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SECCIÓN DE OBRAS DE CIENCIA Y TECNOLOGÍA


EL MÉTODO EN LAS CIENCIAS
EPISTEMOLOGÍA Y DARWINISMO

ROSAURA RUIZ
FRANCISCO J. AYALA

El método en las ciencias

Epistemología y darwinismo


Fondo de Cultura Económica

MÉXICO

Primera edición, 1998
Primera edición electrónica, 2015

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Prólogo

Este libro aborda cuestiones epistemológicas: cómo se adquiere y se justifica el conocimiento científico. La epistemología analiza de qué manera los científicos se plantean problemas y las formas en que los resuelven, los cambian o los abandonan.

El asunto es importante puesto que ningún otro modo de conocimiento (filosofía, literatura, arte, religión) afecta la vida social y económica de la humanidad moderna de manera tan radical y universal como la ciencia. Los grandes avances tecnológicos y médicos —que han sentado las bases para un desarrollo económico y social en que la humanidad podría incrementar todas sus potencialidades, pero que al mismo tiempo posibilitan la destrucción de la naturaleza, incluida nuestra especie— derivan todos ellos de la ciencia, una manera de investigar el Universo que ha florecido sólo en los tres últimos siglos (que representan menos de una milésima de la existencia de nuestra especie Homo sapiens). ¿Cuáles son las características del conocimiento científico que justifican su validez y dan cuenta de su impacto en nuestra vida?

Las cuestiones epistemológicas son de interés en la práctica científica, puesto que orientan el desarrollo de las teorías y conceptos de las ciencias. El conocimiento del cuerpo teórico de una ciencia es parte integral de la formación en esa ciencia. Tener claridad en los conceptos y teorías de las ciencias implica entenderlas como el conjunto de respuestas que se han dado a los fenómenos naturales y de los métodos con que se han adquirido tales respuestas. Esto permite no sólo comprender el contexto científico general y poder integrar en él los resultados obtenidos, sino también afrontar sistemáticamente los problemas nuevos y las formas de resolverlos.

En los tres primeros capítulos se analizan las nociones de metodología científica que dan sustento a las epistemologías darwinistas que se presentan a partir del capítulo IV.

En el primer capítulo hacemos una descripción del método científico. El conocimiento científico se desarrolla como un diálogo entre dos etapas entrelazadas, una imaginativa y otra crítica. Una etapa consiste en la creación de hipótesis o teorías; la otra etapa en la contrastación de esas teorías. Este diálogo implica que, con frecuencia, estructuras teóricas previamente aceptadas son luego rechazadas y sustituidas por otras. El experimento y la observación desempeñan un papel decisivo en este caso: una hipótesis es aceptada por los científicos en tanto que la observación o la experimentación no logren desmentirla. Ninguna proposición teórica puede, pues, reclamar para sí ser verdad absoluta y definitiva. Toda teoría es sólo provisionalmente verdadera; se encuentra en espera de alguna prueba que la desmienta y que ponga de relieve un conocimiento más verdadero o más preciso.

En este capítulo se hace una crítica a la propuesta de que el inductivismo sea un modo válido del conocimiento científico. Primero, porque un conocimiento inductivo tendría que validarse por un número infinito de observaciones; segundo, porque la inducción de por sí es ajena a ser interpretada, pero toda observación depende de concepciones previas. Por ello, la correspondencia que la ciencia manifiesta no es entre enunciados y hechos, sino entre enunciados y hechos interpretados; lo que se contrasta son las diferentes interpretaciones de la realidad, es decir, se contrastan teorías con teorías y teorías con observaciones cargadas de teoría.

Aunque rechazamos el inductivismo como modo válido de justificar conocimientos científicos, sostenemos que una teoría es aceptada o rechazada con base en observaciones y experimentos. Un programa de investigación produce teorías científicas válidas sólo si éstas son susceptibles de ser contrastadas por la experiencia. Tal como dice Karl Popper, el criterio de demarcación del conocimiento científico no es el de la verificabilidad, sino el de la falsabilidad de las teorías. Claro que no basta con que una teoría sea refutable, sino que es necesario corroborarla: su resistencia a pruebas críticas se transforma en la evidencia que la hace más fuerte.

