Más allá de la guerra
Venezuela en tiempos de la Independencia
INÉS QUINTERO (COORDINADORA)
@inesquinterom

Introducción

¿Qué pasó en Venezuela durante los años de la independencia? ¿Cómo fue el día a día de las personas que vieron sus vidas intervenidas por la disputa que dio origen a nuestra nacionalidad? ¿Se dividió efectivamente la población en dos sectores irreconciliables: patriotas y realistas? ¿Estuvo todo el mundo comprometido, a sangre y fuego, en la definición del conflicto? ¿Qué tipo de preocupaciones estaban presentes entre quienes, en medio de la guerra, tuvieron que atender sus asuntos cotidianos? ¿Qué sabemos de la vida, angustias, padecimientos, alegrías, pareceres, sentimientos y vivencias de la gente común, de todos aquellos que no ingresaron al panteón de los héroes, de todos aquellos que no quedaron plasmados en los libros de Historia como constructores de la patria? ¿Dejaron algún rastro de su presencia? ¿Qué pasó con toda esta gente durante esas dos largas décadas?

Los años transcurridos entre 1810 y 1830 son, sin lugar a dudas, el período de nuestra historia que mayor atención ha recibido por parte de la historiografía venezolana. Se trata, ni más ni menos, que de la época durante la cual se definió el nacimiento de Venezuela como entidad independiente, años fundamentales en los que Venezuela dejó de ser una provincia perteneciente al imperio español y dio comienzo a la difícil, comprometedora y contradictoria tarea de edificar una nueva nación bajo la orientación de los principios republicanos, desechando o procurando dejar atrás los valores y premisas que normaban la sociedad de Antiguo Régimen.

El proceso que tuvo lugar durante ese breve pero complejísimo período modificó la vida de todos los venezolanos. Los habitantes de Venezuela dejaron de ser súbditos de la Corona y se convirtieron en ciudadanos, vieron abolir los fueros y privilegios y sancionar constitucionalmente la igualdad de todos los ciudadanos; desaparecieron los cargos hereditarios y venales y se dio inicio al ejercicio del voto y a las prácticas republicanas. También hubo un dramático descalabro económico, pérdidas materiales de proporciones considerables, muchas de las viejas fortunas coloniales quedaron sensiblemente disminuidas, los sectores desposeídos no vieron mejorar sus condiciones de vida, la población disminuyó en proporciones inimaginables; enfermedades, calamidades y carencias de diferentes tipos fueron parte de la vida cotidiana de los venezolanos durante esos años de violencia y guerra.

Esta diversidad de situaciones y de contrastes, de contradicciones y paradojas, de incertidumbres e indefiniciones ha sido escasamente trabajada por las obras que se refieren a los años de la Independencia. Durante mucho tiempo el interés se concentró en la descripción pormenorizada de las campañas militares y en la narración de los logros y la épica gloriosa que permitió finalmente la conquista de la libertad; numerosas obras en el pasado y en el presente se ocuparon de la vida y semblanza hagiográfica de los héroes de la guerra, de los hombres que hicieron posible la hazaña de la independencia; también del discurso y los proyectos políticos, de las ideas y las nuevas constituciones, así como de las disputas por el poder y las intrigas y conflictos que caracterizaron el período. La vida de esos años aparece circunscrita, de manera exclusiva, a la política, a la guerra y a la vida y trayectoria de los protagonistas que condujeron los ejércitos y definieron el rumbo político de las nuevas naciones. No hubo espacio para más. Durante muchos años estos temas determinaron la agenda historiográfica y, desde cierto punto de vista, esta manera de construir nuestro pasado resultó necesaria en la medida en que permitió construir algunos de los referentes básicos de la nacionalidad a lo largo del siglo XIX y durante las primeras décadas del siglo XX. Allí se fijaron muchos de los cánones historiográficos que todavía hoy forman parte de la memoria colectiva de los venezolanos, para bien y para mal.

Pero este panorama relativamente uniforme, por suerte, se ha modificado de manera sustantiva. En las últimas cuatro décadas del siglo pasado y en lo que va de este nuevo siglo han surgido numerosos y calificados estudios que, de manera crítica y responsable, han problematizado y dejado al descubierto la complejidad y contradicciones que suscitó entre nosotros el proceso de la independencia. No solamente se han visto atendidos nuevos tópicos de estudio, sino que también los personajes protagónicos de nuestra independencia, las fechas emblemáticas, los episodios indiscutibles, las batallas, las ideas, los discursos, han recibido el escrutinio acucioso de los historiadores, dejando al descubierto la diversidad de pareceres y lecturas que cada uno de estos aspectos permite y exige en el tiempo presente. No es posible, a estas alturas, ofrecer miradas uniformes sobre nuestro pasado y mucho menos insistir en todos aquellos tópicos y convenciones que durante más de un siglo forjaron el discurso pretendidamente inmutable de la llamada «historia patria».

Desde las más diversas perspectivas y con sugerentes resultados, se han hecho importantes reflexiones que nos muestran la riqueza y posibilidades que ofrecen estas dos décadas y que nos invitan a profundizar sobre nuestro pasado y a desentrañar numerosos y variados aspectos capaces de darnos nuevas pistas para la comprensión de lo que fuimos y de lo que ahora somos.

Esta investigación se hizo cuando nos aproximábamos velozmente a la conmemoración del segundo centenario de nuestra Independencia, resultaba entonces particularmente relevante insistir en el estudio de este período crucial de nuestra historia, con la finalidad de continuar ampliando y profundizando nuestra mirada hacia problemas, situaciones y episodios desatendidos o subestimados por la historiografía. Fue en esa orientación que nos propusimos trabajar para ofrecer este libro a los lectores.

Desde marzo del 2007 hasta junio del 2008, los autores de este libro nos constituimos en grupo de trabajo, en seminario permanente de discusión. La primera tarea que nos propusimos fue ir a los archivos con el propósito de localizar los rastros, vivencias, preocupaciones y situaciones vividas por quienes se encontraban aquí, en Venezuela, durante los años de la Guerra de Independencia, tanto los que se vieron involucrados en la contienda, como aquellos que permanecieron al margen de esta. Queríamos saber cómo era vivir en Venezuela durante esos años que, de acuerdo con la historiografía épica solo contó con héroes y villanos, batallas y campañas, triunfos y reveses.

