David F. Wells
Dios en el torbellino
Publicaciones Andamio
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Publicaciones Andamio es la editorial de los Grupos Bíblicos Unidos (GBU) en España.
Dios en el torbellino: Cómo el amor santo de Dios reorienta nuestro mundo
© Publicaciones Andamio, 2016
1ª edición junio 2016
God in the Whirlwind: How the Holy-love of God Reorients Our World
© David F. Wells, 2014
Todos los derechos reservados. Esta traducción de God in the Whirlwind publicada primeramente en 2014 se publica con el permiso de Crossway a publishing ministry of Good News Publishers Wheaton, Illinois 60187, U.S.A.
Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin la autorización de los editores.
Las citas bíblicas, salvo indicación contraria, corresponden a la Nueva Versión Internacional®, NVI ® (Version castellana) Copyright © 1999, 2005, Biblica, Inc.®
Traducción: Alejandro Roop Martín
Diseño cubierta e interior: Sr. y Sra. Wilson
Edición del formato ebook: Sonia Martínez
Depósito Legal:
ISBN: 978-84-946058-1-9
Impreso en Ulzama
Impreso en España
“Con riqueza, profundidad y fidelidad, Dios en el torbellino nos invita a venir ante el corazón íntimo de Dios. No hay teólogo que comprenda mejor el mundo contemporáneo que David Wells, y no hay teólogo que como él emplee el mundo contemporáneo con tanta fuerza para reconducirnos a verdades que son fundacionales y que nunca han de ser suplantadas por la última novedad. Para leer con tranquilidad y oración.”
Os Guinness, co-fundador de The Trinity Forum; autor de El llamamiento.
“En esta importante obra, David comienza el proceso en el que su influyente crítica de la más reciente cultura moderna y la iglesia se aplica en la práctica. Aquí tenemos una ‘teología práctica’ para conducir la vida de la iglesia sobre la base de la realidad de un Dios de ‘Amor-santo’. Esta manera particular de comprender y predicar la doctrina de Dios, cree Wells, protege a la iglesia tanto de ser claramente influenciada por la cultura, como de convertirse en una subcultura a manera de un gueto. Aquí se encuentran décadas de enseñanza de la teología condensadas en capítulos accesibles y prácticos. Me alegra recomendar esta publicación.”
Timothy J. Keller, pastor de la Redeemer Presbyterian Church en Nueva York; autor de La razón de Dios.
En su obra “Sin lugar para la verdad” [No Place for Truth] y las publicaciones que la acompañaron, el profesor David Wells nos hizo testigos del soplo de un viento fresco, separador del tamo y de la paja, sobre el cristianismo occidental contemporáneo. Aunque puede haber dado la sensación de ser una suerte de Jeremías contemporáneo, en realidad la grandeza de su visión nos recuerda a la de Isaías. Ahora, en Dios en el torbellino, esto mismo se ha evidenciado de manera maravillosa, y, en ocasiones, estremecedora. Aquí el Dr. Wells vuelve a ser el espléndido experto en teología bíblica que desde hace mucho tiempo lleva demostrando ser –cuyo trabajo está motivado por la devoción al Dios que es Amor-santo, y cuyo anhelo, como el de Lutero– de que ‘Dios sea Dios’, claramente se comprueba en cada página. Léase con calma y con profundidad; brindará una gran satisfacción.”
Sinclair B. Ferguson, profesor de Teología Sistemática, Redeemer Seminary, Dallas, Tejas.
A Jane
maravillosa amiga, esposa, madre y abuela;
y a nuestra amada familia
Jonathan y JoAnna, David y Lynne McKenna,
Caitlin, Caleb, Megan, Reagan y Allison
Índice
Prólogo a la serie
Introducción
Capítulo 1: Dios, nuestra visión, la cultura, nuestro contexto
El centro de la realidad
Dios está ahí fuera, en alguna parte
Una paradoja
La desaparición, en nuestro interior, de la visión trascendente de Dios
Todo se desdibuja ante nosotros
Aquí estamos
Dios, amor-santo
El centro de nuestra atención
Campanas y tintineos
Enfocar la atención
Capítulo 2: El Evangelio a través del tiempo
Nuestro lugar de partida
Un dilema
La gracia
Abraham
Una visión diferente
La Reforma
La fe
Creer
Compromiso
Cristo
El único camino
Una perspectiva eterna
La actividad de Dios
Capítulo 3: Muchísimo más
¿Qué cambia?
