Prólogo

«Si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo», decía Mahatma Gandhi hace setenta años.

El liderazgo personal empieza por tener un diagnóstico objetivo de quiénes somos, de cuáles son los valores que rigen nuestra vida, de cuáles son nuestros puntos fuertes y cuáles, en cambio, nuestras áreas para mejorar.

Lo que ocurre, como corrobora la autora, es que muchas veces tenemos una visión distorsionada de nosotros mismos.

En el fondo somos seres de hábitos, lo que significa que nos sentimos seguros al repetir las mismas acciones. No sabemos ni podemos cambiar de la noche a la mañana.

Generalmente, para destruir un hábito tendríamos que sustituirlo por otro. Pero en nuestro día a día no es fácil, puesto que funcionamos, como se ha oído tantas veces, con el piloto automático puesto, y nos es más cómodo repetir las mismas acciones generadas por los mismos pensamientos que generar de manera consciente nuevos resultados.

Sin embargo, el verdadero aprendizaje se encuentra fuera de las fronteras de nuestra zona de confort, y es en ese espacio donde realmente crecemos al hacer frente a las nuevas situaciones que implican nuevos retos. Al hacer las cosas de un modo diferente, los resultados que obtenemos también son diferentes.

Debemos desarrollar el músculo de un nuevo hábito y atrevernos a cambiar.

Después del último vendaval socioeconómico que ha tambaleado las estructuras de todo el planeta, ha sido más patente el hecho de que «la única cosa constante es el cambio», como bien apuntaba Heráclito, aproximadamente entre los años 550 a. C. y 480 a. C.

Parte de la filosofía de Heráclito se basa en el «movilismo», en sostener que todo fluye y que el mundo está en constante movimiento. Este fenómeno se conoce también con el nombre de «pántarei». Un claro ejemplo de este término es aquel que dice que nunca nos bañaremos dos veces en el mismo río.

El ser humano, como parte de la naturaleza, está inmerso en un fluir constante, siempre en evolución. Cada decisión que tomamos o que dejamos de tomar nos mueve, nos cambia y nos transforma.

Para empezar cualquier proceso de cambio necesitamos saber dónde queremos llegar y lo que nos gustaría conseguir, tras lo cual debemos desarrollar un plan de acción para acercarnos cada día, paso a paso, hacia nuestro destino con energía y empuje.

La transformación personal es el tema central de este libro, escrito con un tono muy cercano y ágil por mi amiga y socia Nathalie.

En la primera parte, y de la mano de una mariposa, el lector viajará metafóricamente por el «archipiélago de las siete islas», y en cada una de ellas le será desvelado un mensaje que le llevará a reflexionar sobre determinados temas, relacionados con su crecimiento personal.

En la segunda parte, la autora nos explica, de un modo muy claro y en formato «pregunta / respuesta», conceptos básicos que ayudarán seguramente al lector a afianzar y a aclarar algunas de las ideas que le hayan surgido de la lectura de la primera parte.

Este libro es un interesante manual de instrucciones para tener cerca, puesto que nos ofrece el espacio que necesitamos para encontrar posibles respuestas a nuestras inquietudes.

En definitiva, Nathalie nos invita a vivir una vida con sentido y propósito, como lo hace la mariposa de este relato.

Vivir una vida con sentido es vivir una vida consciente, en la que seamos plenamente fieles a nuestro «para qué», de manera que sepamos cuál es el significado de nuestros actos y de nuestras decisiones. Vivir una vida consciente es vivir una vida en la que nosotros decidimos el rumbo que vamos a tomar y en la que nos responsabilizamos de las consecuencias de las decisiones que hemos tomado. Vivir una vida con sentido no debería ser una imposición, sino una opción voluntaria. Animo al lector a aprovechar esta oportunidad y a convertirse en un verdadero «protagonista» de su vida.