Rápidamente surgieron las huellas, las inquietudes, las experiencias, padecimientos y rutinas de la gente común, cuyas vidas transcurrieron fuera del campo de batalla, al margen de los debates políticos y sin participar en lo más mínimo en las agrias disputas de poder que nutren nuestros libros de historia.

Pero junto a ellos estaban también aquellos individuos cuyas vidas, sin proponérselo, se vieron inevitablemente intervenidas por la confrontación, la violencia y la polarización características de esos años. Lo que une las experiencias de unos y otros es precisamente el hecho de compartir una circunstancia histórica y un espacio geográfico comunes: a todos ellos les tocó vivir en Venezuela durante la Guerra de la Independencia, sin posibilidad alguna de elección: fue ese su tiempo y circunstancia.

Los personajes que nutren las páginas de este libro son de la más diversa condición y procedencia, no están definidos por el bando o partido del cual formaron parte, no son los hechos de la guerra los que determinan su existencia, ni las novedades políticas las que rigen su conducta y pareceres; allí están sus rutinas del día a día, los asuntos que estuvieron dispuestos a atender, sus afectos, sus conflictos, sus pasiones y también sus convicciones políticas, cuando el caso y circunstancias lo exigieron así. También a través de sus testimonios, de la documentación, de los expedientes, de la correspondencia es posible conocer la destrucción, la incertidumbre, la devastación y los estragos que ocasionó la guerra, así como los efectos que ello tuvo en la vida de los habitantes de Venezuela. Se trata, pues, de una investigación que pretende ofrecer una lectura de los años de la Independencia cuya finalidad última es responder a la pregunta ¿qué pasaba en Venezuela, más allá de la guerra?

Fueron las diferentes experiencias que localizamos en los archivos las que nos permitieron hacer una primera selección de casos, situaciones y problemas a fin de que cada quien pudiese procesar un grupo de expedientes y presentar al grupo el contenido y la manera de abordar el tema. Progresivamente, cada quien tuvo bajo su responsabilidad la redacción de la versión inicial de un capítulo que se discutió en entregas sucesivas por parte de todo el grupo, de manera que en cada reunión le fuimos dando forma a cada historia de manera colectiva. Ha sido, sin duda, un proceso enriquecedor para todos los que participamos en el proyecto. La decisión fue mantener el libro como una obra colectiva, sin distinguir cada artículo con el nombre de un autor, aun cuando en cada caso hubo alguien que tuvo a su cargo la elaboración de la primera versión y se encargó de incorporar los comentarios, observaciones y sugerencias del resto del equipo. Esta responsabilidad convinimos en expresarla en esta introducción.

El primer capítulo está dedicado a los esclavos que lucharon en la Independencia. Con el arma en la mano aborda las experiencias concretas de seis soldados esclavos que participaron en la guerra y ofrecieron sus brazos y sus vidas en defensa del rey o de la causa republicana atraídos por la oferta de obtener su libertad. Sus acciones de guerra y los tortuosos y complicados caminos transitados para convertirse en hombres libres dan cuenta de lo que significó para ellos vivir en tiempos de la Independencia. Johana Vergara fue quien se encargó de analizar y redactar este capítulo.

Los juegos de azar, las contravenciones al orden, el abuso de la bebida y la vagancia fueron prácticas que no desaparecieron durante la guerra. Fuera de combate estudia varios casos de vagos y mal entretenidos que no se expusieron a los peligros de la guerra pero sí a la persecución y castigo de las autoridades que procuraban evitar los excesos cometidos por los contraventores del orden público, bien encerrándolos en la cárcel, obligándolos a trabajar o amenazándolos con enviarlos al servicio de las armas, el menos deseado de los destinos en tiempos de guerra. Su autor fue Lionel Muñoz.

Camino al altar, escrito por Alexander Zambrano, narra las vicisitudes amorosas y las historias personales vividas por quienes, en medio del conflicto, trataron de contraer matrimonio recurriendo para ello a las más disímiles argumentaciones y a los más riesgosos mecanismos, con la finalidad de vencer los obstáculos que dificultaban la posibilidad de santificar su unión frente al altar.

Le sigue el capítulo que lleva por título Amores contrariados. Allí puede advertirse cómo durante la Independencia no desaparecieron las prácticas y valores establecidos desde antiguo respecto a la conveniencia de evitar la celebración de enlaces desiguales. Las parejas que pretendieron casarse contraviniendo este principio vieron contrariados sus deseos por la intervención de sus familiares, quienes buscaron la manera de impedir que sus parientes consumaran un matrimonio inconveniente, con prescindencia absoluta del conflicto bélico. La redacción de esta parte estuvo a cargo de Inés Quintero.

Tiempo para rezar narra la permanencia de las prácticas religiosas establecidas durante la colonia entre los habitantes de la provincia. La participación en los oficios religiosos ocupaba a los fieles no solamente los domingos y días festivos consagrados por la Iglesia, sino también dentro de los hogares, en los cuales era común destinar un espacio para la oración. La violencia e inseguridad de la guerra motivó a muchos habitantes a procurarse un espacio de recogimiento en sus casas, a fin de poder dedicarse a la oración y al recogimiento, durante los años en que ir a la iglesia bien podía costarles la vida. El capítulo, redactado por Rosángel Vargas, estudia estas peticiones, así como las preocupaciones y argumentaciones expuestas por los solicitantes.

Enrique Ramírez se ocupó de estudiar el Desorden en la casa del Señor. El conflicto bélico alteró la vida de los sacerdotes, quienes tomaron partido por uno y otro bando. Las autoridades civiles y eclesiásticas se vieron enfrentadas por la actuación de los curas, quienes fueron perseguidos, encarcelados y juzgados por su participación activa en el conflicto. El artículo narra las experiencias concretas de varios sacerdotes, así como las consecuencias que tuvo para cada uno de ellos el haber abandonado sus tareas espirituales para incorporarse a los asuntos más terrenales de la política.

