecimientos

Se agradece a la Dra. Eulile Vargas y a la Licda. Ingrid Behm, de la Oficina de Salud y de Tecnologías en Salud, de la Universidad de Costa Rica, por apoyar las primeras iniciativas en el tratamiento de los datos en este trabajo. Asimismo, a las estudiantes asistentes Norelky Sandí, Cinthia Vargas y Marianella Carrillo, por la recopilación y digitación de una parte de los datos bibliográficos.

Un agradecimiento muy significativo a la Vicerrectoría de Acción Social, de la Universidad de Costa Rica que, con fondos y tiempo, apoyó esta investigación, bajo el Proyecto No. VAS-ED 104.

Mención especial a la bibliotecaria de la CNE, Licda. Sheily Vallegos Vásquez, Coordinadora del Centro de Documentación/Información del CRID-CNE, San José, por su apoyo en la facilitación y evacuación de frecuentes consultas de la documentación bibliográfica y de imágenes alusivas a diferentes amenazas.

Al M.Sc. Lidier Esquivel, Director de Prevención de la Comisión Nacional de Prevención de Riesgos y Atención de Emergencias de Costa Rica (CNE), por la revisión de prácticamente de toda la obra, de sus comentarios y sugerencias vertidas en el manuscrito, que permitieron detallar y actualizar los eventos más frecuentes en el territorio nacional. Asimismo, a las demás personas de la CNE por sus consejos y aliento en la elaboración de este Manual Guía.

A Irina Katchan, meteoróloga del Instituto Nacional de Meteorología de Costa Rica, por la revisión crítica del manuscrito en esta área específica, proveyéndonos de nueva e interesante literatura sobre este tema y valiosos consejos para mejorar la presente obra. Asimismo, al meteorólogo Werner Stolz por su valiosa colaboración al facilitar algunas de las imágenes.

Especial reconocimiento hacemos a don Jorge E. Umaña Arce, Sub-Director Administrativo de Bomberos, y al Ing. Esteban Ramos González, Sub-Jefe del Departamento de Ingeniería en Prevención, San José, Costa Rica, miembros destacados del Instituto Nacional de Seguros (INS), por su asesoría en materia de incendios y por facilitarnos fotografías e imágenes de algunos eventos.

En el tema de salud mental e intervención en crisis durante los desastres y emergencias, expresamos un especial agradecimiento a las licenciadas en Psicología, Lorena Sáenz Segreda, de la Universidad de Costa Rica -quien además facilitó ejemplos del trabajo con niños-, Mercedes Quesada Contreras y Zoila Martínez Moncada, por sus oportunos consejos y asesoría en esta área de tanto valor para las familias y las comunidades.

Al M.Sc. José Francisco Cicció, de la Escuela de Química, Facultad de Ciencias Básicas de la Universidad de Costa Rica, un sincero agradecimiento por su revisión del Capítulo sobre elementos y sustancias químicas peligrosas y de contaminación.

No podemos dejar de reconocer la colaboración de la Red Sismológica Nacional (RSN), principalmente al M.Sc. Mario E. Fernández Arce y a todos los profesionales que ahí laboran, un sincero agradecimiento.

Referencias de los autores

M.Sc. Sergio Paniagua Pérez

Costarricense, nacido en El Salvador.

Profesor de la Escuela Centroamericana de Geología de la Universidad de Costa Rica desde 1975, con posgrado en Geología de la Universidad de Chile y una especialidad en Energía Geotérmica en Pisa, Italia. Profesor investigador de los cursos de Vulcanología, Fundamentos de Geología, Amenazas naturales y desastres, Manejo Integral del riesgo en desastres naturales (posgrado). Aproximadamente 35 publicaciones científicas como autor o coautor en revistas nacionales y extranjeras sobre vulcanología, petrología, amenaza, riesgo volcánico y desastres.

Ha sido miembro fundador del Centro de Investigaciones Geofísicas (CIGEFI) de la Universidad de Costa Rica en 1989, fundador de la Revista Geológica de América Central (1984) editor-coordinador, director de la Revista de Ciencia y Tecnología, UCR (1986-1990), miembro fundador del Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres Naturales en América Central (CEPREDENAC), Panamá 1988 y Coordinador Regional del Área Volcánica de esa misma institución en 1989-1992, miembro de la Sección de Sismología, Vulcanología y Exploración Geofísica de la Escuela de Geología, UCR, desde su fundación hace más de 25 años.

Actualmente es catedrático y Coordinador Ejecutivo de la Comisión Institucional de Emergencias de la Universidad de Costa Rica, Director de Posgrado en Geología y Coordinador Provisional del Programa de Maestría en Gestión del Riesgo en Desastre y Atención de Emergencias de esa misma universidad.