La objetividad de los enunciados científicos descansa en el hecho de que pueden contrastarse intersubjetivamente. Para que otros científicos puedan poner a prueba nuestras teorías, debemos especificar sus límites, sus prohibiciones. Por lo tanto, una teoría es falsable si existe una clase no vacía de eventos (por lo tanto de enunciados) prohibidos por ella. Tales eventos (observaciones o experimentos) tienen que ser incompatibles con la teoría y excluidos por ella. El contenido empírico de una teoría está basado en los eventos que prohibe. Esto no significa simplemente que la teoría que prohiba más sea la más científica; una teoría necesita “explicar”, dar la razón que da cuenta de los sucesos, y tiene que ser predictiva. La predicción puede ser de hechos que vayan a ocurrir en el futuro, pero esto no es esencial. Una teoría científica predice la ocurrencia de hechos o procesos que no son conocidos, aun cuando pueda tratarse de eventos que ocurrieron en el pasado. Ejemplos de esta situación se dan en todas las ciencias, pero son particularmente notables en la evolución y en la astronomía. Los evolucionistas predijeron la existencia de organismos con características comunes a aves y reptiles antes de descubrir a Archaeopteryx, un animal que vivió hace millones de años. Los astrónomos predijeron la existencia de Plutón, un planeta que se formó con el resto del sistema solar pero que no se conocía todavía.

En el capítulo II se analizan las ideas de Thomas Kuhn, quien propone que la ciencia no es una actividad de científicos aislados sino de investigadores que comparten una constelación de creencias, valores, métodos y técnicas, que les hace parte de una comunidad científica. Una comunidad científica avanza los conocimientos, pero al mismo tiempo establece las formas de su legitimación. Particularmente polémica es la diferencia defendida por Kuhn entre ciencia normal y ciencia revolucionaria.

En el capítulo III presentamos la concepción de Imre Lakatos. Analizamos su idea de que las comunidades de científicos no producen tanto teorías aisladas como programas de investigación, sistemas de teorías unidos en torno a un núcleo duro o meollo. Es decir, los científicos no sólo presentan una teoría para explicar un fenómeno determinado, sino que además elaboran una serie de teorías secundarias que protegen lo que Lakatos llama el centro firme del programa, que es provisionalmente irrefutable. Lakatos propone que se ignoren las observaciones que aparentemente refutan el núcleo del programa, con el fin de continuar investigando evidencias a su favor. En vez de tratar de refutar el meollo de la teoría, se deben crear “hipótesis auxiliares” que protejan el centro del programa.

El capítulo IV analiza la epistemología evolucionista de Stephen Toulmin. Toulmin propone que la ciencia es un proceso continuo; rechaza la noción de revoluciones científicas. La distinción de Kuhn entre ciencia normal y ciencia revolucionaria es falaz, de manera similar a como no hay solución de continuidad radical entre macroevolución y microevolución, sino que la macroevolución es el resultado acumulado de cambios microevolutivos. Toulmin hace uso heurístico de la comparación entre evolución biológica y evolución conceptual, pero considera que se trata no tanto de una analogía explicativa, sino justificativa. Para Toulmin, el darwinismo es una forma general de explicación histórica, la evolución por variación y selección, que es aplicable a otros procesos.

En el capítulo V discutimos la noción de Popper según la cual tanto los científicos como los organismos tratan de resolver problemas por ensayo y error. Las variaciones genéticas, al igual que las nuevas hipótesis científicas, son intentos de resolver los problemas planteados, ya sea por la naturaleza o por la ciencia. La selección natural y la selección de teorías son procedimientos de eliminación de errores que actúan tanto descartando las formas sin éxito (selección negativa) como modificándolas gradualmente (selección positiva).

El capítulo VI está dedicado a la epistemología evolutiva de David Hull. De acuerdo con Hull, los científicos forman linajes conceptuales: compiten entre sí para convencer a otros científicos de las virtudes de sus teorías y forman linajes de científicos que comparten ideas. La ciencia avanza gracias a la competencia entre grupos de científicos que intentan a la vez conseguir evidencias a favor de sus puntos de vista y refutar los de otros grupos. Hull cree que el darwinismo puede constituirse en una teoría general capaz de explicar fenómenos muy diversos, en todos los cuales los procesos de selección desempeñan un papel preponderante. Para Hull lo que cuenta no es la “verdad” de una teoría sino el número de sus adeptos. Lo importante para los científicos, como para los organismos, es el número de descendientes que dejan.

Nuestro empeño en las teorías epistemológicas que utilizan de manera heurística la teoría de la evolución se basa en la preponderancia de tales teorías en la filosofía de la ciencia contemporánea, preponderancia debida en buena parte a su originalidad en reconocer los paralelos entre la evolución de los organismos y la evolución del conocimiento científico. Hemos escrito este libro con el propósito de estimular el interés en estas teorías, identificar lo que hay de válido en ellas y definir sus límites.