Entre dos fuegos se ocupa de analizar la manera en que el conflicto bélico afectó la vida universitaria. Ángel Almarza fue el responsable de elaborar este capítulo. Aquí se narra cómo desde el inicio de la revolución, la Universidad de Caracas se comprometió con el proceso de independencia y de qué forma se vio involucrada en la conflictividad política, militar e ideológica que dividió a los venezolanos en estos cruciales años. Alumnos y profesores de la Universidad fueron miembros de la Junta Suprema de Caracas y del Congreso Constituyente de 1811; a la caída del primer intento republicano, muchos de ellos fueron perseguidos por las autoridades realistas, se suspendieron las actividades y se vigilaron sus actividades, a fin de impedir la propagación de las ideas subversivas hasta su ocupación militar por Morillo, en 1815. El artículo atiende los enfrentamientos ocurridos en la Universidad desde la Declaración de la Independencia hasta el fin de la guerra.

El último capítulo, Piedra sobre piedra, se refiere a los destrozos ocasionados por la guerra a la vida material en medio de la contienda, el equipamiento de las tropas, la vida en los campamentos, las deserciones, la administración de los recursos, la destrucción y devastación que deja la guerra a su paso. Recurriendo a una exhaustiva revisión de correspondencia, informes y testimonios coetáneos; José Luis Bifano tuvo a su cargo elaborar este panorama desolador y a la vez decidor de lo que significó humana y materialmente la Guerra de Independencia.

Cada uno de estos capítulos que han sido descritos brevemente están fundamentados en un sólido soporte documental; en todos los casos la información proviene de documentación de archivo, expedientes, informes y causas judiciales que dan cuenta de cada uno de los casos que se analizan. Hemos optado por colocar al pie de página un mínimo de referencias, con la finalidad de dar cuenta de cada uno de los expedientes, sin reiterar la información proveniente del documento cada vez que se hace una cita textual del mismo; igualmente, se acordó no colocar referencias bibliográficas al pie, a menos que fuesen absolutamente necesarias para afianzar o aclarar algún detalle o determinada información. Se decidió colocar al final del libro los expedientes de archivo y las referencias documentales de cada uno de los capítulos, seguidos de las fuentes documentales impresas. Para concluir, se colocó una sola bibliografía común que sirvió de soporte al equipo en la discusión y redacción de cada una de las partes de este libro.

Desde que comenzamos a trabajar en este proyecto nos acompañó Joselin Gómez, estudiante de la Escuela de Historia, quien apoyó a todos los investigadores en la localización de expedientes y en el levantamiento y transcripción de información con un enorme interés, un contagioso entusiasmo y una gran responsabilidad. Todos sin excepción le estamos ampliamente agradecidos por su apoyo.

Me tocó a mí, la autora de esta introducción, coordinar la investigación de este grupo extraordinario de jóvenes historiadores, egresados todos de nuestra Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela.

Fue este, sin duda, el seminario de trabajo más prolongado que hayamos tenido; en cada una de nuestras reuniones no solo aprendimos a conocernos un poco más, sino también a disfrutar la posibilidad de intercambiar nuestros pareceres en un ambiente de amistad y respeto. Para mí ha sido un privilegio maravilloso compartir con quienes fueron mis alumnos en tiempos recientes esta enriquecedora experiencia entre colegas.

Esta investigación contó desde el primer día con el soporte de la Fundación Bigott. Antonio López Ortega y Miriam Ardizzone, en su momento, fueron absolutamente receptivos y entusiastas con la propuesta y, posteriormente, Marta Apitz y Adriana Manrique, cuando quedaron a cargo del proyecto, nos manifestaron su más absoluta confianza y su apoyo sin restricciones.

Cuando se publicó por primera vez, en 2008, fue a través de la colección Bigoteca de la Fundación Bigott; en esta oportunidad ha sido gracias al interés de Editorial Alfa y su indoblegable compromiso con nuestro país y nuestra historia, que publica una nueva edición. Nuestro más sincero agradecimiento a Ulises Milla y a todo su equipo editorial por el empeño y el cariño que pusieron para que esta edición llegue a manos del público, otra vez.

Notas

1. «Ramón Piñero, esclavo del Doctor don Juan de Rojas pide su libertad por haber luchado en los ejércitos reales», Caracas, 1815, ANH, 1815 OP, expediente 5.

2. «Juan José Ledezma, esclavo de Don Pedro Ledezma, solicita su libertad por haber militado en los ejércitos realistas», San Rafael de Orituco, 1815, ANH, 1815 LM expediente 1.

3. «Resolución de 14 de octubre sobre los esclavos que abracen el servicio de las armas», en Materiales para el estudio de la cuestión agraria en Venezuela (1810-1865). Mano de obra: Legislación y administración, vol. 1, p. 45.

4. «Anastasio Romero, esclavo del señor Domingo Sosa, que se le declare libre en virtud de haber servido en los ejércitos de la República», Caracas, 1825, ANH, caja 19, 1825, expediente 4.

5. «Expediente seguido por José Ambrosio Surruarregui, reclamando su libertad por haber servido a las tropas de la República», Caracas, 1829, ANH, 1829 LRST, expediente 6.

6. «José de Jesús Malpica, esclavo de los herederos de Melchor Canivel sobre su libertad», Caracas, Sección Civiles-Esclavos, 1827, ANH, 1827 CMPR, expediente 2.

7. «El Síndico Procurador General por el esclavo Joaquín Vivas solicita lo declaren libre por haber servido al ejército de la república», Caracas, 1830, ANH, 1830 LVP, expediente 4.

8. Archivo General de la Nación, Secretaría de Interior y Justicia, tomo XLVIII, 1832, expediente 36.

9. Academia Nacional de la Historia (en adelante ANH), Sección Independencia, «Autos contra José Francisco Hernández por vago (ebrio de profesión)», tomo 616, expediente 3130, 4 folios.

10. «D. Felipe II en Aranjuez a 1 de noviembre de 1568. D Felipe III en la Instrucción a Virreyes de 1568», en Recopilación de Leyes de los Reynos de Indias mandadas a imprimir y publicar por la majestad católica del Rey Don Carlos II Nuestro Señor, Madrid Impresora de dicho real y supremo Consejo, tomo II, 1943.