M.Sc. Luis Diego Cruz Conejo

Costarricense, profesor de la Universidad de Costa Rica (UCR), en la Facultad de Educación desde 1978, con estudios en los campos de la Educación Especial (Terapia de la voz, habla y lenguaje), la Orientación para la Educación Especial y la Gerontología.

Su experiencia en el campo de las emergencias data desde los años 70 como Socorrista de la Benemérita Cruz Roja Costarricense, en Alajuela; participó activamente en distintas emergencias y desastres en Costa Rica y Nicaragua.

En 1987 incursiona en el campo de la Gestión del Riesgo en el marco del Programa Educativo de Emergencias del Ministerio de Educación Pública (PEEMEP), cuyos objetivos eran iniciar programas de capacitación al personal docente de centros educativos urbanos. Desde ese año y hasta el año 2000 dirigió el Comité Institucional de Emergencias de la Escuela Católica Activa (Preescolar, Primaria y Secundaria -Colegio Bilingüe San Judas Tadeo-).

En la Facultad de Educación forma parte del Comité de Emergencias y colabora con la Comisión Institucional de Emergencias de la UCR.

Forma parte de la Comisión que elabora el Programa de Maestría en Desastres, en el Sistema de Estudios de Posgrado de la UCR, así como el Programa de Investigación en Desastres, que proyecta la Vicerrectoría de Investigación de la misma universidad.

La investigación final para optar por la Mestría en Gerontología de la UCR, combina los conocimientos adquiridos en todas las áreas profesionales: la Educación Especial (por las limitaciones y discapacidades asociadas a la vejez), la Orientación (que trabaja con los procesos de aprendizaje y adaptación del ser humano a lo largo de las distintas etapas de la vida), la Gerontología (que enfoca los procesos de envejecimiento humano desde la perspectiva de la autonomía, empoderamiento, respeto y participación de los adultos mayores) y la Gestión del Riesgo (como la capacidad de respuesta social organizada para transformar el riesgo, por medio de medidas que reduzcan, mitiguen o prevengan desastres). La investigación y práctica se recogen en la Memoria de Graduación titulada: Participación de los Adultos Mayores en la Construcción de un Plan Institucional de Gestión del Riesgo, en el Centro Diurno para Ancianos de Tibás, Costa Rica (2000).

Introducción

En los últimos decenios, la opinión mundial se ha sentido cada vez más alarmada por los desastres provocados por varios tipos de amenazas, por lo general de tipo físico, como terremotos, erupciones volcánicas, etc., o socionaturales y tecnológicas, que interaccionan con una población vulnerable. Ello hace que el riesgo aumente y, en consecuencia, si esas amenazas no son adecuadamente manejadas o debidamente atendidas, provocan un desastre.

Dichos eventos se hacen cada vez más destructivos al afectar centros urbanos progresivamene más poblados y daños más severos a la infraestructura. El porcentaje del producto interno bruto y las pérdidas producidas por los desastres en muchos países propensos a las catástrofes, pagan con creces todo crecimiento económico real. Este hecho indica claramente que los desastres deben considerarse como un problema de desarrollo y que todos los eventos de este tipo deben tratarse de manera sistemática e integral, mediante una acción concertada que comience en la difusión de la información, prevención, preparación, mitigación , alerta y el necesario nivel de planificación.

El mundo del siglo XXI será, incuestionablemente, mucho más complejo e interdependiente. Eso mismo sucederá con el impacto y la característica de los desastres de origen natural. En el tiempo que se avecina enfrentaremos el desafío de manejar la vulnerabilidad creciente y lograr una atención de las emergencias que sea integrada y esté enfocada hacia la prevención y gestión del riesgo. La única solución viable es la de invertir desde el presente en la reducción de la vulnerabilidad para la disminución del riesgo. De ahí que se afirme: la educación libera al ser humano.

Sin embargo, aunque reconocemos que los desastres son problemas del desarrollo humano y que el modelo de trabajo centrado en la gestión del riesgo nos permite profundizar en las raíces de las causas y la prevención de los desastres, siempre hace falta contar con una guía práctica, coherente, con bases científicas, que nos capacite para iniciar una verdadera cultura de la prevención.

Tradicionalmente hemos estado acostumbrados a pensar que los desastres son ‘naturales’ (o que es “natural” que ocurran) y que, si acontecen, sólo podemos defendernos de estos peligros. Hasta se ha desarrollado la idea de que somos impotentes o que estamos indefensos ante los eventos de la naturaleza o de ciertas acciones del ser humano. Sin embargo en esta obra trataremos de mostrar la influencia y las formas de relación entre el ser humano y los eventos naturales -que siempre han existido- para actuar de forma responsable y preventiva.