Hacia Cristo
Adán
El éxodo
David
La obra del Espíritu Santo
A modo de resumen
Capítulo 4: El amor de Dios
Subir por la escalera de bajada
¡Sí que podemos!
Arriba y abajo
Siempre ha sido así
El amor-santo de Dios
La revelación del amor
Desde el Antiguo Testamento
La Trinidad
Cristo
La paciencia de Dios
Sublime gracia
Capítulo 5: El esplendor de la santidad
El significado de la santidad
Una otredad majestuosa
La visión de Isaías
Una visión que se ha perdido
Lejos, pero cerca
Una otredad moral
Una mirada aterrada
Bondad
Rectitud
Ira
A través de una lente
Capítulo 6: Excelsa gloria que abruma la mirada
Nacido para morir
Judas
Soberanía divina
En nuestro lugar, por nuestro pecado
En nuestro lugar
Por nuestro pecado
Justificación
Significados distintos
Justicia ajena
La imputación disputada
Reconciliación
Una doble enemistad
Cómo se produce la reconciliación
Conflicto y conquista
Cautividad
Victoria
Encarnación y cruz
La imitación de Cristo
Eventos reales
El amor-santo de Dios
Capítulo 7: Caminar con Dios
Carreteras y cunetas
Sin separación
Unidos a Cristo
Posición y progreso
Poder
Obra y gracia
Sin confusión
Amor-santo
El alma de la santificación
Mirando hacia delante
Al nivel más práctico
No tan rápido
Otra verdad incómoda
El ruido y la furia
Capítulo 8: Venid, postrémonos
Preludio
Guerras de adoración
Llamada a la adoración
La presencia de Dios
El Dios que está ahí
Los días de antes
Ante Dios
La Palabra de Dios
Dios actúa
Dios habla
Palabra y adoración
Postludio
Capítulo 9: Y, venid, sirvamos
Mil maneras
Recuperación de la Reforma
La perspectiva bíblica
Desde un ángulo diferente
El mundo al revés
El antiguo edificio
El pecado y la cultura
Bajo una nueva dirección
Contracultura
Perder y ganar
Privilegio y privación de poder
Hostilidad y gozo
Amor-santo
Amor
Santidad
Ver el mañana
Bibliografía
Iglesias y entidades colaboradoras de esta serie
Prólogo a la serie
Un sermón hay que prepararlo con la Biblia
en una mano y el periódico en la otra.
Esta frase, atribuida al teólogo suizo Karl Barth, describe muy gráficamente una condición importante para la proclamación del mensaje cristiano: nuestra comunicación ha de ser relevante. Ya sea desde el púlpito o en la conversación personal hemos de buscar llegar al auditorio, conectar con la persona que tenemos delante. Sin duda, la Palabra de Dios tiene poder en sí misma (Hebreos 4:12) y el Espíritu Santo es el que produce convicción de pecado (Juan 16:8), pero ello no nos exime de nuestra responsabilidad que es transmitir el mensaje de Cristo de la forma más adecuada según el momento, el lugar y las circunstancias.
John Stott, predicador y teólogo inglés, describe esta misma necesidad con el concepto de la doble escucha. En su libro El Cristiano contemporáneo dice: Somos llamados a la difícil e incluso dolorosa tarea de la doble escucha. Es decir, hemos de escuchar con cuidado (aunque por supuesto con grados distintos de respeto) tanto a la antigua Palabra como al mundo moderno. (…). Es mi convicción firme que sólo en la medida en que sepamos desarrollar esta doble escucha podremos evitar los errores contrapuestos de la falta de fidelidad a la Palabra o la irrelevancia.
La necesidad de la “doble escucha” no es, por tanto, un asunto menor. De hecho tiene una clara base bíblica. Podríamos citar numerosos ejemplos, desde el relevante mensaje de los profetas en el Antiguo Testamento -siempre encarnado en la vida real- hasta nuestro gran modelo el Señor Jesús, maestro supremo en llegar al fondo del corazón humano. Jesús podía responder a los problemas, las preguntas y las necesidades de la gente porque antes sabía lo que había en su interior. Por supuesto, nosotros no poseemos este grado divino de discernimiento, pero somos llamados a imitarle en el principio de fondo: cuanto más conozcamos a nuestro interlocutor, más relevante será la comunicación de nuestro mensaje.
La predicación del apóstol Pablo en el Areópago (Hechos 17) constituye en este sentido un ejemplo formidable de relevancia cultural y de interacción con “la plaza pública”. Su discurso no es sólo una obra maestra de evangelización a un auditorio culto, sino que refleja esta preocupación por llegar a los oyentes de la forma más adecuada posible. Esta es precisamente la razón por la que esta serie lleva por nombre Ágora, en alusión a la plaza pública de Atenas donde Pablo nos legó un modelo y un reto a la vez.
¿Cómo podemos ser relevantes hoy? El modelo de Pablo en el ágora revela dos actitudes que fueron una constante en su ministerio: la disposición a conocer y a escuchar. Desde un punto de vista humano (aparte del papel indispensable del E.S.), estas dos cualidades jugaron un papel clave en los éxitos misioneros del apóstol. ¿Por qué? Hay una forma de identificación con el mundo que es buena y necesaria por cuanto nos permite tender puentes. El mismo Pablo lo expresa de forma inequívoca precisamente en un contexto de testimonio y predicación: A todos me he hecho todo, para que de todos modos salve a algunos. Y esto hago por causa del Evangelio (1 Corintios 9:22-23). Es una identificación que busca ahondar en el mundo del otro, conocer qué piensa y por qué, cómo ha llegado hasta aquí tanto en lo personal (su biografía) como en lo cultural (su cosmovisión). Pablo era un profundo conocedor de los valores, las creencias, los ídolos, la historia, la literatura, en una palabra, la cultura de los atenienses. Sabía cómo pensaban y sentían, entendía su forma de ser (Romanos 12:2). Tal conocimiento le permitía evitar la dimensión negativa de la identificación como es el conformarse (amoldarse), el hacerse como ellos (en palabras de Jesús, Mateo 6:8); pero a la vez tender puentes de contacto con aquel auditorio tan intelectual como pagano.
Un análisis cuidadoso del discurso en el Areópago nos muestra cómo Pablo practica la “doble escucha” de forma admirable en cuatro aspectos. Son pasos progresivos e interdependientes: habla su lenguaje, vence sus prejuicios, atrae su atención y tiende puentes de diálogo. Luego, una vez ha logrado encontrar un terreno común, les confronta con la luz del Evangelio con tanta claridad como antes se ha referido a sus poetas y a sus creencias. Finalmente provoca una reacción, ya sea positiva o de rechazo, reacción que es respuesta natural a una predicación relevante.
Pablo era, además, un buen escuchador como se desprende de su intensa actividad apologética en Corinto (Hechos 18:4) o en Éfeso (Hechos 19: 8-9). Para “discutir” y “persuadir” se requiere saber escuchar. La escucha es una capacidad profundamente humana. De hecho es el rasgo distintivo que diferencia al ser humano de los animales en la comunicación. Un animal puede oír, pero no escuchar; puede comunicarse a través de sonidos más o menos elaborados, pero no tiene la reflexión que requiere la escucha. El escuchar nos hace humanos, genuinamente humanos, porque potencia lo más singular en la comunicación entre las personas. Por ello hablamos de la “doble escucha” como una actitud imprescindible en una presentación relevante del Evangelio.
Así pues, la lectura de la Palabra de Dios debe ir acompañada de una lectura atenta de la realidad en el mundo con los ojos de Dios. Esta doble lectura (escucha) no es un lujo ni un pasatiempo reservado a unos pocos intelectuales. Es el deber de todo creyente que se toma en serio la exhortación de ser sal y luz en este mundo corrompido y que anda a tientas en medio de mucha oscuridad. La lectura de la realidad, sin embargo, no se logra sólo por la simple observación, sino también con la reflexión de textos elaborados por autores expertos. Por ello y para ello se ha ideado esta serie. Los diferentes volúmenes de Ágora van destinados a toda la iglesia, empezando por sus líderes. Con esta serie de libros queremos conocer nuestra cultura, escucharla y entenderla, reconocer, celebrar y potenciar los puntos que tenemos en común a fin de que el Evangelio ilumine las zonas oscuras, alejadas de la luz de Cristo.
Es mi deseo y mi oración que el esfuerzo de Editorial Andamio con este proyecto se vea correspondido por una amplia acogida y, sobre todo, un profundo provecho de parte del pueblo evangélico de habla hispana. Estamos convencidos de que la Palabra antigua sigue siendo vigente para el mundo moderno. Ágora es una excelente ayuda para testificar con la Biblia en una mano y “el periódico” en la otra.