11. Gaceta de Caracas, Caracas, miércoles 7 de abril de 1819, Nº 242.

12. ANH, Independencia, «Contra Gregorio Velázquez por embriaguez», tomo 564, expediente 2.837, 27 folios.

13. Gaceta de Caracas, Caracas, miércoles 1 de enero de 1817, Nº 109.

14. ANH, Independencia, «Contra Felipe Meneses por embriaguez y vago», tomo 630, expediente 32.222, 10 folios.

15. ANH, Independencia, «Criminales contra Don Antonio Martel (Teniente Justicia Mayor del Río del Tocuyo) por embriaguez», tomo 751, expediente 3.844, 9 folios.

16. ANH, Independencia, «Contra José Abrantes por vago», tomo 686, expediente 3.470, 7 folios.

17. Gaceta de Caracas, Suplemento Especial, miércoles 31 de marzo de 1819.

18. Gaceta de Caracas, miércoles 14 de abril de 1819, Nº 243.

19. ANH, Independencia, «Asunto contra Narciso Oriola y don Antonio Olandes por embriaguez», tomo 762, expediente 3.899, 3 folios.

20. ANH, Independencia, «Contra Manuel Capote por vago», tomo 711, expediente 3.615, 5 folios.

21. ANH, Independencia, «Contra José Gerónimo Acosta por vago», tomo 686, expediente 3.472, 8 folios.

22. ANH, Independencia, «Contra Justo García por vago y ebrio», tomo 729, expediente 3.738, 11 folios.

23. ANH, Independencia, «Contra Dionísio Aristiguieta y Francisco García por vagos», tomo 693, expediente 3515, 11 folios.

24. ANH, Independencia, «Sumaria justificación contra Pablo Noguera sobre averiguar si es vago», tomo 857, expediente 4.429, 9 folios.

25. Gaceta de Caracas, miércoles 11 de octubre de 1820, Nº 11.

26. ANH, Independencia, «Contra José María Guevara, pardo libre, por vago y hacerse pasar por esclavo para eludir el servicio de las armas», tomo 607, expediente 3.069, 10 folios.

27. ANH, Independencia, «Contra Isidoro Bolcán por vago», tomo 583, expediente 2926, 3 folios.

28. Archivo Arquidiocesano de Caracas (En adelante AAC), Sección Matrimoniales, «Dispensa que solicitó Don Francisco López Guijarro para casarse con Doña Felipa Bergolla», legajo 203, expediente 39, San Carlos, 10 de abril de 1814, folio 1.

29. AAC, Sección Matrimoniales, «Dispensa de proclama que solicitó el Coronel Manuel Páez para casarse con Doña Concepción Páez», legajo 203, expediente 26, Valencia, 28 de abril de 1814, folio 1.

30. Biblioteca Nacional, Sección Manuscritos Históricos Venezolanos Siglo XIX, caja II, manuscrito 41, Caracas, 14 de abril de 1812, sin asunto, folio 1.

31. Biblioteca Nacional, Sección Manuscritos Históricos Venezolanos Siglo XIX, caja II, manuscrito 11, Caracas, 10 de abril de 1812, sin asunto, folio 1.

32. Biblioteca Nacional, Sección Manuscritos Históricos Venezolanos Siglo XIX, caja II, manuscrito 35, Caracas, 29 de marzo de 1812, sin asunto, folio 1.

33. Biblioteca Nacional, Sección Manuscritos Históricos Venezolanos Siglo XIX, caja II, manuscrito 37, Caracas, 11 de abril de 1812, sin asunto, folio 1.

34. AAC, Sección Matrimoniales, «Dispensa que solicitó Don José Javier Álvarez, para casarse con Doña Cecilia Pérez», legajo 209, expediente 03, Carora, 26 de abril de 1810, folio 1.

35. Biblioteca Nacional, Sección Manuscritos Históricos Venezolanos Siglo XIX, caja II, manuscrito 18, Caracas, 30 de septiembre de 1812, sin asunto, folio 1.

36. AAC, Sección Matrimoniales, «Dispensa de proclamas solicitada por Juan Elizondo para casarse con María de los Dolores Freytes», legajo 200, expediente 45, Caracas, 26 de abril de 1813, folio 1.

37. AAC, Sección Matrimoniales, «Dispensa de proclamas solicitada por José Antonio Olivares en su matrimonio con Teresa Landaeta», legajo 211, expediente 4, Caracas, 29 de marzo de 1816, folio 3.

38. AAC, Sección Matrimoniales, «Dispensa de proclamas solicitada por Carlos Yzaguirre para casarse con María Higuera», legajo 194, expediente 12, Caracas, 11 de enero de 1812, folio 3.

39. AAC, Sección Matrimoniales, «Dispensa de proclamas solicitada por Juan Antonio González para casarse con Margarita Pérez», legajo 201, expediente 11, San Mateo, 22 de marzo de 1813, folios 5 y 6.

40. AAC, Sección Matrimoniales, «Dispensa que solicitó Don Pedro Bermúdez para contraer matrimonio con María Rita Cousin», legajo 224, expediente 7, Caracas, 25 de mayo de 1819, folio 1.

41. AAC, Sección Matrimoniales, «Dispensa que solicitó Luis Corrales, para casarse con Josefa María Corrales su consanguínea», legajo 224, expediente 62, San Casimiro de Güiripa, 29 de noviembre de 1819, folio 1.

42. Ídem.

43. AAC, Sección Matrimoniales, «Dispensa que solicitó Don Juan José Delgado para contraer matrimonio con Doña María de Jesús del Castillo», legajo 215, expediente 16, Tucupido, 15 de julio de 1817, folios 1 y 2.

44. Academia Nacional de la Historia (en adelante ANH), «Contra Don Pedro José García y Doña Ana Antonia Carreño por matrimonio Clandestino», Sección Independencia, Archivo II, tomo: 612, Documento 3102, Caracas, 1818, folio 1.

45. ANH, «Don Enrique Rodríguez quejándose en contra José María Rebolledo por el rapto que le hizo de su hija Doña Rosa Rodríguez y providencia que ha dado el Alcalde ordinario y Teniente de Justicia Mayor interino de la ciudad de San Sebastián», Sección Independencia, Archivo II, tomo 781, Documento 3980, Camino de Güiripa, 1819, folio 1.