Este trabajo se fundamenta en diversos principios que orientan su contenido. Son los siguientes:

  1. Rescatamos el papel responsable de todos los actores sociales (nosotros, usted, su vecino, el munícipe, aquel desconocido, la maestra de su hijo, el niño de escuela, el albañil de la construcción, etc.), ya que todos somos responsables de nuestras acciones y decisiones. Además, siempre es necesaria la participación social en la prevención y organización de las emergencias.
  2. Rescatamos la perspectiva humano-ecológica y de proceso en el tema de los desastres. Esto quiere decir que la acción del ser humano y su entorno ambiental están estrechamente ligados, son interdependientes. Asimismo, la visión de proceso nos enfrenta con las condiciones que gradualmente se fueron dando y que precipitaron o reforzaron la aparición de un fenómeno cuyas consecuencias pueden calificarse como de desastre.
  3. Los desastres no son hechos aislados, ni son realidades consumadas e inevitables; tampoco son castigo de la naturaleza ni de Dios.
  4. Muchos desastres ocurren por la mano directa o indirecta del ser humano (o sea, son de origen antrópico).
  5. El desastre no es el huracán, ni el sismo violento, ni la erupción volcánica; es la consecuencia de la acción de una o una serie de amenazas sobre la vida de las personas; la mayoría de las veces las personas no tomamos en cuenta la presencia de las amenazas. Por eso nos unimos al pensamiento de que los desastres son la manifestación de riesgos no manejados.
  6. Estimulamos la gestión del riesgo, en el sentido de fomentar la organización de las comunidades, las familias, los centros educativos, con el apoyo de los comités locales de emergencia, así como las políticas en torno al tema de las emergencias, la planificación urbana, de salud y educación, y otros, que transforman las condiciones causales de las catástrofes y aseguran los medios de prevención responsable, así como una organización y respuesta adecuada ante las emergencias, precisamente antes de que ocurran.
  7. Partimos de la necesidad de fomentar la educación para la reducción de los desastres, como una respuesta socio-educativa en la gestión del riesgo.
  8. La atención de los desastres nos enfrenta a los problemas del desarrollo humano.
  9. La prevención, la mitigación y la educación son un paso adelante en el tratamiento de los desastres.

Los grandes temas

La obra está constituida por apartados temáticos:

  1. Amenazas naturales más frecuentes en América Cental.
  2. Amenazas socio-naturales más frecuentes en América Cental, incluidas las tecnológicas.
  3. Localización geográfica de las amenazas naturales y socio-naturales más frecuentes en Costa Rica, divididas por regiones y provincias.
  4. Salud mental e intervención en crisis en los desastres y emergencias.
  5. Anexos

Objetivos

Los objetivos propuestos para este trabajo son los siguientes:

Objetivo general

Ofrecer un Manual -Guía General- sobre la prevención, mitigación y preparación contra las amenazas naturales y antrópicas más frecuentes en el área centroamericana, con el fin de minimizar sus posibles o probables efectos en nuestros territorios.

Objetivos específicos

  1. Ordenar y clasificar la información concerniente acerca de los diversos tipos de amenazas naturales y antrópicas más frecuentes en la región.
  2. Realizar un detalle de las principales amenazas y emergencias, destacando en cada una de ellas un breve resumen de su origen, efectos, su prevención, mitigación, preparación, recomendaciones y acciones inmediatas.
  3. Sintetizar la información existente en el Mapa de Amenazas de Costa Rica, con la finalidad de que las personas, en cada una de las regiones del país, conozcan y se informen acerca de las principales amenazas, así como la vulnerabilidad a que están expuestas.
  4. Ofrecer información escrita e ilustrada de manera ordenada, como producto final, sobre los eventos y emergencias más frecuentes en América Central y la forma de mitigar sus efectos.
  5. Promover la participación de los diferentes actores sociales de las localidades, para actuar eficazmente en los planes de reducción de riesgos de las comunidades.

Observaciones generales de la obra

Sólo nos queda esperar que esta obra le resulte útil y le permita comprender su responsabilidad personal y social (familiar, laboral, comunal), instándole para que se integre activamente a la gestión de los riesgos.

 

I Parte


Amenazas naturales más frecuentes
en América Central

img5.png

Amenazas naturales más

frecuentes en América Central

Las amenazas de origen natural forman parte de la historia de la humanidad. Han estado asociadas con la formación del planeta, y sus procesos y manifestaciones corresponden a la geología y su dinámica, los fenómenos climáticos o atmosféricos, oceánicos y cósmicos.