Pablo Martínez Vila
Introducción
Hace dos décadas, gracias a una subvención notablemente generosa de la organización Pew Charitable Trusts, di comienzo a una labor que llegaría a convertirse en cinco publicaciones de asuntos interconectados. Todas estas obras se escribieron en respuesta a la pregunta que la Pew originalmente había planteado: ¿qué explicación tiene la pérdida de la identidad teológica de la iglesia? La respuesta a esta pregunta había de venir de los tres beneficiarios de esta subvención. El papel que a mí me tocó fue el de abordar el componente cultural de este asunto. Cumplí mi compromiso con la Pew al publicarse en 1993 No Place for Truth: Or Whatever Happened to Evangelical Theology? Pero una vez que emprendí este trayecto, me ha sido imposible desviar mi atención a otros intereses al darme cuenta de que dejaría el proyecto sin terminar. Por ello, a esta primera publicación, esencialmente como parte del mismo proyecto, siguieron tres títulos más: God in the Wasteland: The Reality of Truth in a World of Fading Dreams (1994); Losing Our Virtue: Why the Church Must Recover Its Moral Vision (1998); y Above All Earthly Pow’rs: Christ in a Postmodern World (2004). Terminé este proyecto con un libro a modo de resumen, diseñado con el propósito de hacer más accesible la esencia de estos libros: The Courage to Be Protestant: Truth-lovers, Marketers, and Emergents in the Postmodern World (2008).
Estas publicaciones correspondieron a un análisis cultural sostenido y algunos críticos se han quejado de que no contienen respuestas al delicado estado actual de la iglesia. Estas críticas tienen su mérito. En mi mente, llevaba implícita una respuesta a los dilemas que se ponían al descubierto y no siempre fui lo explícito que debí haber sido a la hora de exteriorizarla.
Cualquiera que eche un vistazo retrospectivo a estas obras, según pienso, será capaz de ver, aunque en calidad de descripción apenas esbozada, lo que tenía en mente. El presente libro busca desarrollar tal descripción.
Cuanto más me he ocupado con lo que ha pasado en la cultura occidental, más clara se ha hecho mi comprensión de lo que principalmente se ha perdido en la iglesia evangélica. Se trata de nuestra comprensión del carácter de Dios, pero una comprensión en la que tal carácter tiene “peso”. Ahora necesitamos regresar, tal como el pueblo de Dios ha hecho tantas veces en el pasado, a encontrar lo que se había perdido.
La fe habita en las lindes entre Cristo y la cultura. Se trata de una región llena de peligros y con minas escondidas. Por allí se oyen voces seductoras y atractivas. Es también allí, no obstante, donde, si la vista es clara, nuestra fe desarrolla músculo y cobra fuerza al interactuar con este mundo. Al menos esa ha sido mi experiencia.
En esta obra, he adoptado un enfoque distinto. Ya no estoy tan preocupado por la parte de la ecuación relativa a la cultura. Ahora la vida la estoy observando desde el otro lado de las cosas, lo que “Cristo” significa en la yuxtaposición conceptual: “Cristo y la cultura”. El presente trabajo reflexiona sobre lo que tan a menudo hemos perdido en nuestra labor de plantear la cuestión de “Cristo y la cultura”. Se trata del amor-santo de Dios.
Este tema es profundamente transversal a todas nuestras doctrinas cristianas. Su entretejido recorre todo el tapiz del pensamiento cristiano que crece como resultado de estas doctrinas. En consecuencia, ha generado una enorme cantidad de volúmenes a lo largo de los siglos que nos separan del tiempo de los apóstoles. En la bibliografía, he seleccionado solo unas pocas de estas obras, especialmente las que son más recientes. Lo he hecho así con la intención de proporcionar unos pocos indicadores para quienes desean leer más, y con más detalle, acerca de los temas principales de este libro. Algunos de los libros enumerados tratan cuestiones culturales, la mayoría se centra en las nociones bíblicas y los hay que reflexionan acerca de controversias actuales.
Estoy muy agradecido por los amables amigos que leyeron porciones de este libro cuando todavía estaba en su proceso de elaboración. Son Greg Beale, Tom Petter, James Singleton y Ken Swetland. Stephen Witmer no solo leyó un capítulo, sino que también pasó otro a un círculo de pastores que quedaron conmigo para una positiva y rigurosa conversación. Son: Paul Buckley, Andy Rice, Brandon Levering, Mike Rattin, Tim Andrews y, por supuesto, Stephen Witmer. Naturalmente, cualquier fallo y pensamiento poco elaborado se debe a mi exclusiva responsabilidad.