46. ANH, «Don Blas Romero, solicitando se le conceda licencia y habitación por ser menor de edad Doña María González para poder celebrar el matrimonio que tienen contratado». Sección Independencia, Archivo II, tomo 435, Documento 2157, Caracas, 1816.

47. ANH, «Justificación sumaria sobre averiguar el matrimonio doble, de María Josefa Ovalde, primera mujer de don Rufino Cabricez», Sección Independencia, Archivo II, tomo 638, Documento 3 268, Caracas, 1819, folios 27 y 28.

48. Ibídem, folios 35 y 36.

49. «Disenso interpuesto en el matrimonio que Manuel Coronado pretende contraer con María del Carmen Medina», Coro, 2 de diciembre de 1813, Archivo General de la Nación, Sección Disensos y Matrimonios, tomo XCII, folios 246-278.

50. Pragmática sanción para evitar el abuso de contraer matrimonios desiguales, El Pardo, 23 de marzo de 1776, Reproducida por Richard Konetzke, Colección de Documentos para la historia de la formación social de Hispanoamérica, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1962, tomo III, pp. 406-413.

51. Ley de Matrimonios, 2 de agosto de 1811, Gaceta de Caracas, 6 de agosto de 1811.

52. «Doña María Josefa Mijares de Solórzano se opone al matrimonio de su hija Doña María del Rosario Ustáriz con Don Juan Evangelista Caballero», Caracas, 12 de septiembre de 1815, AGN, Sección Disensos y Matrimonios, tomo LXIX, folios 1-50.

53. Don José Francisco Argote por doña Vicenta Amado en su defensa ante injurias de su conducta, Caracas, agosto de 1816, Archivo de la Academia Nacional de la Historia, Sección Civiles, documento 1588, tomo 343, A-5-5, 3 folios.

54. Expediente promovido por José Tomás Villanueva, alcalde del cabildo de naturales del pueblo de Cagua sobre matrimonio con Doña Isabel Perdomo y disenso puesto por el padre de esta, octubre de 1818, AGN, Sección Disensos y Matrimonios, tomo LXX, folios 269-307. Los subrayados que aparecen en el texto original aquí los colocamos en negritas.

55. El debate y las opiniones de los diputados sobre la igualdad de los pardos están recogidos textualmente en el libro de debates del Congreso Constituyente. Puede verse al respecto la sesión del 31 de julio de 1811 en Congreso Constituyente de 1811-1812, Caracas, Publicaciones del Congreso de Venezuela, tomo I, pp. 201-207.

56. Sobre estos pareceres pueden verse La criolla principal (Alfa, 2015) y El último marqués. Francisco Rodríguez del Toro (1761-1851) (Fundación Bigott, 2005), de Inés Quintero.

57. Disenso interpuesto en el matrimonio que José Antonio Díaz pretende contraer con María Romualda Colina, Coro, 16 de agosto de 1816, AGN, Sección Disensos y matrimonios, tomo XCIII, folios 1-24.

58. Simón Bolívar, «Manifiesto sobre la ejecución de Manuel Piar», Angostura, 17 de octubre de 1817, en Simón Bolívar fundamental, Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana, 1993, tomo II, p. 65.

59. Expediente formado por la ciudadana Florentina Doarza, pretendiendo impedir y anular el matrimonio que contrajo su hija Merced Alza con el capitán Felipe Domínguez, vecinos de Angostura, 24 de diciembre de 1818, AGN, Sección Disensos y Matrimonios, tomo LXXXI-XXIV, folios 315-324.

60. «Licencia concedida a don José Antonio Pérez», Archivo Arquidiocesano de Caracas, Sección Oratorios, Caracas, 18 de abril de 1810, carpeta 1. Todos los casos presentados en este capítulo corresponden al mismo archivo y sección, por lo tanto, en adelante esta información se omitirá en las siguientes notas.

61. «Licencia concedida a don Juan Javier Mijares de Solórzano», Caracas, 17 de julio de 1800, carpeta 3.

62. «Licencia concedida a don Francisco Javier Mijares de Solórzano», Caracas, 29 de mayo de 1818, carpeta 2.

63. «Licencia concedida a don Miguel Mijares de Solórzano», Caracas, 22 de diciembre de 1820, carpeta 2.

64. «Licencia concedida a don Juan Álvarez», Caracas, 17 de abril de 1812, carpeta 1.

65. «Licencia concedida a don Isidoro Antonio López Méndez», Caracas, 4 de abril de 1812, carpeta 1.

66. «Licencia concedida a doña María de Jesús Frías», Caracas, 2 de abril de 1812, carpeta 2.

67. «Licencia concedida a don José Ambrosio de las Llamosas», Caracas, 8 de abril de 1812, carpeta 2.

68. «Licencia concedida a don José Joaquín de Argos», Caracas, 21 de abril de 1812, carpeta 4.

69. «Licencia concedida a don Esteban de Ponte y Blanco», Caracas, 4 de enero de 1813, carpeta 2.

70. «Licencia concedida a Eustaquio Machado», Caracas, 14 de julio de 1815, carpeta 3.

71. «Licencia concedida a don Miguel Tejera», Caracas, 8 de febrero de 1819, carpeta 1.

72. «Licencia concedida a don Vicente Sandoval», Caracas, 24 de julio de 1815, carpeta 3.

73. «Licencia concedida a don Fernando de Monteverde y Molina», Caracas, 23 de octubre de 1816, carpeta 4.

74. «Licencia concedida a don Francisco Vicente Sandoval», Caracas, 3 de diciembre de 1819, carpeta 2.

75. «Licencia concedida a don Ramón de Ibarrolaburu», Caracas, 10 de enero de 1820, carpeta 3.

76. «Licencia concedida a don Santiago Machado», Caracas, 7 de febrero de 1815, carpeta 4.

77. «Licencia concedida a don Miguel Martínez. Las Palmas», 17 de septiembre de 1819, carpeta 2.

78. «Comunicación de Juan Germán Roscio a Narciso Coll y Prat» del 31 de julio de 1811, en Vicente Suría, Iglesia y Estado, p. 72.

79. Archivo Arquidiocesano de Caracas (en adelante AAC), Sección Episcopales, legajo 38. La información y las citas textuales referidas al caso de los sacerdotes de Canoabo son tomadas todas de este mismo expediente.

80. «Orden del Comandante General José Félix Ribas al Sr. arzobispo Narciso Coll y Prat» fechado en 20 de agosto de 1813, en Vicente Suría, Iglesia y Estado, p. 162.

81. «Carta de Juan José Horta al Señor Provisor General y Vicario General» fechada el 22 de febrero de 1815 en Ocumare, en José Félix Blanco y Ramón Azpúrua, Documentos para la vida pública del Libertador, tomo V, pp. 65-67.

82. «Carta de los Presbíteros Manuel Antonio Figuera y Juan José Horta a Antonio Perenal presentando su fidelidad al Gobierno establecido» fechada el 1 de noviembre de 1815 en el Castillo de San Felipe, en Archivo Arzobispal de Caracas, Sección Episcopales, legajo 39, folio 399.

83. «Carta de Salvador de Moxó al Capitán interino del Castillo de San Felipe pidiendo trato humano para los sacerdotes Horta y Figuera» fechado en 15 de diciembre de 1815, en Vicente Suría, Iglesia y Estado, p. 309.

84. «Edicto y Conferencias Morales de Narciso Coll y Prat» fechado el 3 de abril de 1813, en José Virtuoso, La crisis de la catolicidad 1810-1813.

85. «Carta de Mateo Brizón a José Joaquín Altolaguirre» fechada en 7 de marzo de 1814, en ACC, Sección Judiciales, legajo 168. En este caso, igualmente la información y citas que siguen a continuación son tomadas del mismo expediente.

86. «Oficio de Juan Manuel Cagijal a Juan José Bustillos» 13 de enero de 1815, en AAC, Sección Judiciales, legajo 168.

87. «Comunicación del Teniente Justicia Mayor José Joaquín Altolaguirre a Salvador de Moxó» fechado en 6 de marzo de 1816, en AAC, Sección Judiciales, legajo 168.

88. «Representación de José de la Trinidad Camacho al Capitán General Salvador de Moxó» fechada en 16 de octubre de 1816, en AAC, Sección Judiciales, legajo 168. Las citas textuales y la información de este caso son tomadas del mismo expediente citado.

89. «Auto de proceder contra José Félix Roscio» fechado en Puerto Cabello el 12 de septiembre de 1812, en Causas de Infidencia, tomo II, p. 11.

90. «Información sobre la conducta política del presbítero José Félix Roscio» fechado en 8 de agosto de 1819, Archivo de la Academia Nacional de la Historia, Sección Civiles.

91. «Informe sobre el estado de salud del presbítero Sebastián Gallegos por el Dr. Carlos Arvelo» fechado en 5 de mayo de 1815, en AAC, Sección Episcopales, legajo 39.

92. «Oficio de la Real Audiencia al fiscal» fechado en 16 de abril de 1818, en Archivo de la Academia Nacional de la Historia, Sección Civiles, legajo 809.

93. «Pedimento de Doña Juana Tadino a la Real Audiencia» fechado en 17 de abril de 1818, en ANH, Sección Civiles, legajo 809.

94. Esta información, así como los datos, informes y debates del claustro de la universidad, se conservan en el Archivo Histórico de la Universidad Central de Venezuela, en la Sección Actas del Claustro Universitario, tomo V. Estos documentos fueron compilados por Ildefonso Leal en el libro La Universidad de Caracas en los años de Bolívar (Actas del Claustro Universitario), Caracas, Ediciones de la Universidad Central de Venezuela, 1983, 2 tomos. Las citas textuales que acompañan este trabajo son tomadas de este libro.

95. Es poco lo que se ha escrito sobre la tertulia política conocida como la Sociedad Patriótica de Caracas y sus filiales, salvo los trabajos realizados por Carole Leal Curiel, titulados «El árbol de la discordia», en Anuario de Estudios Bolivarianos, año VI, 6, 1997, Caracas, Instituto de Investigaciones Históricas Bolivarium, USB, pp. 133-187; «Tertulia de dos ciudades», en François-Xavier Guerra, Annick Lempérière (coord.), Los espacios públicos en Iberoamérica, México, FCE-Centro Francés de Estudios Mexicanos y centroamericanos, pp. 168-195, y «Tensiones republicanas: de patriotas, aristócratas y demócratas. El club de la Sociedad Patriótica de Caracas», en Guillermo Palacios (coord.), Ensayos sobre la nueva historia política en América Latina, México, Colegio de México, 2007.

96. El Patriota de Venezuela, Nº 3, en Testimonios de la época emancipadora, pp. 361-370. Citado por Carole Leal, Tensiones republicanas…, p. 4.

97. Archivo General de la Nación, Reales Órdenes, 1809-1813, tomo XVIII, folio 222.

98. Juan Nepomuceno Quintana, La intolerancia político-religiosa vindicada o refutada del discurso que a favor de la tolerancia religiosa, publicó Burke, en la Gaceta de Caracas del martes 19 de febrero de 1811, Nº 20, por la Real y Pontificia Universidad de Caracas, en J.F. Blanco y R. Azpúrua, Documentos para la historia de la vida pública del Libertador, Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, 1983, tomo III, pp. 61-102.

99. Robert Semple y otros, Tres testigos europeos de la Primera República, p. 67.

100. Sesión del 26 de agosto de 1811, Congreso Constituyente de 1811-1812, tomo I, p. 263.

101. Sesión del 3 de septiembre de 1811, Congreso Constituyente de 1811-1812, tomo II, p. 21.

102. Sesión del 5 de septiembre de 1811, Congreso Constituyente de 1811-1812, tomo II, pp. 23-24.

103. «Los estudiantes y el servicio militar», Las Fuerzas Armadas de Venezuela en el siglo XIX. Textos para su estudio. La Independencia, 1810-1830, Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, 1963, tomo I, pp. 111-112.

104. «Acta de la Trinidad: medidas de emergencia», Las Fuerzas Armadas de Venezuela en el siglo XIX. Textos para su estudio. La Independencia, 1810-1830, Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, 1963, tomo I, pp. 165-167.

105. Ley Marcial, Las Fuerzas Armadas de Venezuela en el siglo XIX. Textos para su estudio. La Independencia, 1810-1830, Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, 1963, tomo I, pp. 177-180.

106. Archivo General de Indias, Indiferente General, legajo 551. Citado en Ildefonso Leal (introducción y compilación), Cedulario de la Universidad de Caracas (1721- 1820), Caracas, Universidad Central de Venezuela, 1965, pp. 356-357.

107. Para que los virreyes, presidentes y gobernadores ordenen visitar los colegios, seminarios, universidades y convictorios reales, haciendo las reformas convenientes en los puntos que se dirijan a su mayor adelantamiento. Madrid, 4 de mayo de 1815. AGI, Audiencia Caracas, legajo 446, en Cedulario de la Universidad de Caracas (1721-1820), pp. 357-358.

108. Aprobación de las adiciones hechas a los Estatutos de la Real Universidad de Caracas, con las prevenciones y modificaciones que se expresan, 17 de diciembre de 1817. AGI, Audiencia de Caracas, legajo 446, Cedulario de la Universidad de Caracas (1721-1827), pp. 370-407.

109. Archivo General de Simancas, legajo 8266 de Estado. Citado por María Luis Plaza, «La Universidad de Caracas en los últimos tiempos de la época colonial», en Boletín de la Academia Nacional de la Historia, Caracas, Nº 132, 1950, pp. 441-444.

110. José Domingo Díaz, Recuerdos sobre la rebelión de Caracas, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1961. Este capítulo se realizó a partir de una revisión exhaustiva de oficios, documentos impresos y material epistolar de los años de la guerra, los cuales fueron seleccionados de la abundantísima información que se encuentra en las Memorias de O’Leary y en los Documentos para la vida pública del Libertador; igualmente, se revisaron numerosos testimonios coetáneos en los cuales sus autores dan cuenta de la destrucción y el caos ocasionados por la guerra. De la misma manera que se ha hecho en los demás capítulos, hemos evitado incorporar todas las notas y referencias que dan cuenta de cada uno de los documentos, cartas y oficios utilizados y nos hemos limitado a incorporar solo aquellas que consideramos indispensables para mayor claridad del lector. En la redacción fue especialmente orientador el trabajo de Pedro Cunill Grau, Cambios en el paisaje geográfico venezolano en la época de la emancipación, Santiago de Chile, Boletín de la Academia Chilena de la Historia, Nº 86, 1972.

111. Rogelio Altez, El desastre de 1812 en Venezuela. Sismos, vulnerabilidades y una patria no tan boba, Caracas, Universidad Católica Andrés Bello, Fundación Polar, 2006.

112. William M. Duane, Boletín de la Academia Nacional de la Historia, Caracas, tomo XXII, enero-marzo, 1939.

113. Antonio Muñoz Tébar, «Manifiesto que hizo al mundo el secretario de estado del gobierno republicano por orden del Libertador, 24 de febrero de 1814», Memorias del General O’Leary, tomo 13, pp. 444-453.

114. José Félix Blanco, Bosquejo histórico de la revolución de Venezuela, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, 1960, p. 178.

115. José Rafael Fortique, John Robertson, cirujano del Ejército Libertador, Editorial Puentes, Maracaibo, 1972.

116. Robert Semple, Bosquejo de Caracas, 1810-1811, Caracas, Grupo Montana, 1964.

117. José Félix Blanco y Ramón Azpúrua, Documentos para la vida pública del Libertador, tomo 6, p. 616 y José Rafael Fortique, John Robertson, cirujano del ejército Libertador, p. 161.

118. Pedro Urquinaona y Pardo, Memorias de Urquinaona, Madrid, Editorial América, s/f, pp. 89-90.

119. Memorias del general O’Leary, tomo 16, p. 176.

120. José Félix Blanco y Ramón Azpúrua, Documentos para la vida pública del Libertador, tomo 5, p. 587-588.

121. Memorias del general O’Leary, tomo 8, p. 109.

122. Arturo Santana, La Campaña de Carabobo 1821. Relación histórica militar, Caracas, Litografía del Comercio, 1921, p. 392.

123. Juan Manuel Cajigal, Memorias del mariscal de campo don Juan Manuel de Cajigal sobre la Revolución de Venezuela, Caracas, Ministerio de Justicia, 1960, pp. 164-165.

124. Memorias del General O’Leary, tomo 17, pp. 17-22. La relación recoge las marchas del ejército de José Antonio Páez entre el 13 de diciembre de 1819 y el 4 de enero de 1820, desde el sitio de Bolaños hasta las inmediaciones de Achaguas, luego de haber realizado una incursión por la Provincia de Barinas y ocupado su capital.

125. Arturo Santana, La Campaña de Carabobo 1821. Relación histórica militar, p. 392.

126. Memorias del General O’Leary, tomo 16, pp. 319-320.

127. Memorias del General O’Leary, tomo 13, pp. 207-208.

128. Memorias del General O’Leary, tomo 13, pp. 338-339.

129. Este y los otros testimonios sobre Páez y sus tropas los hemos tomado de libro de Edgardo Mondolfi Gudat, Páez visto por los ingleses, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 2005, p. 249.