El orden de aparición de los fenómenos que a continuación se presentan, se basa en una jerarquía de amenazas o peligros, según prioridad y frecuencia, en el país (Reunión Centroamericana, CEPREDENAC, 1999). Las inundaciones ocupan el primer lugar de amenazas de Costa Rica, seguidas por los deslizamientos de tierra, en tercer lugar están los eventos sísmicos; en cuarto lugar las erupciones volcánicas y, en quinto lugar, se ubican las sequías.

Sin embargo, aunque en términos estadísticos se puede hablar de que algunas amenazas ocupan un puesto determinado en cuanto a su influencia e incidencia en el país, se debe tener presente la relación interdependiente de las amenazas entre sí. Por ejemplo, la influencia de un ciclón tropical o un huracán durante la estación lluviosa, está asociada con mayores inundaciones, deslizamientos, grandes oleajes y vientos muy fuertes en algunas áreas. Por ello es posible hablar de multiamenazas, en cuanto suman la influencia en una misma región de varias amenazas simultáneas.

La información que lector encontrará es útil, valiosa y aplicable al área de América Central. Sólo la III Parte es específica de Costa Rica, pues se identifican amenazas naturales y socio-naturales del país.

Inundaciones

Costa Rica es un país centroamericano con un ancho que varía entre 100 y 150 km; posee un clima tropical y cadenas montañosas que lo atraviesan; aunado a ello se debe pensar en la influencia de los dos océanos, que actúan sobre nuestro territorio. La abundancia hidrográfica y lo variado de la topografía hace que se produzcan con mucha frecuencia desbordamientos de los ríos. En consecuencia, es posible vivir la influencia de las lluvias estacionales, lluvias de alta intensidad (gran cantidad en muy poco tiempo), marejadas (por la influencia oceánica), presencia de fenómenos atmosféricos, como ciclones tropicales (depresión tropical, tormenta tropical, huracán), ondas, complejos convectivos, tornados y otros fenómenos asociados, como avalanchas, cabezas de agua, formación de represas en partes altas de las nacientes de los ríos, etc.

img6.png

“En Costa Rica existe diversidad de climas producto de la acción de los vientos dominantes y de lo pequeño del territorio (51 100 km2), además, posee una cadena montañosa que atraviesa el país de noroeste a sureste, con elevaciones de hasta 3820 metros sobre el nivel del mar (Cerro Chirripó). En nuestra latitud, por ser tropical, la diferencia de temperatura en general no es muy acentuada, aunque entre la costa y las partes altas de los sistemas montañosos se puede apreciar mayor variación. Con la cantidad de pluviosidad (lluvias) esta diferencia es más acentuada, tanto en altitud como al nivel del mar. Por esta razón, y con el objetivo de caracterizar mejor el clima de nuestro país, se designaron seis regiones: a) Valle Central, b) Pacífico Norte, c) Pacífico Central, d) Pacífico Sur, e) Vertiente del Caribe y f) Zona Norte. A continuación se presenta un mapa de Costa Rica que ejemplifica las zonas antes mencionadas.” (Tomado de: www.imn.ac.cr/educa/clima/libro.html)

La lluvia estacional en Costa Rica

Son los períodos de lluvia establecidos por la naturaleza para un área o región determinadas. Así, en Costa Rica es posible identificar variaciones en la Vertiente Pacífica, el Valle Central y la Vertiente Atlántica.

Para la Vertiente Pacífica o el Valle Central se registra un período lluvioso claramente definido entre los meses de mayo y noviembre, interactuando con veranillos a finales de los meses de junio, julio y agosto.

En la Vertiente del Caribe (zona Atlántica) llueve durante todo el año; sin embargo los meses más lluviosos son julio y diciembre, y ocasionalmente enero. Los meses de menor precipitación son marzo, abril y octubre; para la zona montañosa octubre es el mes más lluvioso.

Para la costa del Atlántico el período lluvioso comprende de mayo a setiembre y de noviembre a enero; diciembre y ocasionalmente enero son los meses más lluviosos. Esto lo motiva algún frente frío, depresión o tormenta tropical.

Para la zona montañosa de la Vertiente Atlántica, la lluvia se mantiene todo el año y disminuye en los meses de marzo y abril.

La inundación se puede definir como el sumergimiento del agua en zonas o áreas que en condiciones normales se encuentran secas, a causa del ascenso temporal de un río, lago u otro.

img7.png

Las inundaciones son producidas, fundamentalmente, por las siguientes causas: