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Publicaciones Andamio

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Publicaciones Andamio es la editorial de los Grupos Bíblicos Unidos (GBU) en España.

Pop-ologética

© Publicaciones Andamio, 2016

1ª edición diciembre 2016

Popolgetics

© Ted Turnau, 2012

Todos los derechos reservados. Esta traducción de Popologetics: Popular culture in Christian perspective publicada primeramente en 2012 se publica con el permiso de Presbyterian and Reformed Publishing Company, 1102 Marble Road, P.O. Box

817, Phillipsburg, New Jersey, 08865, USA

Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin la autorización de los editores. Las citas bíblicas, salvo indicación contraria, corresponden a la Nueva Versión Internacional®, NVI ® (Versión castellana) Copyright © 1999, 2005, Biblica, Inc.® Utilizado con permiso. Todos los derechos reservados.

Traducción: Alejandro Roop Martín

Diseño cubierta e interior: Sr y Sra Wilson

Maquetación ebook: Sonia Martínez

Depósito Legal: B. 23007-2016

ISBN: 978-84-946463-2-4

Impreso en Ulzama

Impreso en España

Está por todas partes... nos rodea por todos lados... está tan extendida que casi es parte del aire que respiramos. A algunas personas les encanta, algunas la odian y algunas intentan desembarazarse de ella o pretender que no está allí. Sin embargo, nos guste o no, la percibamos o no, la cultura popular desempeña un papel tremendo en nuestras vidas cotidianas, a menudo influyendo en la manera en la que pensamos y vemos el mundo.

Algunas personas responden intentando apartarse totalmente de ella y otras, la aceptan sin cuestionarla, considerándola una bendición. Pero, Ted Turnau nos recuerda que la cuestión no consiste en un “todo o nada”. La cultura popular, como cualquier otra faceta de la sociedad, es una caótica mezcolanza de tanto gracia como idolatría, y merece nuestra seria atención y discernimiento.

Aprende a acercarte a la cultura popular de una manera sabia, separando las perlas dadas por la gracia de sus tentaciones en pos de la idolatría y empieza a poner en práctica algo de esta pop- ologética para ser tú mismo una influencia.

“Ted Turnau presta un gran servicio en ayudar a los cristianos para que se involucren en el diálogo con su cultura, tanto con convicción como con una apertura de miras... y ofrece una aplicación práctica excelente de cómo apreciar la cultura pop y al mismo tiempo ejercer una crítica de ella”.

Brian Godawa, guionista de Hollywood, autor de Hollywood Worldviews.

“Este es uno de los libros más novedosos y originales que he leído en muchísimo tiempo... Una fina mezcla entre una apologética de cosmovisiones y un análisis cultural tremendamente a la última... Lo recomiendo completamente.”

Richard M. Cunningham, Secretario General de UCCF, el movimiento estudiantil de IFES en el Reino Unido.

“Turnau reconoce la vitalidad de la cultura popular y lo sabe porque Dios ha dicho en la Escritura que tenemos una plomada con la que identificar las idolatrías que intentan seducirnos y apartarnos de la verdad.”

Denis D. Haack, Director de la Ransom Fellowship

“Una tremenda contribución. Escrito con penetrante perspicacia, con un apropiado sentido del humor, y especialmente por su uso de ejemplos actuales del campo de la cultura popular... no hay nada actualmente publicado que remotamente se le parezca. Lo recomiendo con entusiasmo”.

William Edgar, profesor de apologética en el Seminario Teológico de Westminster.

Ted Turnau es profesor asociado al Instituto Internacional de Estudios Cristianos. Actualmente enseña estudios culturales y religiosos en una Universidad anglo-estadounidense y estudios culturales en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Carolina de Praga.





A mis hijos, Roger, Claire y Ruth,
que habéis traído tanto amor, risas,
gozo (y cultura popular) a nuestro hogar.
Ha sido un honor veros crecer.
Este libro es para vosotros.

N.del T.: Nuestro libro lleva en su título referencias a la cultura pop. Aunque somos conscientes de que los significados de las expresiones “cultura pop” y “cultura popular” no coinciden, optamos, no obstante, por castellanizar la fórmula en la mayoría de los casos de este libro, en consonancia con la expresión no abreviada del autor: “popular culture” y de la visión amplia que concede a esta denominación.


Índice

Prólogo a la serie

Reconocimientos

Introducción: ¿A quién le puede interesar estudiar eso?

PARTE PRIMERA

Bases

1. Las piezas del rompecabezas

2. La conversación entre el castor y el árbol

3. R.S.V.P. - Se ruega contestación

4. Hacia una teología de la cultura popular

PARTE SEGUNDA

Algunos acercamientos no tan útiles a la cultura popular

5. ¿Problema? ¿Qué problema?

6. ¡No toques el sintonizador! ¡Está sucio!

7. ¡Qué chabacano!

8. Una palabra vale más que mil imágenes

9. ¡Todo es bueno!

Síntesis y recapitulación de la parte segunda

PARTE TERCERA

Conectar con la cultura popular:
¿por qué ejercer la crítica de la cultura popular?

10. Pop–ologética

11. Taller de pop–ologética

Recapitulación y conclusión de la parte tercera

12. El camino hacia delante

Fuentes citadas

Iglesias y entidades colaboradoras de esta serie

Otros libros de la serie Ágora

Prólogo a la serie

Un sermón hay que prepararlo con la Biblia
en una mano y el periódico en la otra.