130. Memorias del General O’Leary, tomo 13, p. 602.

131. José Félix Blanco y Ramón Azpúrua, Documentos para la vida pública del Libertador, tomo 5, p. 573.

132. Memorias del General O’Leary, tomo 13, p. 407.

133. Memorias del General O’Leary, tomo 16, pp. 409-410.

134. Memorias del General O’Leary, tomo 13, p. 155.

135. Memorias del General O’Leary, tomo 13, p. 278.

136. Memorias del General O’Leary, tomo 13, p. 309.

137. Memorias del General O’Leary, tomo 13, pp. 564-565.

138. Memorias del General O’Leary, tomo 8, pp. 19-20.

139. Memorias del General O’Leary, tomo 8, pp. 25-26.

Contenido
Introducción
Con el arma en la mano
Ramón Piñero: soldado esclavo defensor de la justa causa del rey
Juan José Ledezma: jefe de división del ejército de Su Majestad
Sobre libertad de los esclavos
Los buenos servicios prestados por Anastasio Romero a favor de la República
José Ambrosio Hernández: esclavo con apellido de hombre libre
Tres repúblicas, un esclavo
De esclavo bozal a soldado republicano
Fuera de combate
La mala hora
Que no se consientan vagabundos
Sin enmienda alguna
Un acaloramiento de la bebida
Beodos reincidentes
De conducta ruidosa y perjudicial
Jugando en días de trabajo
Como ranas a la orilla del pozo
Para eludir el servicio de las armas
Camino al altar
Antes de ir a la guerra
Premura versus solemnidad matrimonial
Un atentado al sacramento
La fuga es la llave del amor
Sin documentos no hay casorio
Un amor sin remedios legales
Amores contrariados
Un blanco disimulado
El mandato del rey
Matrimonio entre patriotas
Un enlace sin ventajas
Blanca, huérfana y fecundada por un pardo
Un pardo adulterado en la clase de indio
Es y será zambo hasta que muera
El miedo a la igualdad
«… Sin mezclas contrarias a nuestra limpia sangre»
No se pueden violar impunemente los derechos de la naturaleza
Tiempo para rezar
Herencia ibérica
Urbanística de una provincia
La práctica religiosa entre la «ostentación» y el «fanatismo»
Celebraciones litúrgicas
El templo en el hogar
Requisitos para el privilegio
Razones heredadas
La ruina como justificación
Plegarias en medio de la agitación
Desorden en la casa del señor
Los sacerdotes de Canoabo
El pastor republicano
Mortificados por la República, vindicados por el rey
El edicto de abril
La guerra de Aroa
La denuncia del reglamento
El sacerdote cautivo
El último trámite
Los juicios al vicario
Los juicios de Quero
Ruegos por el clérigo
La ruptura de la unanimidad
Entre dos fuegos
Fieles al rey, leales a la República
Vida universitaria en medio de la rebelión
La Universidad contra la libertad de cultos
Demostraciones de regocijo y patriotismo por la regeneración política
Estudiantes en armas
Fidelidad a la Corona: persecución, represión y censura
Simón Bolívar y el restablecimiento de la República
La restitución del gobierno realista en Caracas
La universidad republicana
Piedra sobre piedra
El rastro de la guerra
Hambre de gloria y de pan
Un título justo
Fuentes
Sobre los autores
Notas
Créditos

Con el arma en la mano

Ramón Piñero: soldado esclavo defensor de la justa causa del rey

«Yo he servido con mucho amor y fidelidad a mi Rey, y no quiero perder la gracia que su soberana clemencia concede a los que como yo han defendido sus derechos con el arma en la mano…»[1], con estas palabras inició el esclavo Ramón Piñero su petición de libertad en 1815, después de servir dos años en el ejército del rey. De acuerdo a su testimonio, la guerra llegó a él un mes de septiembre de 1813, cuando laboraba en el hato San Diego perteneciente a su señor, en los llanos centrales de Calabozo. Ese día, los insurgentes llegaron a dicho lugar y, sin mediar explicaciones, tomaron preso a su amo, don Juan de Rojas, y lo colocaron en la cárcel de esa ciudad.

Un mes atrás, Simón Bolívar había restablecido el segundo intento de gobierno republicano, después de completar su exitosa Campaña Admirable con la toma de Caracas en agosto de 1813. Unos meses antes –en junio de 1813– Bolívar dictó el Decreto de Guerra a Muerte en la ciudad de Trujillo, en el cual establecía la persecución y exterminio de todo aquel identificado con la causa realista o que fuese indiferente con el proyecto republicano.

La repentina detención de Juan Rojas evidenciaba que se encontraba comprendido en los principios de esta proclama. Frente a este escenario, Piñero y otro esclavo llamado Miguel, tomaron la deliberación de enlistarse en los ejércitos comandados por José Tomás Boves, impulsados por el agravio cometido ante la persona de su dueño y atraídos por la oferta de libertad si tomaban las armas a favor de la causa del rey.

En ese entonces, la leva de esclavos y el ofrecimiento de libertad que le acompañaba era un procedimiento de reciente práctica, surgido durante la coyuntura bélica. Antes de los sucesos de la independencia, los esclavos solo podían lograr su libertad si la compraban, se las otorgaba su amo o escapaban y se convertían en cimarrones. La toma de las armas era considerada un deber y, por tanto, no merecía otro premio que la gratitud. Sin embargo, con el inicio de la guerra, desde ambos bandos surgió la necesidad de engrosar sus filas con los esclavos ofreciéndoles la libertad para de esa manera garantizar la incorporación de estos a la guerra.

Domingo de Monteverde, jefe de las fuerzas realistas, ingresó a Venezuela procedente de Puerto Rico en 1811; sus órdenes eran someter militarmente a los insurgentes. No se conoce que haya emitido ningún bando ofreciendo la libertad a aquellos esclavos que salieran en defensa de Fernando VII; no obstante, diversas denuncias de propietarios dan fe de que sí sucedió. En el caso de José Tomás Boves, este recurso sí estuvo presente y contribuyó decididamente en la conformación de su gran ejército.

Ramón Piñero, animado por la oferta de obtener su libertad, entró en acción un mes después de su enlistamiento, en la sabana de Mosquiteros, frente a los batallones comandados por Vicente Campo Elías el 14 de octubre de 1813. Allí participó en su primer encuentro y en una de las muchas derrotas que le provocaron heridas y padecimientos que mellaron más tarde su salud. Los 2.500 hombres enlistados por José Tomás Boves fueron vencidos de manera contundente, además de las bajas propias de la contienda. La mortandad fue mayor cuando los prisioneros fieles a la causa del rey fueron ajusticiados por órdenes de Campo Elías, inclusive aquellos que no eran españoles y que no se encontraban comprendidos en el Decreto de Guerra a Muerte. Ramón, entre tanto, emprendió la retirada con los demás sobrevivientes en dirección al poblado de Guayabal, ubicado a las riberas del río Apure, lugar que había sido establecido como punto de encuentro en caso de que la contienda no resultase favorable.