Esta frase, atribuida al teólogo suizo Karl Barth, describe muy gráficamente una condición importante para la proclamación del mensaje cristiano: nuestra comunicación ha de ser relevante. Ya sea desde el púlpito o en la conversación personal hemos de buscar llegar al auditorio, conectar con la persona que tenemos delante. Sin duda, la Palabra de Dios tiene poder en sí misma (Hebreos 4:12) y el Espíritu Santo es el que produce convicción de pecado (Juan 16:8), pero ello no nos exime de nuestra responsabilidad que es transmitir el mensaje de Cristo de la forma más adecuada según el momento, el lugar y las circunstancias.

John Stott, predicador y teólogo inglés, describe esta misma necesidad con el concepto de la doble escucha. En su libro El Cristiano contemporáneo dice: Somos llamados a la difícil e incluso dolorosa tarea de la doble escucha. Es decir, hemos de escuchar con cuidado (aunque por supuesto con grados distintos de respeto) tanto a la antigua Palabra como al mundo moderno. (...). Es mi convicción firme que sólo en la medida en que sepamos desarrollar esta doble escucha podremos evitar los errores contrapuestos de la falta de fidelidad a la Palabra o la irrelevancia.

La necesidad de la “doble escucha” no es, por tanto, un asunto menor. De hecho tiene una clara base bíblica. Podríamos citar numerosos ejemplos, desde el relevante mensaje de los profetas en el Antiguo Testamento -siempre encarnado en la vida real- hasta nuestro gran modelo el Señor Jesús, maestro supremo en llegar al fondo del corazón humano. Jesús podía responder a los problemas, las preguntas y las necesidades de la gente porque antes sabía lo que había en su interior. Por supuesto, nosotros no poseemos este grado divino de discernimiento, pero somos llamados a imitarle en el principio de fondo: cuanto más conozcamos a nuestro interlocutor, más relevante será la comunicación de nuestro mensaje.

La predicación del apóstol Pablo en el Areópago (Hechos 17) constituye en este sentido un ejemplo formidable de relevancia cultural y de interacción con “la plaza pública”. Su discurso no es sólo una obra maestra de evangelización a un auditorio culto, sino que refleja esta preocupación por llegar a los oyentes de la forma más adecuada posible. Esta es precisamente la razón por la que esta serie lleva por nombre Agora, en alusión a la plaza pública de Atenas donde Pablo nos legó un modelo y un reto a la vez.

¿Cómo podemos ser relevantes hoy? El modelo de Pablo en el ágora revela dos actitudes que fueron una constante en su ministerio: la disposición a conocer y a escuchar. Desde un punto de vista humano (aparte del papel indispensable del E.S.), estas dos cualidades jugaron un papel clave en los éxitos misioneros del apóstol. ¿Por qué? Hay una forma de identificación con el mundo que es buena y necesaria por cuanto nos permite tender puentes. El mismo Pablo lo expresa de forma inequívoca precisamente en un contexto de testimonio y predicación: A todos me he hecho todo, para que de todos modos salve a algunos. Y esto hago por causa del Evangelio (1 Corintios 9:22-23). Es una identificación que busca ahondar en el mundo del otro, conocer qué piensa y por qué, cómo ha llegado hasta aquí tanto en lo personal (su biografía) como en lo cultural (su cosmovisión). Pablo era un profundo conocedor de los valores, las creencias, los ídolos, la historia, la literatura, en una palabra, la cultura de los atenienses. Sabía cómo pensaban y sentían, entendía su forma de ser (Romanos 12:2). Tal conocimiento le permitía evitar la dimensión negativa de la identificación como es el conformarse (amoldarse), el hacerse como ellos (en palabras de Jesús, Mateo 6:8); pero a la vez tender puentes de contacto con aquel auditorio tan intelectual como pagano.

Un análisis cuidadoso del discurso en el Areópago nos muestra cómo Pablo practica la “doble escucha” de forma admirable en cuatro aspectos. Son pasos progresivos e interdependientes: habla su lenguaje, vence sus prejuicios, atrae su atención y tiende puentes de diálogo. Luego, una vez ha logrado encontrar un terreno común, les confronta con la luz del Evangelio con tanta claridad como antes se ha referido a sus poetas y a sus creencias. Finalmente provoca una reacción, ya sea positiva o de rechazo, reacción que es respuesta natural a una predicación relevante.

Pablo era, además, un buen escuchador como se desprende de su intensa actividad apologética en Corinto (Hechos 18:4) o en Efeso (Hechos 19: 8-9). Para “discutir” y “persuadir” se requiere saber escuchar. La escucha es una capacidad profundamente humana. De hecho es el rasgo distintivo que diferencia al ser humano de los animales en la comunicación. Un animal puede oír, pero no escuchar; puede comunicarse a través de sonidos más o menos elaborados, pero no tiene la reflexión que requiere la escucha. El escuchar nos hace humanos, genuinamente humanos, porque potencia lo más singular en la comunicación entre las personas. Por ello hablamos de la “doble escucha” como una actitud imprescindible en una presentación relevante del Evangelio

Así pues, la lectura de la Palabra de Dios debe ir acompañada de una lectura atenta de la realidad en el mundo con los ojos de Dios. Esta doble lectura (escucha) no es un lujo ni un pasatiempo reservado a unos pocos intelectuales. Es el deber de todo creyente que se toma en serio la exhortación de ser sal y luz en este mundo corrompido y que anda a tientas en medio de mucha oscuridad. La lectura de la realidad, sin embargo, no se logra sólo por la simple observación, sino también con la reflexión de textos elaborados por autores expertos. Por ello y para ello se ha ideado esta serie. Los diferentes volúmenes de Agora van destinados a toda la iglesia, empezando por sus líderes. Con esta serie de libros queremos conocer nuestra cultura, escucharla y entenderla, reconocer, celebrar y potenciar los puntos que tenemos en común a fin de que el Evangelio ilumine las zonas oscuras, alejadas de la luz de Cristo.

Es mi deseo y mi oración que el esfuerzo de Editorial Andamio con este proyecto se vea correspondido por una amplia acogida y, sobre todo, un profundo provecho de parte del pueblo evangélico de habla hispana. Estamos convencidos de que la Palabra antigua sigue siendo vigente para el mundo moderno. Ágora es una excelente ayuda para testificar con la Biblia en una mano y “el periódico” en la otra.

Pablo Martínez Vila

Reconocimientos

Son muchas las personas que merecen mi gratitud por haber impulsado a que este libro comience su andadura. También son muchos los que han contribuido a mejorarlo. No enumeraré a todos, pero debo mencionar a algunos. En primerísimo lugar en mi corazón se encuentra mi querida esposa, Carolyn. Mi primera editora; la primera a la que voy lanzando mis reflexiones; la persona que realmente me sabe leer. Me siento tremendamente bendecido por tenerla.

En segundo lugar, conversé acerca de estas ideas con muchos amigos cercanos en un momento u otro. Chris Simmons se destaca bastante, como también los hermanos Inman, Jon y Ben. Las quedadas de los jueves por la noche, en casa de Greg Gilliam viendo Los Simpson, allá por el año 1989 y principios de la década de los noventa, supusieron un tiempo especialmente formativo para mi reflexión en torno a la cultura popular. También debo mencionar a Rick Downs, que fue mi pastor durante cuatro años. Cuando enseñaba sobre la cultura popular, a partir de un libro con el que no estaba muy de acuerdo, él me desafío a responder. Mi amigo Craig Higgins también me marcó con su idea de que un libro así era necesario.

Muchos grupos han alimentado mis pensamientos sobre la cultura popular. El primero que me viene a la mente es el grupo de jóvenes de la Primer Iglesia Metodista Coreana de Filadelfia (ahora en Ambler, Pensilvania). Siendo pastor de jóvenes, aprendí, gracias a ellos, a hablar de la música popular de una manera que les comunicara algo espiritualmente. Los chicos me traían sus CDs, yo los escuchaba y el domingo siguiente los comentábamos. La expresión en sus rostros al comprobar cómo un adulto estaba tomando su música tan en serio como ellos cautivó mi atención y me hizo desear profundizar más.

Tengo una deuda de gratitud con la iglesia Redeemer PCA de Winston-Salem, Carolina del Norte. Fueron ellos los que pidieron a un estudiante novato de doctorado en apologética, que les enseñara apologética los miércoles por la tarde. Las canciones populares eran mis conejillos de indias para esas clases. Esta experiencia desarrolló mi pensamiento sobre un acercamiento a la cultura popular que tuviera sus bases en la apologética.

Cuando nos trasladamos a Praga, entré en contacto con varios grupos que me forzaron a cristalizar mi reflexión sobre este tema, al pedir que diera charlas sobre la relación de los cristianos con la cultura popular. Greg Pritchard fue el primero, invitándome a dar algunas charlas en esta nueva iniciativa suya llamada European Apologetics Network (ahora denominada European Leadership Forum). Estas charlas dieron pie a una invitación por parte de Lars Dahle para enseñar un curso breve sobre la cultura popular y el análisis de cosmovisiones en la Escuela Gimlekollen de Periodismo y Comunicación en Kristiansand, Noruega, en enero de 2005 (¿qué hacía yo yendo a Noruega en enero?). La frialdad del clima noruego de aquel enero se vio más que compensada por la calidez de mi estancia en casa de Lars y Margun. Poco después, comencé una relación con el Seminario Teológico Reformado Báltico y con la Iglesia Reformada de Letonia. Artis y Viesturs Celmins, Ungars Gulbis y otros me sedujeron para que enseñase en un retiro de iglesia en agosto de 2006 titulado “Fe, cultura y cosmovisión: cultivar una imaginación cristiana en un mundo de incredulidad”. Lo que resultó de esa experiencia me convenció de que tenía lo suficiente que decir como para escribir un libro. Un agradecimiento adicional debe ir para Jonathan Stephen y la Escuela Evangélica de Teología de Gales (WEST en inglés) por darme la oportunidad de enseñar el material en la asignatura Cultura popular y cosmovisión cristiana. Los comentarios de los estudiantes de WEST también han sido de un gran valor: son divertidos, tienen mentes teológicas y me hicieron sentir como en casa.

También deseo expresar un agradecimiento de corazón al equipo de la editorial P&R, especialmente a Marvin Padgett y a Aaron Gottier, por su apoyo y duro trabajo para que este proyecto llegase a completarse. Ha sido una alegría trabajar con ellos.

Mi gratitud no estaría completa sin mencionar a la Troika, a tres amigos que leyeron y releyeron versiones en proceso de este borrador: mi mentor Bill Edgar del Seminario Teológico de Westminster, mi compañero de batalla Dan Strange de Oak Hill College y mi hermana en el Espíritu Julia Wilson. Su consejo ayudó a que el libro emergiera en su forma presente.

Finalmente, pero no en último lugar, quiero agradecer a mis tres hijos: a Roger, nuestro científico loco residente; a Claire, nuestra artista residente y a Ruthie, la guardiana del zoo. Ellos me han enseñado mucho de la cultura popular, como suelen hacer los adolescentes. Hemos pasado muchas horas disfrutando y conversando acerca de la cultura popular. Son una gran parte del motivo principal por el que escribí este libro. Y es por esto por lo que les dedico a ellos este libro.

Introducción:
¿A quién le puede interesar estudiar eso?

Hace unos cuantos años me tocó participar en un encuentro de líderes cristianos celebrado en Europa. Di unos cuantos talleres, nada del otro mundo. Pero fueron unos días bastante intensos. Nos encontrábamos desayunando por última vez en el hotel, para después coger nuestras maletas y marchar cada uno a su casa. Uno de los principales ponentes se nos acercó y nos preguntó si podía unirse a nuestra mesa. Este hombre (cuya identidad quedará en el anonimato, pues se dice el pecado pero no el pecador) es un apologeta de repercusión internacional, un hombre bastante brillante. En un momento de la conversación me preguntó a qué me dedicaba. Soy profesor universitario. Me preguntó qué asignaturas imparto y le hablé de una de mis materias favoritas: Cultura pop y teoría de los medios de comunicación de masas; y le expliqué de lo que versaba. Entonces se reclinó hacia atrás en la silla, dándose unos golpecitos reflexivos en la barbilla, hasta que verbalizó su pensamiento: ¿a quién le puede interesar estudiar eso?

Me he dedicado al estudio de la cultura pop durante los últimos veinte años, de manera que a esta pregunta quizás le faltó un poco de tacto. Quisiera pensar que su respuesta fue en cierto modo atípica. Pero no lo es. Es una respuesta a la que me he acostumbrado. La intuyo en las miradas de la gente cuando les cuento lo que hago y dicen: “Ah, bueno, eso suena interesante”, como si me ganase la vida disecando babosas. Pero este apologeta fue el primero que fue lo suficientemente honesto para plantearlo de una manera tan directa. Es una actitud que lamentablemente comparten muchos cristianos: ¿no será básicamente una bestial pérdida de tiempo el estudio de la cultura pop? ¿A quién le importa Madonna o La guerra de las galaxias o World of Warcraft? ¿No es la cultura popular solo un trivial revoltijo de cosas, capaz de secarte los sesos, somnífero y superficial?1

Si se me permite, quiero responder con algunas citas provocadoras:

Si “la religión es el opio del pueblo”, entonces la inmersión con jugadores múltiples en los mundos virtuales tridimensionales vendrá a ser como la heroína afgana más dura.

– Bruce Sterling, crítico de ciencia ficción y tecnología2.

En fin, dejé de ir a la iglesia y me metí en un tipo distinto de religión. No te rías. En esto consiste estar en una banda de rock and roll. El mundo del espectáculo es un chamanismo y la música es el culto que rendimos. Ya sea el culto a la mujer o a su diseñador, al mundo o a su destructor; ya venga de ese antiguo lugar al que llamamos alma o simplemente de nuestro córtex; ya se trate de oraciones inflamadas de rabia ciega o se trate de un anhelo semejante a una paloma, el humo asciende, a Dios o a algo por lo que sustituyes a Dios: generalmente tú mismo.

– Bono, cantante principal de la banda U23.

La cultura popular es la nueva Babilonia, en la que ahora se concentran tantísimo arte e inteligencia. Es nuestra erótica e imperial sala de espectáculos, el templo supremo del ojo occidental. El pasado pagano, nunca muerto, se inflama de nuevo en nuestras místicas jerarquías del estrellato.

Camille Paglia, crítica social posfeminista y analista de la cultura4.

¿Qué es lo que estas citas tienen en común? La conexión entre la religión y las formas de la cultura popular: ya sean la atmósfera de los juegos interactivos en la primera, el rock and roll en la segunda y la cultura popular como un todo (especialmente el culto a la celebridad) en la tercera. Ya sea que estemos de acuerdo o no en cuanto a los detalles, estas tres citas hablan de la cultura popular en unos términos que antes solían reservarse a la religión. Dicho con otras palabras, estos autores ven la cultura popular como un agente influyente en el ámbito de lo sagrado, en el ámbito de los significados más profundos, en el ámbito de la cosmovisión. Y esta perspectiva tiene mucho sentido. La cultura popular se ha convertido no solo en una señal de los tiempos, sino también en una especie de timón del espíritu, una piedra de toque de nuestros más profundos deseos y aspiraciones.

El problema es que la cultura popular también es una influencia ubicua. Parece efímera y vital al mismo tiempo. Los cristianos a menudo descartan su poder de influencia, considerándola trivial, o se ponen tensos, adoptando un talante defensivo. La cultura popular es semejante a algo que flota en el aire a nuestro alrededor y que tiene el poder de influir en nuestras convicciones. Pero realmente no estamos seguros de qué hacer con ella.

Por ello, intentaré ilustrarlo relatando una parábola llamada “El flug en el aire”:

Érase una vez (en una galaxia no muy lejos de aquí), vivía una comunidad muy parecida a la nuestra. Un día, sus científicos se toparon con un descubrimiento: había algo en el aire que ellos respiraban. A falta de un nombre mejor, lo denominaron flug. No sabían de dónde venía el flug. Quizás se generaba mediante las actividades naturales de la vida conjunta de la comunidad. Quizás era una sustancia extraterrestre que nos había invadido. Nadie lo sabía con seguridad. Pero sí sabían algo: el flug cambiaba a las personas. En algunas, el cambio era radical y perturbador. En otras, el cambio era más sutil. Pero cada persona, toda aquella que respira, experimentaba un cambio. La mayoría de las personas ni siquiera se dan cuenta o no se interesan por el flug. Simplemente continúan respirando, cambiando y viviendo su existencia.

Algunas personas se alarmaron y enfadaron. Se retiraron a las altas y sublimes montañas, esperando poder no respirar el aire infestado de flug. Pero como se encontraban en cimas tan altas, la pronunciada altitud y el aislamiento los cambió, pero de una manera distinta a las personas que respiraban el flug. Y parece ser, que realmente no podían evitarlo, como tampoco tú o yo podemos evitar respirar.

Otras personas disfrutaron del cambio y se convirtieron en unos entusiastas del flug. Vieron en el flug una entrada a una comprensión más profunda de los misterios de la vida o algo por el estilo. Nunca creían tener lo suficiente. Incluso descubrieron una manera de destilarlo y mejorar sus cigarrillos para incrementar su absorción del flug. Los llamaban flugarrillos. Algunas personas pensaron que este grupo estaba siendo ingenuo en su sumisión al flug, pero realmente no les podías convencer de que tuvieran un planteamiento distinto. Ellos realmente, realmente, disfrutaban su flug.

Finalmente había un grupo de personas que no podía decidir qué pensar del flug. Así que comenzaron a preguntarse: “¿Cómo y por qué vamos cambiando? ¿De dónde procedió el cambio? ¿El flug es bueno o malo para nosotros? ¿Qué significa? ¿Cuál es la mejor manera de vivir con él en nuestro aire?” Ellos también destilaban el flug y lo saboreaban y lo sometían a examen. Uno untaba su dedo en el recipiente del laboratorio, lo degustaba y decía: “¡Oye, pues esto no está tan mal!” Otro escupía lo que acababa de saborear, diciendo: “¡Puaj, pues esto no está tan bueno!” Y, según resultó, ambos tenían razón. Se las arreglaron para construir un microscopio para estudiar el destilado de flug. Se encorvaron para observarlo durante horas y, de hecho, pudieron ver la bondad y la maldad del flug: sus filamentos oscuros y ligeros como los zarcillos de una viña. El problema era que los oscuros y ligeros filamentos estaban entretejidos y enredados entre sí, de manera que puedes imaginarte el proceso difícil y laborioso de desenredar y separar las hebras buenas de las malas. Estaba todo tan mezclado. Pero perseveraron, pues sabían que tal mezcolanza significaba algo.

Este libro es para este último grupo de personas, que están interesadas en efectuar una mirada más cercana al flug. Todo lo que sigue procede de un determinado supuesto: la cultura popular es muy semejante a la parábola del flug que respiramos en el aire. La cultura popular está por todos lados y, de hecho, tiende a ponerse por debajo de nuestra piel. Sí nos influye. Por supuesto, su influencia no está en nuestros pulmones, sino en nuestras cosmovisiones -en la manera en que están configuradas nuestras concepciones de Dios, del mundo, de cada uno y de nosotros mismos. Y como el fllug, la cultura popular es todo un cajón de sastre, una desordenada miscelánea entre lo bueno y lo malo. El cómico Oliver Hardy solía decir a Stan Laurel: “¡Menudo lío en el que nos has vuelto a meter!” Vivir en un mundo impregnado de cultura popular nos ha hecho aterrizar, de manera bastante literal, en un gran y significativo lío.

La influencia de la cultura popular en la cosmovisión

La cultura popular ha emergido en los últimos cien años, aproximadamente, como uno de los vehículos más significativos (quizás el vehículo más significativo) de la cosmovisión y los valores de Occidente. La influencia de la cultura popular también viaja mucho más allá de Occidente, ahora que las fuerzas de la globalización llevan la MTV, los vídeos virales, los videojuegos y series como las de Los vigilantes de la playa y 24, a los extremos más lejanos del planeta. Solo por esta razón, la cultura popular merece atención y una reflexión seria. Es todo menos trivial. Ejerce una influencia considerable en nuestras sociedades y lo ha hecho así durante un largo tiempo.

Aunque pensemos que la cultura popular es un fenómeno reciente (y el de los medios de comunicación de masas es relativamente reciente) la cultura popular ha estado dejando su huella durante un larguísimo tiempo -desde que nuestros antepasados se sentaban alrededor de fogatas y contaban historias de amor y heroísmo-. Y estas canciones e historias han influido en el modo en la que la gente ha concebido su mundo. El crítico literario y clasicista Paul Cantor apunta:

Sócrates relata en la Apología (22b-c) que entre las personas más importantes a quienes él preguntaba eran los poetas, porque, como queda claro en algunos diálogos platónicos, los poetas reflejan y al mismo tiempo ayudan a formar la opinión pública acerca de la sabiduría, la piedad y otras virtudes. La poesía en sus variadas formas, incluyendo el teatro, era la cultura popular de la Grecia antigua. Como Platón señala claramente en la República, Homero era el educador de todo el mundo Griego5.

Además, si verdaderamente leemos a los antiguos poetas griegos, descubriremos que el sexo y la violencia en la cultura popular tampoco son precisamente fenómenos nuevos. La cultura popular ha estado ahí tanto tiempo como la civilización.

Pongamos un ejemplo más reciente: en 1744, la publicación de Los sufrimientos del joven Werther, de Johann Wolfgang von Goethe, causó sensación en Europa. Dio comienzo a una tendencia de moda entre los jóvenes de todo el continente que comenzaron a llevar “camisas de poetas” de cuello abierto, pantalones amarillos y frac azul, copiando todos al protagonista del libro de Goethe. Después, Europa experimentó una racha de suicidios debida a que hombres y mujeres jóvenes siguieron la estela del joven sentimentalmente atribulado protagonista del libro6. La cultura popular ha ejercido una influencia poderosa en las sociedades durante un larguísimo tiempo.

Piénsese en ejemplos incluso más recientes del efecto de la cultura popular en la manera en que vemos el mundo. Piénsese en cómo ha cambiado la manera en que, a partir de que comenzara la circulación de Playboy en 1953, los hombres de Occidente piensan acerca de las mujeres, el sexo y la belleza; en cómo entendemos el éxito material bajo la influencia de las muchas revistas y programas de televisión que tratan del estilo de vida de las celebridades. Piénsese en cómo los anuncios de Nike han cambiado la manera en la que pensamos acerca de nuestros propios cuerpos, del ejercicio, del dolor (“Just Do It”); en cómo los libros de J. R. R. Tolkien, y las películas inspiradas en ellos, han dejado su impronta en las concepciones del heroísmo, el sacrificio y el mal. Piénsese en cómo nuestro sentido del humor ha cambiado desde la primera transmisión en antena de Los Simpson en 19897.

Los cambios culturales producidos por la cultura popular pueden ser profundos a veces. En Estados Unidos, hay una brecha generacional entre quienes eran demasiado mayores como para disfrutar de La guerra de las galaxias, cuando por primera vez fue estrenada en 1977 (correspondiente al Episodio IV para vosotros, jovencitos) y los que se han criado con la saga y la han visto diez veces o más (es decir, los que nacieron en la pasada década de los sesenta o después). Para algunos estadounidenses, La guerra de las galaxias se convirtió en casi una religión, y para muchos otros, cristalizó una tendencia que se apartaba de la religión organizada hacia una especie de “espiritualidad” más abierta o comoquiera que se la definiese8. La cultura popular tiene un impacto inmenso en nosotros y en nuestras cosmovisiones, lindando en lo religioso9.

Respondiendo al desafío de la cosmovisión

La cultura popular, a menudo, afecta nuestra cosmovisión los supuestos que cada día vamos formando acerca de la realidad– y la de los que están a nuestro alrededor, sin que nos demos cuenta de ello. Este efecto en la cosmovisión es al mismo tiempo obvio y elusivo: sabemos que sucede, pero, en ocasiones, no nos paramos a pensar en lo que significa. ¿Cómo deberíamos responder cuando nuestra cosmovisión es desafiada? Aunque pueda ser tentador trasladarse a un monte alto y sublime para evitar totalmente la cultura popular, tal táctica normalmente no funciona: solo terminas originando otro tipo de cultura popular. Al contrario, creo que la respuesta adecuada de un cristiano a un desafío en el nivel de las cosmovisiones por parte de la cultura popular es el de hacer preguntas, comprender desde una perspectiva bíblica qué es la cultura popular y cómo funciona. En nuestra parábola, hemos de imaginar que la Biblia es como la lente del microscopio que estudia el flug. Una cosmovisión bíblica nos ayuda a separar lo bueno de lo malo.

Nuestra tarea como cristianos, es la de responder a una cultura popular formada por una mezcolanza desordenada y profundamente significativa. Y creo que la única respuesta adecuada a algo tan desordenado y tan significativo es la apologética10.

Consideremos la conexión entre la cultura popular y la apologética. Los cristianos que se involucran con la cultura popular desprovistos de fe, necesitan desesperadamente las herramientas que provee la apologética. Pero lo contrario también es cierto: para seguir siendo relevante, la apologética necesita desesperadamente el contacto con los mensajes y cosmovisiones dadas por la cultura popular. La cultura popular y la apologética, se necesitan mutuamente. Piense en lo que sucede cuando están aisladas la una de la otra. Por un lado, gran parte de la bibliografía cristiana existente trata de la cultura popular (de cómo proteger a tus niños, alfabetismo digital, etcétera); pero solo una pequeña y valiosa proporción, de hecho, elabora una conexión con la cultura popular entendida como un fenómeno enmarañado, significativo y, en definitiva, religioso. Para ello, es necesario un acercamiento desde el paradigma de las cosmovisiones, es decir, desde la apologética. Por otro lado, gran parte de los libros de apologética existentes tratan la apologética como si fuera una ciencia dura (la evidencia de la resurrección, la evidencia de que hay un diseñador inteligente, los argumentos filosóficos del teísmo, etc.). Sin embargo, solo una pequeña y valiosa proporción de esta bibliografía apologética elabora la relación con la cultura popular. Me temo que los apologetas cristianos contribuyen, involuntariamente, a la propia percepción de irrelevancia al presentar argumentos que sencillamente no se acercan a las personas en el punto en el que están.

Y las personas viven en una atmósfera repleta de cultura popular. Los cristianos que desean alcanzar a sus amigos no cristianos y vecinos necesitan un acercamiento orientado por el paradigma de las cosmovisiones, un acercamiento que elabore esa relación con la cultura popular con toda su complicada y caótica gloria.

El plan de este libro

La principal pregunta que impulsa a este libro es: ¿De qué manera deberíamos los cristianos relacionarnos con la cultura popular no cristiana? No vamos a abordar aquí la cultura popular cristiana. Esa cuestión es para otro momento y otro libro. Además, este libro no está dirigido, en primer lugar, a especialistas en apologética o estudios culturales, aunque hay mucho aquí que podría interesarles. Más bien, escribí este libro para cristianos normales y reflexivos que creen que estos temas son dignos de una reflexión seria. Este recurso está dirigido a cristianos que quieren alcanzar a las personas en la tesitura en la que se encuentran; que quieren ser capaces de hablar de la cultura popular con sus amigos, cónyuges e hijos de una manera que tenga profundidad espiritual, pero que tampoco vaya a espantar a los amigos. Dicho brevemente, este libro es para aquellos que desean ser capaces de dar una respuesta inteligente, cálida y bíblica a las cosmovisiones que presenta la cultura popular. Es para todos los que están interesados en reflexionar sobre la cultura popular no cristiana desde una perspectiva cristiana.

Aquí está el territorio que vamos a explorar juntos: la primera parte del libro se llama “Bases”. Tal como el título sugiere, se preocupa de que coloquemos nuestros pies sobre el terreno que tenemos de base. Ese es realmente el mejor lugar para ellos, especialmente para tratar con algo que está en el aire, como el flug. En el capítulo 1, intentaremos definir dos nociones que son cruciales para nuestra comprensión del resto del libro: cultura popular y cosmovisión. En el capítulo 2, veremos cómo interactúan estas dos. ¿Cómo influye la cultura popular en la cosmovisión, especialmente en los tiempos posmodernos? El capítulo hace las preguntas: ¿cómo respondemos a los desafíos que afrontamos? ¿Qué tipo de apologética es el más cualificado para la tarea? En el capítulo 4, trataremos un tema que pienso que se ignora demasiado a menudo a la hora del análisis cristiano de la cultura popular: ¿cuál es la significación de la cultura popular cuando se la observa desde la perspectiva bíblica y la cosmovisión cristiana? Responder a esta cuestión nos dará las claves para articular mejor esa relación con la cultura popular de un modo fiel bíblicamente.

La segunda parte del libro, “Algunos acercamientos no tan útiles a la cultura popular”, da una panorámica de algunas de las maneras en que los cristianos han respondido a la cultura popular. Aunque en estos acercamientos hay lecciones dignas de que las aprendamos, todas terminan desviándose del objetivo óptimo de una manera o de otra. Generalmente, minimizan la desordenada complejidad que subyace en el corazón de la cultura popular, una complejidad con la cual una sólida teología bíblica de la cultura popular debería prepararnos para relacionarnos (véase el capítulo 4). La parte segunda comprende los capítulos 5 al 9, cada uno de los cuales trata de un acercamiento cristiano diferente y cómo cada uno se desvía de maneras diferentes.

En la tercera parte, “Relacionándonos con la cultura popular”, presentaré lo que considero que es un acercamiento más equilibrado a la cultura popular. En el capítulo 10, expondré un método de cómo visionar (o jugar, escuchar o leer) la cultura popular y de cómo responder apologéticamente. A esto lo denomino pop-ologética. En otras palabras, exploraremos cómo debemos relacionar la fe con la cultura popular como consumidores culturales que somos y cómo responder con profundidad de pensamiento a los desafíos de la cosmovisión que presenta la cultura popular. En el capítulo 11, desarrollo las ideas presentadas en el capítulo 10 al dar algunos ejemplos concretos de pop-ologética llevada a la práctica.

Concluiré el libro con algunos pensamientos sobre cómo utilizar este acercamiento en la práctica. La conclusión debería dar a todo el libro un sentido de desenlace, como lo haría cualquier buena película de Hollywood.

Siéntete libre de hojear el libro y de hacer un picoteo de aquí y de allá según lo necesites, pero solo una pequeña observación a manera de aviso: todo tendrá muchísimo más sentido si empiezas desde el primer capítulo, continuando hasta el último. Sé que el pensamiento lineal está, en cierto modo, pasado de moda en estos tiempos posmodernos, con la MTV-ización de nuestro córtex cerebral y todo eso. Pero todavía prefiero un libro que va construyendo su perspectiva gradualmente, ladrillo a ladrillo. Pienso que le sacarás mayor partido, si impulsas en línea recta el arado de tu lectura y luego regresas y picoteas según lo necesites. También, estate pensando en el modo en el que el contenido se corresponde con lo que dice la Biblia, porque esa es la lente del microscopio con el que observaremos el flug. Es la pauta y patrón por los cuales cualquier cosa que diga en este libro ha de evaluarse. Finalmente, piensa en cómo puedes usar lo que lees -o, mejor, cómo Dios podría hacer que lo uses-. No ayuda nada a nadie, si simplemente todo se queda en la página, plano e inerte. Este libro fue escrito para ser útil para cristianos interesados en la cultura popular. Si tú eres uno de ellos, ¡disfrútalo! Y si no (ya sea que no eres cristiano o que no te interesa la cultura popular), puede resultar que este libro tiene también alto para ti. Por lo menos, podrías acabar teniendo una mejor comprensión del flug que está en el aire.

A punto como estamos de embarcarnos en este viaje conjunto, no obstante, es importante comprender primero lo que esta relación con la cultura popular es capaz o no de producir. Lograr esta conversación con la cultura popular no salvará al mundo. No alimentará a los que se mueren de hambre en África, ni traerá la paz a Medio Oriente. No sanará matrimonios rotos ni atraerá los corazones de los padres a sus hijos y viceversa (Malaquías 4:6). No traerá un avivamiento espiritual arrollador, trayendo a miles a Cristo. Puede que, a quienes tenéis una mentalidad muy pragmática, todo esto os parezca una pérdida de tiempo. Dejadme que os asegure que no es así. Lo que esta relación con la cultura popular sí hará es permitirte entrar en una conversación cultural más amplia que la que están inmersos tú, tu familia, tus amigos, tus colegas de trabajo y los amigos con quienes disfrutas tu tiempo de ocio. Te permitirá implicarte en un diálogo con ellos y comunicar la verdad a sus vidas con sensibilidad, perspicacia y gracia. Y quizás, solo quizás, te ayudará a amar a estas personas y a ser sal y luz en las vidas de quienes están a tu alrededor. Y entonces, ¿quién sabe lo lejos que pueden llegar los itinerarios de estas conversaciones?


1. Recientemente, me ha alentado el hecho de que esta actitud ha estado cambiando. Hay más cristianos que se están interesando en conectar con la cultura pop.

2. Bruce Sterling: “I Saw the Best Minds of My Generation Destroyed by Google”, en: New Scientist Tech, 15 de septiembre de 2006, disponible en línea en: http://technology.newscientist. com/article/mg19125691.800DCMP=ILCOpenHouse&nsref=mg19125691.800INT.

3. Bono: “Psalm Like It Hot”, Guardian, October 31, 1999, disponible en línea en: http://www. atu2.com/news/article.srcID=668&Key=psalms&Year=&Cat.

4. Camille Paglia: Sexual Personae: Art and Decadence from Nefertiti to Emily Dickinson (Nueva York: Vintage Books, 1991), 139.

5. Paul A. Cantor: “The Art in the Popular”, en: Wilson Quarterly 25 (verano de 2001): 28.

6. Este efecto mimético de suicidios inspirados por la cultura popular ha sido denominado el “efecto Werther”. Véase Paul Marsden: “The ‘Werther Effect’: Fact or Fantasy” (tesis doctoral, Universidad de Sussex, 2000), 11, disponible en línea en: http://www.viralculture.com/pubs/PhD.pdf. Véase también John Shelton Lawrence y Robert Jewett: The Myth of the American Superhero (Grand Rapids: Eerdmans, 2002), 9–10

7. Según Mark I. Pinsky, son sesenta millones de personas quienes ven esta serie cada semana en setenta países, y esto incluye a personas como Al Gore y Tony Blair entre su base de aficionados más sustancial. Véase: The Gospel according to the Simpsons: The Spiritual Life of the World’s Most Animated Family (Louisville, KY: Westminster John Knox Press, 2001), 2–3.

8. George Lucas, el creador de La guerra de las galaxias, concedió una entrevista fascinante a Bill Moyers, que fue publicada bajo el título de “Of Myth and Men”, en: Time, April 26, 1999, 90–94. Chuck Klosterman uno de los analistas más agudos y cómicos de la cultura popular que hay en la actualidad, afirma que la siguiente película de Lucas fue verdaderamente la más influyente. Argumenta convincentemente que el Episodio V: El imperio contraataca dejó una gran huella en la filosofía y estilo de toda la hornada de la “generación X” (nacidos entre 1965 y 1977—de hecho, mi generación). Véase su: “Sulking with Lisa Loeb on the Ice Planet Hoth”, en: Sex, Drugs and Cocoa Puffs: A Low Culture Manifesto (Nueva York: Scribner, 2004).

9. Para leer más en relación con la dimensión religiosa de la cultura popular, véase Michael Jindra: “It’s about Faith in Our Future: Star Trek Fandom as Cultural Religion”, en: Religion and Popular Culture in America, Bruce David Forbes y Jeffrey H. Mahan (eds.) (Berkeley, CA: University of California Press, 2000); y Theodore Turnau, “Popular Cultural ‘Worlds’ as Alternative Religions”, en: Christian Scholar’s Review 37, n. 3 (primavera de 2008).

10. Para quienes de vosotros ni siquiera sepáis lo que es la apologética, tened paciencia. Llegaremos a ello en el capítulo 3. Por ahora, digamos simplemente que la apologética es el arte de defender y apoyar la fe cristiana en un contexto en la que esta está ausente.


PARTE PRIMERA

Bases

Antes de que podamos comprender cómo acercarnos al desafío de cosmovisiones representado por la cultura popular, debemos saber de qué estamos hablando. ¿Qué queremos decir con la expresión cultura popular? ¿Qué entendemos por cosmovisión? ¿A qué nos referimos al hablar de la influencia de la cultura popular en las cosmovisiones? ¿Existe una perspectiva bíblica de la cultura popular? ¿Cómo encaja la cultura popular en la gran historia de Dios? Si es verdad que la cultura popular representa un desafío de cosmovisiones, ¿cómo nos las arreglamos para superar este desafío, especialmente en nuestro tiempo posmoderno y saturado de medios de comunicación? En esta sección exploraremos estas cuestiones. Estas preguntas nos deberían ayudar a situarnos sobre la base de verdades bíblicas sobre la cultura y la cosmovisión. Esta base será de gran valor para cuando consideremos la mejor manera de afrontar los desafíos representados por la cultura popular en el ámbito de las cosmovisiones.